- Instituciones Penitenciarias envió ayer a todas las cárceles del Estado español las instrucciones para la desescalada, entre ellas la reducción a dos personas del número de visitantes por preso en las comunicaciones que ya desde hoy podrán restablecerse. Aunque así reza la autorización, en la prisión de Pamplona (donde se encuentran 330 internos) está previsto, según las diferentes fuentes consultadas realizadas, que la desescalada para retomar contactos con seres queridos se inicie a partir del próximo lunes.

Serán dos familiares o amigos por recluso y con cita previa los que podrán acceder al centro penitenciario. Les visitarán en los locutorios, a través de mamparas de cristal, y sin contacto físico (todavía no hay previsión de cuando se retomen los vis a vis). Si de ordinario existen una veintena de locutorios en la prisión navarra, ahora solo se utilizará la mitad de ellos para garantizar las distancias de seguridad entre visitantes. En principio, en lugar de restringirse las visitas a los fines de semana, se habilitarán durante seis días a la semana, tanto por la mañana como por la tarde, y dichas instalaciones serán desinfectadas después de cada comunicación. Los internos acudirán a dichos contactos siempre que no exista impedimento desde el punto de vista clínico o sanitario Asimismo, será obligatorio el uso de mascarillas y guantes (hasta ahora solo llevan funcionarios y los internos solo en el caso de tránsito) y no se permitirá el acceso a aquellas personas que presenten síntomas de infección respiratoria.

De esta forma, Instituciones Penitenciarias desarrolló la orden del Ministerio del Interior, publicada ayer en el Boletín Oficial del Estado, para la flexibilización de las medidas adoptadas a consecuencia de la crisis sanitaria de la COVID-19. Las medidas, de momento, solo serán de aplicación en aquellos centros penitenciarios como el de Pamplona que se encuentren en zonas en fase 1 o 2 de la desescalada. Conviene recordar que no se puede viajar entre provincias en la fase 1, por lo que la dispersión de reclusos de sus lugares de origen, como muchos en Navarra, es un gran inconveniente. En la cárcel de Santa Lucía no se ha registrado ningún caso de contagio en esta crisis sanitaria.

Los reclusos de la prisión de la capital navarra -cuyo comportamiento ha sido ejemplar, según fuentes internas, durante la pandemia- apenas han tenido contacto con el exterior en dos meses. Solo alguna visita urgente de abogados, consultas telefónicas para dudas al Servicio de Orientación Jurídico Penitenciario, videollamadas con la familia desde abril y no han recibido paquetería, ni ropa, ni libros que suelen entregarles las familias en las oportunas visitas.

La autorización de comunicaciones por locutorio se extiende a abogados, profesionales externos para actividades autorizadas, letrados de los servicios de orientación jurídica y ministros de culto, siempre que el comunicante provenga de la provincia o el territorio sanitario en la que se encuentre el centro. Se retomarán gradualmente aquellas actividades educativas, formativas, terapéuticas o culturales que realizan los profesionales de la administración penitenciaria y que quedaron suspendidas durante la crisis sanitaria. Así, en principio, los programas tratamentales, psicológicos, de intercambio de jeringuillas, o de agresores sexuales deberían reactivarse con la mayor celeridad posible y las medidas de seguridad y distanciamiento previstas.