La acción sanitaria frente a la covid-19 se ha articulado sobre unos ejes principales, y dentro de ellos Atención Primaria ha tenido un peso primordial. Con tantos frentes abiertos en la lucha contra la pandemia, Ana Ariztegui Echenique, natural de Bera de 44 años, es la cabeza visible de Cuidados Asistenciales y Atención Domiciliaria, un servicio que dirige desde enero y que ha coordinado la atención de pacientes covid que han pasado la enfermedad en sus casas y ha potenciado la asistencia telefónica en los centros de salud para atajar los contagios. Asimismo, es adjunta a la coordinación de la asistencia sanitaria de las residencias de personas mayores y de discapacidad.

Apenas llevaba dos meses en su nuevo puesto cuando la covid-19 llegó a Navarra. ¿Qué pensó?

-El recuerdo que tengo de los primeros días es de estrés. Escuchábamos lo que estaba sucediendo en otros países, a nivel nacional, en comunidades vecinas€ No teníamos ni el conocimiento, ni los medios y había noticias contradictorias que nos confundían. Suponía una nueva forma de atención para la que no estábamos preparados y recuerdo las horas interminables de trabajo para adaptarnos a algo desconocido. De un día para otro, todos pasamos a trabajar todos los días de la semana con jornadas extenuantes buscando las mejores respuestas para atender a quienes nos necesitaban. Fue el trabajo de un gran equipo.

¿Cree que la sanidad navarra estaba preparada para una crisis así?

-Creo que ningún sistema sanitario estaba preparado, se ha puesto a prueba nuestra estabilidad y capacidad de respuesta. El nuestro ha demostrado que es un gran sistema del que nos podemos sentir orgullosos y ha puesto de relieve nuestro verdadero valor, que son los profesionales sanitarios y sociosanitarios. Sin embargo, es muy importante ser conscientes de que esta crisis continúa y que la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario va a depender del compromiso de todos.

¿Cómo fueron los primeros momentos de gestión de pacientes covid?

-Desde el primer momento se valoró la importancia de las medidas preventivas para evitar la exposición al virus y, por ello, se dieron directrices para evitar en la medida de lo posible acudir a los centros de salud. Esto ocasionó un aumento de las visitas domiciliarias, especialmente a las personas vulnerables. Además, durante estos meses, Atención Primaria ha desarrollado una importante actividad en la atención a los pacientes infectados, ya que la mayor parte de estos permanecen en sus domicilios con seguimiento desde los centros de salud.

¿Y con los equipos de rastreo?

-Con ellos existe una comunicación y coordinación constante. Cuando se diagnostica un caso, pasa a seguimiento de Atención Primaria y sus contactos son gestionados por rastreo. Parece sencillo, pero supone un trabajo coordinado desde ambos servicios, que se realiza a través de agendas y aplicaciones que se han sido creadas específicamente para covid.

Las residencias fueron unas de las grandes perjudicadas. ¿Cuál fue el mayor reto en este ámbito?

-La pandemia desgraciadamente ha afectado a los grupos vulnerables con mayor intensidad. Los residentes generalmente son personas mayores, con patologías crónicas que los hacen vulnerables. A esto hay que añadir que la convivencia favorece la transmisión. En la primera ola, en el momento que se conocía la existencia de un caso en los centros ya existía un volumen elevado de personas infectadas. En el momento actual las residencias tienen planes de contingencia para enfrentarse a esta situación, han trabajado mucho en medidas preventivas, disponemos de herramientas para la detección precoz, disminuyendo el riesgo de transmisión€ A lo que debemos añadir que se sabe cada día más de los tratamientos y de los cuidados que estas personas precisan.

¿Cuál fue el momento más duro de la primera ola?

-En la última semana de marzo y primera de abril los casos aumentaban de manera exponencial, las personas morían, los profesionales se infectaban, teníamos muchos ingresos hospitalarios€ Fueron momentos duros. Lo que organizábamos un día requería una nueva adaptación al poco tiempo, que debía ser comunicada a los centros, que a su vez debían hacer sus propias adaptaciones.

¿Cómo gestionaban las prioridades cuando no se conocía el virus y apenas había recursos?

-En un primer momento había problemas de suministro de equipos de protección y nos era muy difícil conocer cuales iban a ser las necesidades de cada equipo. Distribuíamos de manera equitativa, sin apenas material de reserva. En cuanto a los recursos humanos, ampliamos los horarios de atención, disminuyendo las jornadas profesionales que trabajaban cada día para disminuir la exposición y garantizar su disponibilidad.

¿Tuvo miedo al contagio?

-Los primeros días cayeron varias personas del equipo y los que quedamos teníamos miedo, pero debíamos seguir adelante. El único momento en el que me paraba a pensar en la posibilidad de contagiarme era por la noche. Llegué a despertarme con sensación de fiebre.

¿Qué ha cambiado en esta segunda ola respecto a la primera?

-La segunda ola ha sido muy diferente, más larga y con un conocimiento y desarrollo en el sistema diferente. Disponemos de recursos que nos han facilitado el control y conocimiento. Pero he de señalar que esto facilita pero no llega a controlar la transmisión, cuya evolución depende de todos.

¿Qué le diría a los navarros a las puertas de la Navidad?

-Que entiendo que puede ser costoso el cumplimiento de algunas medidas, porque son unas fechas que tienen una especial importancia para muchos. Pero vendrán más navidades, otras celebraciones, y es crucial que sepamos combatir esta enfermedad como sociedad.

¿Qué supone recibir la Medalla de Oro tras de casi un año de lucha contra el virus?

-El cansancio, y muchas veces la frustración, serán inevitables entre los profesionales, pero espero que este reconocimiento suponga un pequeño impulso para seguir al pie del cañón. Se trata de un emocionante reconocimiento a la actitud de todas las personas que han trabajado, trabajan y trabajaran para la prevención, curación y cuidado de todos. Pero depende de cada uno de nosotros y de que cumplamos con las medidas. El eslogan de la campaña de Gobierno de Navarra creo que define muy bien la importancia que tenemos cada uno de nosotros para la evolución de esta enfermedad. Te cuidas, Nos cuidas.