- La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra ha confirmado una condena de dos años y tres meses de prisión a un ciudadano de origen rumano por un robo que protagonizó junto a dos personas sin identificar en una joyería del centro de Pamplona. Los propietarios del establecimiento manifestaron que el valor de los objetos sustraídos rondaba los los 300.000 euros. El acusado fue condenado inicialmente en el Juzgado de lo Penal número 3 de Pamplona y decidió recurrir la sentencia, pero la Sala ha confirmado el mismo pronunciamiento. Ahora, puede recurrir al Supremo.

Los hechos ocurrieron sobre las 3.23 horas del 16 de julio de 2015, y el acusado, junto con otro varón declarado en rebeldía y un tercero que no ha sido identificado, se dirigieron a la joyería a bordo de un vehículo BMW 535, que portaba unas placas de matrícula que habían sido sustraídas anteriormente en San Román de San Martín (Araba). El coche también había sido robado días antes en Madrid. Así, se dirigieron al establecimiento, situado en la calle Tudela de la capital navarra, en el que tras forzar la persiana y romper los cristales blindados de la puerta con un mazo, entraron en su interior. rompìeron las vitrinas y se apoderaron de diversos relojes y joyas, que fueron introduciendo en el interior del vehículo. Al llegar hasta el lugar una patrulla de la Policía Nacional salieron huyendo del vehículo. A pesar de que uno de los agentes realizó un disparo intimidatorio, los ladrones, entre ellos el acusado, continuaron su marcha, hasta que dejaron el vehículo abandonado en un camino de huertas en Noáin.

El vehículo fue encontrado al día siguiente y en su interior habían dejado distintos elementos con los que perpetraron el robo, como una maza, una linterna, palanquetas, un destornillador y había evidencias de cristales rotos. El procesado recurrió la condena alegando que él no se encontraba en Pamplona ese día y que si su ADN apareció en unos vestigios obtenidos en el interior dle coche, podía deberse a que se había montado en varias ocasiones en vehículos del propietario. Pero el rastro genético resulta irrefutable también para el tribunal. Se pudo obtener el perfil de ADN del acusado -que ya constaba en las bases policiales por un hecho similar en Vélez-Málaga- en la palanqueta y en la linterna, así como un hisopo de sangre que había en el asiento delantero y que también se corresponde con el acusado, que reconoció que días antes del robo había visitado la joyería.