- Mikel Martínez, pamplonés de 37 años, y Ainhoa García, vizcaína afincada en Navarra, de 35, tenían que estar hoy en Canarias. Lejos de eso, están encerrados en casa. Tenían previsto casarse el 4 de abril en la capilla de San Fermín. "Tomamos la decisión de aplazar en la primera semana de confinamiento. Hablamos con la Iglesia, porque sabemos que no suele haber fechas libres y a continuación con el restaurante, Castillo de Gorraiz. Nos dimos una semana de margen, pero a la vista de cómo evolucionaban los contagios, decidimos aplazar la boda", relata Mikel, con pena. "Es una tristeza grande. Teníamos todo preparado, los nervios a flor de piel. Te llevas desilusión. Tenemos un crío de 5 años y estaba muy ilusionado".

Se casarán el 15 de agosto. "Esperemos que haga buen día, como hizo el 4. Ese día los amigos nos sorprendieron con una videollamada a la hora de comer, con la pajarita puesta y se agradece que se acordaran de nosotros". Aplazar la boda no ha sido el único mal trago. "En agosto no vamos a poder estar todos los invitados porque, por desgracia, la abuela de Ainhoa falleció por coronavirus el 28 marzo y no hemos podido ir a despedirla. Su abuelo también está delicado, porque le dio una angina de pecho a raíz de esto".

Habían avisado a sus invitados un año antes. "El 14 de febrero de 2019 hinqué la rodilla y reservamos la iglesia con un año de tiempo". No han tenido problema para aplazar. "Lo que más nos preocupaba era el viaje, pero nos devolvieron el dinero. Cuando pase todo, veremos si mantenemos el destino".