sta última semana, con la reciente entrada en vigor de unas normas de confinamiento más laxas que nos permiten salir a pasear y hacer deporte -siempre en la franja horaria correspondiente y de forma individual o con la familia- y también impulsado por la llegada del buen tiempo a Navarra, son muchas las personas que han hecho caso omiso a las normas decretadas por el Gobierno central o han hecho una interpretación personal de ellas y se han tirado a las calles acompañados de amigos y no siempre manteniendo las distancias de seguridad oportunas.

Desde la Policía Municipal de Pamplona han advertido un incremento de avisos de vecinos molestos por presenciar situaciones en las que cuadrillas, generalmente formadas por personas jóvenes de entre 15 y 23 años, aproximadamente, se reúnen y se sientan en un banco, en el suelo, en zonas verdes o en la orilla del río. "Quedan para hacer deporte, para beber o simplemente para compartir un rato de libertad. El colectivo más joven es el que más ganas tiene de juntarse y parecen estar tranquilos porque, en teoría, el coronavirus no les afecta de forma muy grave, y eso se está notando en la subida de los incumplimientos. Ojalá no tengamos que echar para atrás todo lo recorrido", apuntaron desde Policía Municipal.

Concretamente, el monte Ezkaba, la Vuelta del Castillo, Yamaguchi, el parque de Aranzadi y las orillas del Arga son los lugares más frecuentados en la capital navarra por los jóvenes que se reúnen fuera de la legalidad, acorde a las denuncias de los ciudadanos a través de las redes sociales. Por otra parte, donde más problemas ha advertido la Policía Foral es en las localidades más pequeñas de Navarra, donde "se respeta menos la norma porque saben que es difícil el control. Para cuando llegamos ya se han esfumado". Además, el cuerpo policial subraya que el control del cumplimiento de las medidas de seguridad no es tarea fácil porque "advertir infracciones es complicado y, por lo tanto, denunciarlas, más".

Así, la Policía Foral recibe diariamente decenas de llamadas y alertas por las redes sociales que advierten sobre botellones en la vía pública, fiestas con música en domicilios, reuniones vecinales o la práctica de deporte en grupo. "Desgraciadamente el perfil suele ser de jóvenes, parece que algunos piensan que el virus no va con ellos", explican desde el cuerpo policial. En esta línea, y aunque "no haya un patrón definido", la Policía Foral pone sus esfuerzos en "controlar el riesgo de contagio, que es el espíritu de la norma" y, por ello, incide especialmente en los grupos de riesgo, como son las personas mayores. Sin embargo, y aunque agradecen las denuncias ciudadanas, piden a la sociedad que tenga en cuenta que "no hay un policía para cada rincón".

Para muchos jóvenes, el miedo al coronavirus se queda atrás comparado con el temor a ser multados. Sin embargo, otros tantos prefieren arriesgarse y salir con los amigos, con la esperanza de, en el caso de ser pillados por la policía, volver a casa con una reprimenda, pero sin un tíquet en el bolsillo.

Este es el caso de un grupo de cinco amigos del barrio pamplonés de San Juan que el pasado jueves sobre las 20 horas se encontraban en plena sesión fotográfica en uno de los "balcones" de Caballo Blanco, posando y sin mantener distancia alguna. Aunque dos de ellos aseguraran haber salido a pasear por primera una vez fue permitido el pasado 2 de mayo, el resto admitió no haber cumplido las restricciones del confinamiento a causa de la pandemia del COVID-19 en ningún momento, ya que a lo largo de estas semanas han estado reuniéndose en casa de uno de ellos.

A pesar de asegurar estar alerta por si pasaba algún "secreta" -policía de paisano-, los jóvenes creen que "no es fácil que te multen, porque siempre puedes sacar una excusa. El otro día la Municipal me pilló yendo a casa de un colega y les dije que había tenido bronca en casa y que había salido a tomar el aire para tranquilizarme", contó uno de ellos. Asimismo, otro de sus amigos se mostró convencido al creer que las multas por infringir el confinamiento "no llegan a casa", mientras otro de los jóvenes le corrigió al explicarle que a un conocido le había caído "una buena, y es que con la crisis económica que nos viene tienen que sacar dinero", opinó.

Esta creencia, más o menos popular, es descartada rápidamente por las policías a través de Twitter donde, por ejemplo, la Policía Municipal de Tudela ha publicado que el pasado 6 de mayo interpusieron 19 denuncias de 600, que ya están siendo notificadas y en proceso de cobro. Asimismo, la Policía Foral lleva ya un cómputo de 2.413 denuncias, a día 7 de mayo.

Parece que el miedo al contagio es cada vez menor entre la población adolescente, y es que "juegan con la ventaja" de no ser un colectivo vulnerable, es más, parecen ser los menos propensos al contagio y, en ese caso, también son los que experimentan menos dificultades durante el proceso. "En todo caso tenemos miedo por nuestras abuelas y abuelos, pero como no estamos con ellos, no hay problema", valoraron cuatro amigas de la Rochapea y la Txantrea de 15, 16 y 17 años que paseaban por el Parque de Aranzadi. El pasado jueves fue el primer día que estas jóvenes salieron a la calle a dar un paseo, estando al tanto sus padres y madres que les repitieron que mantuvieran la distancia. "Nos han dicho que podemos pasear juntas siempre y cuando mantengamos las distancias y sin besos ni abrazos, pero es mucho tiempo sin vernos y al final no lo hemos cumplido", admitió una de las chicas.

Más conscientes de la distancia que se debe mantener entre unos y otros para evitar contagios, cuatro amigos de la Rochapea, de entre 20 y 23 años, salieron también el pasado jueves a pasear por Aranzadi mientras el sol caía. Uno de ellos aseguró haber tenido síntomas compatibles con el coronavirus a finales de febrero pero, después de haber dejado más de un mes de margen, se sintió confiado para volver a ver a sus amigos, eso sí, una vez los paseos empezaron a estar permitidos. "Siempre intentamos mantener la distancia, pero al final te pones a hablar y hay veces en las que se te olvida que no puedes estar tan cerca uno del otro", explicó otro de los jóvenes.

Mantener la distancia fue una tarea más difícil para el grupo de siete amigos de entre 15 y 16 años de Ansoáin a los que parecía no preocuparles demasiado acercarse si el camino por el que paseaban se estrechaba. "Yo he quedado solo con un amigo, pero nos hemos ido juntando", "a mí me han aparecido en la puerta de casa", "a mí prácticamente me han obligado a salir"... se pisaban los jóvenes unos a otros, mientras todos coincidían en que "ya no se podía estar más tiempo encerrados". A la que estos seguían su camino, dos señores -que caminaban fuera de su franja horaria- gritaron: "Así, así... ¡Bien junticos todos!". "Y lo dicen ellos, que casi van de la mano", respondieron los jóvenes. Lo que está claro es que, independientemente de la edad de quienes las cometen, el número de infracciones sube a diario, algo peligroso para la salud de todos y ante lo que las policías se unen para pedir responsabilidad, solidaridad y respeto.

"No es fácil que la Policía te multe porque siempre te puedes sacar una excusa y te dejan ir con un aviso"

"Nuestros padres nos han dicho que nada de besos y abrazos, pero es mucho tiempo sin vernos y no lo hemos cumplido"

"Intentamos mantener la distancia en todo momento, pero al final te pones a hablar y a veces se te olvida"

"Los más mayores se quejan cuando nos ven en grupos, pero ellos mismos tampoco cumplen las normas"