egresar a casa nunca le había supuesto tal desafío a la joven tudelana Irune Salcedo de 27 años. La crisis sanitaria del coronavirus la pilló trabajando en Brisbane (Australia).

Hace unos días salió de allí de regreso a casa y el primer tramo del trayecto lo pudo realizar sin problemas, pero al llegar al aeropuerto londinense de Heatrow se enteró que Iberia había cancelado su vuelo con destino a Madrid. En su misma situación se encontraban nueve personas más, entre ellas, las pamplonesas Iranzu Esparza y Amaia Lacabe, y el lakuntzarra Asier Arregui. Allí se encontraban ayer a la espera para coger finalmente ese vuelo a las 19.00 horas.

Cuando estalló la pandemia, la empresa de catering donde trabajaba Salcedo cerró a los pocos días y se quedó sin trabajo. "En Australia puedes permanecer un tiempo sin trabajar", explicó, pero, el mensaje que estaban transmitiendo las autoridades locales era que "si tenías ingresos para mantenerse durante 6 meses que podríamos permanece allí y sino que volviéramos a nuestros países de origen", añadió. Tras varias llamadas a la embajada por parte de los afectados, les establecieron como fecha límite para abandonar el país el 15 de abril, ya que era el último día que "Qatar Airways operaria y nos permitiría regresar a España", manifestaron. De Australia consiguieron salir el pasado miércoles, pero al llegar al aeropuerto Heatrow de Londres, "nos encontramos con que Iberia nos había cancelado el vuelo por segunda vez", explicó. La primera cancelación les fue notificada la noche anterior al primer vuelo que tomaron para salir de Australia, lo que suponía un retraso de 17 horas en su viaje. Ante la situación, antes de embarcar en Brisbane se dispusieron a realizar una reclamación en Qatar Airways, pero dicha aerolínea les dijeron que "era culpa de Iberia sus cambios. Por su parte, Iberia dijo que es culpa de Qatar porque la reserva la habíamos hecho con ellos".

A Londres llegaron sobre la una y media de la tarde, "pensando que cogeríamos el vuelo a Madrid hoy (por ayer) a las 11.30". Sobre las cuatro de la tarde una de las personas que estaba a la espera de coger ese mismo vuelo, les informó de que había un segundo retraso, esta vez de ocho horas. En total sumaban ya 25 horas de retraso para coger su último vuelo. Llamaron varias veces a Iberia y "nos negaron la cancelación varias veces a nosotros y al personal de seguridad del aeropuerto", explicó Salcedo. Finalmente, consiguieron saber que el vuelo se había retrasado ocho horas y que finalmente embarcarían rumbo a Madrid ayer a las 18.45.

Tras las cancelaciones, "no nos dieron ninguna opción de coger otro vuelo, tampoco nos ofrecieron ayuda o algún tipo de alojamiento o de compensación económica", explicó Salcedo. Por otro lado, se encontraron el aeropuerto desierto. "No había nadie, ni ningún representante de las aerolíneas, ni ningún responsable del aeropuerto para informarnos", confesó. En el recinto sólo permanece abierto "una tienda tipo farmacia inglesa con sándwiches, galletas y chocolates y es lo único que hemos comido desde ayer (por el jueves) a mediodía", añadió.

Ante la imposibilidad de conseguir un alojamiento, tuvieron que pernoctar en el propio aeropuerto. Por otro lado subrayaron las embajadas no les ayudaron y lo único que les dijeron fue que les podrían facilitar un permiso para salir y buscarse un hotel. Además les dieron una lista de hoteles que "ni siquiera estaba actualizada." Por ello, "los alojamientos de la lista estaban cerrados o completos". La lista se la facilitaron por primera vez el 15 de abril una lista de hoteles cuando tuvieron el primer retraso de 17 horas. Al llegar a Londres y sufrir otro retraso, solicitaron un listado de posibles alojamientos y les remitieron el mismo que en la anterior consulta.

Mientras permanecían en el aeropuerto en torno a las once de la noche "vinieron a recogernos para meternos en una sala de embarque cerrada que nos tenían que abrir para dejarnos ir al baño", manifestó. A las cuatro de la madrugada les volvieron a despertar para sacarnos de llevarles de vuelta a la terminal. "No nos han dado absolutamente nada. Ningún tipo de ayuda, ni de alimento", reiteró. Por otro lado, tampoco les han permitido tener consigo su maleta facturada. Tras llegar a Madrid, durante la madrugada los cuatro jóvenes navarros podrán regresar a Navarra gracias al esfuerzo de sus padres han conseguido un taxi que les llevará desde el aeropuerto hasta sus casas, una noticia que les generó una gran alegría.

El Gobierno contactó a más de 400 personas. Cerca de 40 navarros que se encontraban en el extranjero por motivos profesionales, académicos o de ocio en los últimos días, se han puesto en contacto con el Gobierno de Navarra para pedir ayuda para volver por la crisis del COVID-19. También se han recibido consultas de una decena más que reside fuera del Estado. Además, la dirección general de Acción Exterior se ha puesto en contacto con las más de 450 personas que están incluidas en la base de datos de ciudadanía navarra en el exterior (NEXT). Por otro lado, el Ejecutivo habilitará próximamente ayudas para los posibles gastos imprevistos que puedan tener durante su regreso a la Comunidad Foral. Los navarros y navarras residentes en el extranjero pueden contactar con la Administración Foral son a través del correo electrónico next@navarra.es; por WhatsApp, en el teléfono +34 699 312 587 y directamente, en el teléfono +34 848 42 52 53.

"No nos han dado absolutamente nada. Ningún ningún tipo de ayuda, ni de alimento"

Tudelana atrapada en Londres