Hartazgo, preocupación, inseguridad... La mezcla de emociones que soportan los vecinos de las Ventas de Arraitz por los constantes excesos de velocidad que se registran en la travesía del pueblo les ha llevado a instalar un radar simulado en uno de los márgenes de la carretera N-121-A (Pamplona-Behobia), con la esperanza de que los conductores que circulan por ella levanten el pie del acelerador y respeten los límites establecidos (50 km/h).

“Tenemos miedo, porque los turismos y los camiones infringen reiteradamente la velocidad máxima autorizada. Tengo una tía de 80 años que tiene que cruzar la carretera para comprar el pan, porque el panadero para al otro lado de la calzada, y es muy peligroso que la cruce”, comenta Joxe Mari Ibarra Etxenike, vecino de Arraitz.

Aunque tiempo atrás se instalaron paneles luminosos con el fin de que los automovilistas redujesen la velocidad al atravesar el pueblo que se sitúa en el kilómetro 25 de la carretera N-121-A, sus efectos no duraron mucho. “Durante las primeras semanas sí notamos que los vehículos reducían la velocidad, pero en cuanto vieron que no era un radar, volvieron a correr más de la cuenta”, explican los vecinos de Arraitz.

Ante la impotencia que sienten y el riesgo al que se enfrentan en la puerta de sus casas, uno de los vecinos del pueblo ha fabricado una cabina de radar, pintada de amarillo chillón, simulando el aspecto de un cinemómetro real, que este mismo domingo fue colocada en uno de los márgenes de la carretera, en la entrada norte del concejo. Es la misma solución que adoptaron años atrás los vecinos del concejo de Olave al padecer una problemática idéntica

La presidenta del concejo, Edurne Barberena, explica que hace cuatro años mantuvieron una reunión con el Gobierno de Navarra para solicitar la instalación de un radar fijo en la travesía del pueblo, una competencia que es de la Dirección General de Tráfico. Actualmente, la reivindicación de los vecinos es que el proyecto de mejora de la carretera N-121-A en una vía de 2+1 carriles contemple la construcción de una variante. “Ahora mismo lo único que está previsto es poner una mediana, dos semáforos y unas aceras, que son imposibles de hacer porque las casas están más bajas que la cota que la cota de la carretera”, se lamenta la presidenta, que el próximo día 10 se reunirá con el consejero de Cohesión Territorial, Bernardo Ciriza, para tratar esta cuestión.

Los vecinos de Arraitz recuerdan el accidente mortal que se registró el 22 de septiembre del año pasado, o las salidas de vía de camiones que podrían haber acabado en tragedia. “No se puede vivir así. Queremos seguridad y calidad de vida. Y eso se conseguiría con una variante”, recalcan, al tiempo que temen que la mejora de la N-121-A atraiga más tráfico y se superen los 10.000 vehículos que ya transita entre sus casas. “Nuestro pueblo a ser un embudo y aún va a ser más infierno”, vaticinan.