una semana de que los colegios abran sus puertas, profesores y dirección de centros se devanan los sesos por ver cómo cuadrar el círculo de adecuarse a las medidas de consejería y ministerio, tratando de mantener una educación sin merma y hacerlo compatible con las instalaciones, lo único que es invariable en el circo de siete pistas en el que están sumergidos.

Como se suele decir, el papel todo lo aguanta, pero la vida diaria de un instituto como el Benjamín de Tudela (con 54 años a sus espaldas) ha tenido que dar mil vueltas a la cabeza para compaginar educación de adolescentes, seguridad y sanidad. El pasado julio, un grupo de profesores se reunieron de forma voluntaria para preparar los cambios y buscar soluciones. A la cita acudieron más de 30 de los 150 que tiene. "El claustro debía participar y creamos un grupo de trabajo para concretar los planes". El director del centro, Miguel Fernández, destaca la implicación y participación de los profesores "fue muy importante, de ellos salió la importancia de preparar y pensar las medidas en julio y no ahora a falta de 4 días. Es imprescindible esta buena disposición y la implicación en este centro ha sido total". De ahí nacieron ideas como las de potenciar la vigilancia en los recreos, cómo organizar las entradas o el acceso de todos los alumnos a un aula virtual.

Miguel Fernández, el director del centro, relata todos los cambios que han introducido y no esconde que "mantener la distancia social con 1.200 alumnos y alumnas de toda la Ribera en un centro de más de 50 años es ciencia ficción. Desde el ministerio se planteaba unas distancias y ratios que, por impedimento físico, no podemos cumplir". "Cuando hablamos de un centro de estas dimensiones, plantearnos separar todas las mesas supone mover 3.000 mesas. Vamos a esperar si pasamos al Tercer Escenario, porque supone que el 50% es presencial, y se hacen columnas alternas. Si todo el mundo va a llevar mascarillas, higiene, itinerario€ no sé si se puede hacer más siendo realistas".

La preparación del día a día desvela incógnitas difíciles de resolver como el caso de Educación Física donde para evitar un problema de sanidad se crea uno de higiene. "No se van a poder duchar ni cambiar de ropa. Los vestuarios tienen que estar cerrados. Es un problema al que no hemos visto solución, bueno sí, la solución es asumir lo que hay. Tienen que venir con la ropa e irse con la ropa y eso es un problema. No hay vestuarios como para que se limpien después de cada clase, no está diseñado para esta situación y se rompería el concepto del grupo burbuja: minimizar la interacción de alumnos de distintos niveles".

Éste es un ejemplo de las situaciones a las que se enfrentan. Para otras, también cotidianas, ya tienen solución cómo la llegada de 1.200 adolescentes a un mismo tiempo. El Benjamín de Tudela puede repartirlos por tres entradas y así Primero y Segundo de la ESO lo harán por la principal, Tercero y Cuarto por la de los autobuses y Bachiller por una tercera. Dado que el transporte escolar hace los viajes para dos centros, los escolares de del Benjamín entrarán una hora más tarde y se irán una hora más tarde, ya que entre un viaje y otro hay que desinfectar también los autobuses. A la llegada, cada profesor esperará a su grupo y entrará con él por unos pasillos marcados con ida y de vuelta. Los recreos se realizarán en los mismos espacios de las entradas para estar separados.

Pero todo está relacionado y, dentro de las medidas, hay que airear las aulas al menos 5 ó 10 minutos después de cada clase, lo que obliga a cambiar la duración de las clases pero también de los recreos.

En lo que se refiere a las clases, como explica Fernández, "van a ser de 40-45 minutos y no de 55-60, como hasta ahora. Hemos coordinado que tengan todo el contenido de las clases de un modo digital al comienzo del curso y así aprovechar al máximo el tiempo con ellos para contenidos teóricos o prácticos. El contenido de cada clase estará en la nube". El cambio es más importante de lo que parece ya que los escolares van a pasar a tener un papel más "proactivo", algo no habitual en esta fase de la educación. "Una enseñanza sin el profesor delante es una enseñanza en que el alumno ha de estar más pendiente de su aprendizaje. Las clases presenciales dan atención y seguimiento, algo que no se puede sustituir telemáticamente". Este cambio afecta también al recreo que pasará a ser uno único de 35 minutos en lugar de los dos que había de 20 y 15 minutos.

Los ratios que barajan a partir del 4 de septiembre son de 21 en Primero y Segundo y de unos 25 en el resto. Más allá de los espacios físicos que han cerrado (laboratorios, biblioteca o vestuarios), el centro muestra con orgullo que está preparado si llega el tercer escenario ya que desde el 4 de septiembre podrán retransmitir todas las clases por streaming, "eso permite que vengan el 50% un día y el otro 50% al día siguiente".

"Es imprescindible la buena disposición del profesorado para los cambios y la implicación del de este centro ha sido total"

El centro está ya preparado para el Tercer Escenario, el 50% de asistencia presencial, el sistema de 'streaming' funciona desde el primer día