ejaron atrás a sus familias y sus casas para buscar una mejor vida. Pasaron los últimos años de su infancia en recursos del Gobierno de Navarra, haciendo que esa estancia fuera de su país fuera lo más agradable y amigable posible. Al cumplir los 18, se tuvieron que hacer mayores de golpe, pero el proyecto Acompañando-T les ha dado una nueva ilusión y un plan para el futuro, y además, una nueva familia y unos nuevos amigos que ya son como su hermanos. Con ellos comparten el hecho de haber llegado a la Comunidad Foral como menores no extranjeros y también un proyecto de vida y de futuro ligado a la hostelería y al Camino de Santiago en Puente la Reina.

Son Hassan Zarouali, Ayoub Khouzit, Mohamed Haddar, Abdelghani Er Rehymy, Abdellatif Azizi, Mourad Rami, Zakaria Farrak, Hamza Zarouali, Mohamed Chatobane y Mohamez Khinit.

“Aquí estamos tranquilos” La unión de hermandad fue uno de los componentes de este proyecto que más impactó en Azizi. De hecho, se mostró muy agradecido con sus compañeros, porque juntos “vivimos tranquilos y como hermanos”. Gracias a ello, reconoció que no siente que esté en otro país, sino que siente que está en el suyo. “Somos como una familia y nadie falta al respeto. Mis compañeros y yo tenemos una unión y todos estamos en la misma situación. Queremos tener un futuro mejor”, reconoció. Khinit también indicó que se siente muy bien en Pamplona, que se siente “muy cómodo”.

Zarouali coincidía también en que en la capital están “muy bien, mejor que en otros sitios, porque podemos estudiar y hay zonas en España en las que no podemos estudiar”. De hecho, estudiar es uno de sus objetivos. El año pasado realizó un módulo de Taller profesional y “cuando acabemos este proyecto, si no encuentro un trabajo, me gustaría estudiar un grado medio”.

Por su parte, Farrak expresó que le gustan muchas cosas del proyecto pero lo que más agradece es que “ahora tengo un futuro. Antes pensaba que lo tenía más difícil pero ahora lo veo más fácil”. Además, se mostró esperanzado en que se haga otra edición, porque “hay muchos chicos que no tienen donde vivir y duermen en la calle con este frío”.

aprendizaje y cobijo La tranquilidad de poder aprender una nueva profesión y el idioma durante años, con la oportunidad de tener un alojamiento es otro de los puntos que les aporta ilusión a estos jóvenes. En esta línea, según expresó Chatobane “te dan dos años de vivienda para estar más tranquilo, para estudiar y aprender cosas que me serán muy útiles en el futuro y para conseguir un trabajo”. En está línea, Farrak indicó que “al ser mayor de edad y estar sin papeles, es muy difícil conseguir algo como por ejemplo la tarjeta sanitaria, tienes muchos problemas”.

Khouzit también se mostró muy contento con la oportunidad que le ofrece la fundación. “Estoy muy a gusto en el programa porque ofrece la oportunidad de conseguir los papeles y tener un futuro”, indicó. Además, detalló que le han dado “una oportunidad, un recurso, una cama, un techo y todo lo que necesitaba”. Según precisó, le pusieron una única condición, “tienes que ser serio, y centrarte en aprender”.

El Gobierno de Navarra pasó a la Fundación Koine-Aequalitas una lista de menores extranjeros no acompañados que ya habían cumplido la mayoría de edad para que participaran en este proyecto. En estos momentos, son once los que están participando, pero próximamente se incorporarán otros cuatro a la formación. El objetivo es acompañarles, darles apoyo, hacerles sentir en familia y aportarles las herramientas suficientes para facilitarles su transición a la vida adulta.

sus familias, muy presentes A pesar de estar muy contentos en Navarra, echan de menos a sus familiares y procuran charlar con ellos una vez al mes. Según expresó Chatobane, “he venido aquí a trabajar y a ayudar a mi familia. Hablo con ellos una vez al mes y los echo de menos”.

Cada uno tiene su proyecto vital, pero algunos ven su futuro en Iruña. Azizi lo tiene claro, “me gusta Pamplona, porque es una ciudad muy tranquila y me gusta la gente y hablar con ellos en la calle”, expresó. “Me gustaría seguir viviendo aquí porque me gusta mucho y me siento muy respetado. Ojalá viva toda mi vida en esta ciudad”, manifestó.

El agradecimiento es una de las palabras que más expresan estos jóvenes. Están continuamente dando las gracias a sus educadores, al Gobierno de Navarra, a la Fundación Koine-Aequalitas y a todas las entidades participantes en el proyecto. Gracias a ello y a su propia voluntad y la buena predisposición, poco a poco van labrando un futuro mejor.

De momento, se muestran expectantes ante la nueva etapa de aprendizaje en las cocinas que arrancarán en los próximos días. De momento, en la Casa de la Juventud de Pamplona, en unas cocinas disponibles en el centro, y a partir de junio, en Puente la Reina.