- Un joven de 26 años y de origen venezolano, C.M.A.J., ha sido condenado por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra a seis años de prisión por un delito de agresión sexual, en la que se le aplica la atenuante de embriaguez, después de que el tribunal considerara que violó a una amiga a la que había invitado a que durmiera en su habitación durante la Nochevieja de 2016. La condena fija también una medida de alejamiento de 500 metros durante diez años respecto a la denunciante. Se le condena asimismo a pagar 25.000 euros de indemnización para la víctima. El procesado había estado en prisión provisional desde el 6 de enero de 2017 hasta el 17 de abril de 2018.

La sentencia dictada, después de un juicio que se celebró en marzo del año pasado, recuerda que el encausado mantuvo una relación con la víctima hace unos nueve años. En la madrugada del 1 de enero de 2017 la víctima se encontraba en compañía de unas amigas en plena celebración en la Plaza del Castillo y ahí coincidieron con el acusado y otros amigos. Todos se fueron juntos a un bar y después, el acusado, la denunciante y otra amiga decidieron acudir a una discoteca en taxi para continuar la fiesta. Durante el trayecto, la víctima manifestó que se quería marchar a su casa (en Pamplona) por no encontrarse bien porque había bebido. En ese momento, el acusado le ofreció pasar la noche en su casa en Barañáin. Ella aceptó el ofrecimiento al conocer a su familia. Al llegar a la vivienda, el procesado le ofreció tumbarse en un colchón en el suelo y la chica se tumbó vestida y se durmió. Sobre las 6.30, ella se despertó desnuda de cintura para abajo y con el acusado desnudo encima de ella. Al abrir los ojos, el acusado tenía sus dedos en la zona íntima de ella, que trató de cerrar las piernas. Ella dijo en repetidas ocasiones al acusado: ¿Qué haces? ¡Para, por favor! Pero él intentó con fuerza abrirle las piernas y tras forcejear consiguió penetrarla vaginalmente. Como consecuencia de esos hechos, la víctima sufrió ansiedad, pesadillas, vergüenza y culpa.

El acusado negó haber cometido ningún ataque sexual sobre la víctima y dijo que solo mantuvieron una discusión. Pero la Sala dice que alcanzó la convicción de su culpabilidad debido a la declaración de la víctima, que relató lo ocurrido como un acceso carnal logrado contra su voluntad (reiteradamente expuesta mediante ruegos de que no prosiguiese con su comportamiento, lloros y resistencia física a su alcance, hasta lograr quitarse al acusado de encima por medio de un empujón) mediante el empleo de la fuerza física. El tribunal toma en consideración el informe pericial psicológico de la víctima, que descarta de plano que pueda padecer cualquier trastorno que le impida o merme su capacidad para prestar un testimonio creíble y veraz. Tampoco aprecia la Sala la existencia de posibles móviles espurios que pudieran enturbiar su testimonio. El acusado aludió a que la relación que tuvieron en el pasado finalizó por los celos que ella tenía pero la Audiencia reseña que no se ha apreciado en la denuncia de la joven ningún ánimo de resentimiento por el fin de esa relación.

La Sala destaca igualmente el testimonio verosímil de la chica. “Resulta más plausible que la denunciante, una vez en el piso, quisiera echarse a dormir y no que pretendiese tener algo con el acusado, como afirma éste, resultando más coherente la versión proporcionada por ella, especialmente si tomamos en consideración el tiempo en que permaneció en casa del acusado, que según ella no llegó a una hora aunque él trató de demostrar que fue más tiempo. La víctima llamó a un amigo al salir de la casa y se quedó llorando en el portal a la espera de la llegada de este, al que le dijo que la habían violado y que la recogió con las medias y el disfraz rotos. La Audiencia recuerda que en la declaración de la víctima en el juicio dio muestras visibles del sufrimiento que le producía la situación y no incurrió en contradicciones.

La chica tardó en denunciar unos días, hasta el día de Reyes, que fue cuando se atrevió a contárselo a su madre. Antes, se lo narró a su hermana y su cuñado, que hablaron con el acusado, al que ya conocían. “Le preguntaron si tenía idea de la magnitud de las cosas que había hecho y él empezó a asentir con la cabeza y a decir que sí, que sabía que algo malo, no les dijo exactamente qué, pero sí que había hecho algo mal, y que él acarrearía con los gastos si pasaba algo, si tenía que ir a un médico o a un psicólogo, que se haría cargo de los gastos, que él se encontraba muy mal”.

Además de ello, la Sala recuerda que el acusado contactó con la víctima a través de Facebook. Ella le decía si era consciente de lo que había hecho, que no le iba a denunciar pero que no quería que le volviera a hablar en la vida. Él le respondió que lo sentía muchísimo, que no se acordaba y que le agradecía que no dijera nada. “El contenido de estos mensajes también refuerza la versión de los hechos dada por la denunciante”, detalla la Sala.