- Con cerca de un siglo tras sus espaldas, Juanita Oteiza acudió ayer a vacunarse contra la covid-19 con la esperanza de que sea el principio del fin de esta pandemia. A sus 95 años esta vecina de Elizondo sufre de demencia, aunque se encuentra en perfecto estado físico. “Es como el ave fénix”, comentaba ayer su hija, Mª José Mortalena, que hablaba en representación de su madre. “Desde un principio nos la queríamos poner para acabar de una vez por todas con este virus. Pero no solo vale con la vacuna, todos tenemos que poner de nuestra parte para acabar con esto, porque está habiendo mucha irresponsabilidad”, señalaba Mª José en Oronoz-Mugaire, donde acudió con Juanita y con Fortuna Gomes, su cuidadora.

Mª José confesaba que el pinchazo es muy leve y que es exactamente igual que la vacuna de la gripe. Tras inyectarles las dosis, las tres volvieron a su casa en Elizondo y en tres semanas, concretamente el 9 de febrero, tendrán que regresar a Oronoz-Mugaire para recibir la segunda dosis.

Sobre los meses de pandemia, Mª José relató que ellas tienen la “suerte” de vivir en un pueblo y de tener un balcón grande en casa. “Durante el confinamiento salíamos mucho al balcón, a tomar el aire. Vivir en un pueblo es mejor que en la ciudad en este momento, porque tenemos el monte al lado y siempre puedes salir a dar una vuelta sin juntarte con tanta gente como en una ciudad. Hay menos riesgo de contagio.