- Hace tres años, cuando Beatriz Fernández Martín aún no había alcanzado la treintena y ejercía como ahora como Técnica de Anatomía Patológica en el Hospital de Valdemoro, habló con una compañera de una tragedia compartida. Ambas tenían la sospecha de que sus bisabuelos podían haber sido fusilados durante la Guerra Civil y no estaban mal encaminadas. La diferencia es que la compañera de Beatriz localizó los restos de su antepasado en una fosa común de Sevilla donde además estaban identificados. Pero Beatriz no sabía nada de su bisabuelo, Leoncio, del que ha reescrito su historia desde cero. "No sabía ni su nombre completo, imagínate cómo ha sido cada descubrimiento que hemos hecho investigando por Internet", comentaba ayer.

Leoncio de la Fuente Ramos nació el 15 de enero de 1901 en Fresno el Viejo, provincia de Valladolid. Era tejero de profesión. Estaba casado con Elena, y Paula, la abuela de Beatriz, era la cuarta de sus seis hijos. El 19 de julio de 1936, en pleno estertor de la Guerra Civil, un camión que transportaba material de la Falange y se dirigía al pueblo quedó atrancado al paso por el río. Leoncio, junto a varios vecinos del pueblo, acudió hasta el lugar para recordarles que no eran bienvenidos. En el altercado no hubo muertos ni heridos. Días después, a Leoncio le atraparon en casa porque alguien le delató. Estaba en cama, con una pulmonía severa que le había dejado hecho un tiesto y apenas podía sostenerse. Pero a Leoncio y cinco hombres más les acusaron de haberse empleado en aquel incidente con una actitud muy hostil, de decirles a por ellos, de poseer ideas socialistas y una pistola en casa. Le condenaron en febrero de 1937 a cadena perpetua en un juicio en Medina del Campo. Culpable y directo al Fuerte de Ezkaba, sin que su familia supiera nada de aquello. "Empezamos a conocer que podía haber estado en Navarra porque en la fuga participó otro vecino del pueblo y, al parecer, a oídos de alguien de la familia llegó la noticia de que mi bisabuelo estaba por allí, pero que en pleno monte se había quedado descolgado y no podía seguirle el ritmo. Fue la primera vez que se supo algo de Pamplona. Así que yo empecé a investigar poniendo su nombre, datándolo en Navarra, y ví que aparecían documentos que hablando de un listado de fusilados y que había un Leoncio de la Fuente Ramos, que procedía de Fresno del Viejo. Era él. Tenía que serlo. En mi familia se ha hablado mucho de esto, pero siempre hubo dudas, porque las autoridades entonces trataron de dar la versión de que mi bisabuelo había quedado libre y había rehecho su vida con otra familia. Hubo aquella cierta esperanza de que estuviera vivo, pero luego conocimos la verdad. Contacté con la asociación Txinparta, me facilitaron un montón de datos, y mi abuela, Paula, resulta que no sabe leer pero guardaba en casa una carpeta con un montón de documentación valiosa. Le comenté a ella la posibilidad de ofrecer una muestra de ADN para localizar a Leoncio. Ella quería encontrar a su padre a toda costa y pedimos para hacer la prueba hace dos años. Desde entonces, cada vez que iba al pueblo, mi abuela me preguntaba ¿sabes algo de mi padre? Cuando ayer (martes) nos llamaron del Instituto de la Memoria para comunicarnos el hallazgo nos emocionamos mucho. Le hice una videollamada a mi abuela para decírselo. Fue increíble, los pelos de punta, me decía que rezaba todas las noches para encontrar a su padre. Ha sido una suerte inmensa, estaba escrito en el destino. Queremos agradecérselo también a los responsables del Gobierno de Navarra, porque sin unas instituciones tan implicadas en la memoria histórica nuestra búsqueda hubiera sido imposible completarla con éxito. Es una suerte que apuesten por ello. Y queremos agradecer a Paulina su testimonio, para nosotras es un ángel".

""Me puse a investigar hace tres años cuando no sabía ni el nombre completo de mi bisabuelo

Bisnieta de Leoncio de la Fuente