La actividad del equipo de rastreo -que comenzó allá por el mes de mayo, recién salidos del confinamiento y con muy poca incidencia de covid-19- se ha basado en ponerle cerco al virus para tratar de cortar la cadena de contagio. Pero esta labor ha resultado una tarea ardua en muchos casos. En los 11 meses que llevamos de pandemia, 73 positivos han generado 2.243 contactos estrechos. Según datos del equipo de rastreo, esas 73 personas son las que han aportado más de 25 contactos desde que empezó la pandemia. Entre ellas han superado los 2.200 contactos, siendo la media de 30. En lo más alto del ranking se sitúa un caso que arrojó 50, el máximo hasta el momento y diez personas han reportado más de 40 contactos cada una.

Con ellas y con el resto de personas positivas, los rastreadores han tenido que hacer una labor casi pedagógica para conseguir sus contactos y aislarlos. Lo primero es confirmar que se trata de un contacto estrecho y entonces, el rastreador le comunica que tiene que estar en aislamiento 10 días y se les realiza una prueba PCR. De dar negativo, a los 10 días se les realizaría una segunda prueba y si es negativa terminaría el aislamiento. Si alguna de las dos PCR es positiva, siguiendo el protocolo, deberá estar en aislamiento un mínimo de 10 días a partir de entonces y terminaría la cuarentena cuando esté al menos tres jornadas sin síntomas. Además, debería aportar sus contactos estrechos al equipo de rastreo.