- El Gobierno de Navarra inició ayer en Altsasu y Etxarri Aranatz el proceso de vacunación frente a la covid-19 a profesionales sanitarios y sociosanitarios, así como a grandes dependientes no institucionalizados además de convivientes y personas cuidadoras, en torno a 200 personas en total. Y es que con el solapamiento de la vacunación a estos sectores se permite rentabilizar el despliegue operativo que movilizará a partir del lunes, a un número importante de equipos móviles, unidades de vacunación y otros profesionales dedicados a vacunar. En Etxarri Aranatz se citó y vacunó a unas 80 personas, entre ellas 15 profesionales sanitarios del Equipo de Atención Primaria de la zona. Gracias a la colaboración de DYA Navarra, quince grandes dependientes fueron trasladados en ambulancia desde sus respectivas localidades al local facilitado por el ayuntamiento de la localidad de Sakana para este fin. Las primeras sanitarias en recibir la vacuna fueron María Jesús Razkin y Marina Jiménez, enfermera y médica, respectivamente, del Servicio de Urgencias Rurales (SUR) de la zona básica de Salud de Etxarri Aranatz.

En Alsasua se dio cita y se vacunó a 115 personas, entre ellas grandes dependientes y cuidadores principales, trabajadores de la clínica Josefina Arregui y 35 profesionales sanitarios del Equipo de Atención Primaria de la zona.

"El problema es que esta vacuna tiene una logística de transporte complicada. Además de ser necesario una descongelación progresiva, hay que mantener la temperatura y atemperar antes", apuntó Amaia Lacalle, una de las enfermeras que se desplazó ayer a Altsasu. Y es que eran de la farmacéutica Pfizer, congeladas a 70 grados bajo cero. Asimismo, explicó que es necesario ser cuidadoso en el transporte. "Si las vacunas tienen mucho movimiento, se precipitan y el efecto se anula", observó. La vacunación tuvo lugar en el frontón Burunda de Altsasu y en la biblioteca de Etxarri Aranatz, hasta dónde se desplazaron sendos equipos itinerantes del Servicio de Urgencias Extrahospitalarias, formados por dos enfermeras, una administrativa y un técnico de emergencias. En el caso de Altsasu se reforzó con una enfermera del centro de salud de la localidad. Asimismo, contaron la colaboración de voluntarios de DYA para el traslado en ambulancia de aquellas personas que no pudieron acudir por sus propios medios. Se prevé que el lunes continúe esta primera fase de la vacunación en la zona básica de Irurtzun y Ultzama.

"Ponerse la vacuna nos da más tranquilidad a la hora de trabajar", observaban Rakel Ausin, Kontxi Claver, Amaia Beaskoetxea y Raquel Candelas, auxiliares de enfermería de la Clínica Josefina Arregui. "A día de hoy, es la única solución para salir de esta situación", apuntaron. También señalaron que apenas habían notado el pinchazo, en el deltoides, por ser una vacuna intramuscular y que no sintieron nada especial en los 20 minutos que debieron permanecer sentadas en el frontón por si se producía alguna reacción.

También tuvo claro que debía vacunarse Pepa Gurmindo, de Olazti, que ayer acudió junto con su madre, Ignacia Lizarraga, de 99 años. "Es sí o sí. No hay otra. Si le das vueltas es peor", apuntó. De igual opinión era Nicolás Camuel, también de Olazti, que se vacunó junto con su padre, de 95 años. "Aunque no se puede bajar la guardia, la vacuna da cierta tranquilidad", observó Pello Zabalo, de Altsasu, que convive con su madre, de 89 años.

Todas las personas vacunadas ayer acudieron con cita previa. Además, antes se les preguntó si padecían alguna enfermedad grave o habían tenido fiebre en las últimas 48 horas, si habían tenido reacción alérgica a algún medicamento o si tomaban algún anticoagulante, entre otras cuestiones. En el caso de las mujeres también se les preguntó si estaban embarazadas o preveían estarlo en el plazo de dos meses. Además, les citaron para la segunda dosis, el 5 de febrero. En algunos casos de personas grandes dependientes con importantes problemas de movilidad, también se vacunó en el domicilio.