La agenda de Marian Nuin Villanueva (Pamplona, 1964) está hasta los topes y ha cuadrado como ha podido esta entrevista con DIARIO DE NOTICIAS. Pese a que la situación epidemiológica es mejor que hace unos meses, la actividad dentro del Instituto de Salud Pública y Laboral (ISPLN) sigue siendo intensa, especialmente desde la llegada de la vacuna con listas, protocolos, organización de infraestructuras, formación de equipos... todo ello en coordinación con el resto del departamento de Salud. Nuin -que es especialista en Medicina Familiar y en Medicina Preventiva y Salud Pública- pasó varios años en diferentes puestos de la Gerencia de Atención Primaria hasta que en septiembre de 2019 fue nombrada directora gerente del Instituto de Salud Pública. No llevaba ni medio año al frente del Instituto cuando se decretó la pandemia de covid-19, un virus que, asegura, sigue dando “sorpresas”.

¿Cuál es la situación actual de Navarra respecto a la pandemia?

­­Podemos decir que estamos en una buena situación, después de haber pasado esta pequeña ola de después de Navidad. La verdad es que las cifras han ido disminuyendo y, de hecho, al elaborar el informe para esta nueva orden foral nos encontramos con que la incidencia ha mejorado mucho y todavía estamos en una fase de descenso, también en ocupación hospitalaria. Los indicadores nos dicen que estamos en riesgo alto pero que estamos pasando a un riesgo medio. Es la situación más baja de todo lo que llevábamos de otoño e invierno.

¿Estamos en una situación parecida a junio?

­­-No, tan bien no. En aquel momento bajamos mucho, pero para lo que ha sido el otoño ya hemos llegado a las tasas de antes de Navidad, incluso más bajos. Estamos como cuando finalizamos la segunda ola, que aquí fue muy fuerte porque fuimos de las comunidades que más la sufrimos, así como esta tercera ha sido al revés.

¿Qué análisis hace Salud Pública de esto? ¿Por qué la primera y la segunda ola fueron más duras en Navarra que en otras comunidades y la tercera ha sido más suave?

­­-La verdad es que la primera fue muy dura y la segunda también, en la que llegamos a una incidencia a 14 días de 1.000 casos por 100.000 habitantes, incluso de 1.200... Ninguna comunidad tuvo una incidencia tan alta y pusimos unas medidas muy restrictivas que hicieron que se diese un descenso muy importante. Hay comunidades que en la segunda ola tuvieron unas cifras más bajas y que ahora, en la tercera ola, han tenido cifras muy altas y a nosotros nos ha pasado al revés. Hay comportamientos del virus que se nos escapan, elementos que no controlamos.

Esta tercera ola se ha superado relativamente bien, ¿no?

-En esta tercera ola fue muy beneficioso no flexibilizar las restricciones en la segunda parte de la Navidad, eso ayudó mucho. También en la segunda ola acertamos con las medidas, que fueron duras pero también muy efectivas. Vimos que la mayoría de contagios venían de sitios cerrados en los que la gente se podía quitar la mascarilla, por ello se tomaron medidas en hostelería, en domicilios y donde te juntas privadamente con mucha gente y te quitas la mascarilla.

¿Habrá una cuarta ola?

­­-Puede ser, pero esperemos que si la hay sea más suave. El virus todavía esta ahí y estamos en invierno, aunque vamos hacia el buen clima y eso va a nuestro favor y también cada vez hay más personas que han pasado la enfermedad y que ya están inmunizadas. Pero, en cualquier caso, que haya otra ola es posible, hay ya quien la anuncia y por ello tenemos que seguir trabajando.

Mirando al calendario, la siguiente fecha señalada es Semana Santa, ¿se le tiene temor?

­­-Claro que se le tiene temor, en el sentido de que la interacción social ayuda a la transmisión de este virus, y también a la de cualquier otro. En Semana Santa todo va a depender de las medidas que podamos poner y de cuál sea el comportamiento de la gente. Si aumenta la interacción social, subirá la incidencia. Al final el virus se adapta, ahí están las variantes, que llevan a una mayor transmisibilidad. De momento no estamos viendo un efecto de estas variantes, aunque van ocupando un mayor espacio. En algunos brotes concretos sí estamos viendo incidencias altas de estas cepas, pero en conjunto estamos en unas cifras bajas.

¿Preocupan entonces estas nuevas cepas?

­­-Claro que preocupan, porque te incorpora un elemento que es novedoso, que no sabes cómo se va a comportar. La cepa inglesa se dice que tiene más transmisión, todavía estamos en incidencias bajas pero vamos a ver qée pasa en el futuro. Lo hemos dicho muchas veces: este virus da muchas sorpresas.

Echando la vista atrás, ¿recuerda cuándo fue la primera vez que escuchó la palabra coronavirus?

­­-Pues no la recuerdo con exactitud, no podría decir el momento. Pero oíamos las noticias de China y del mercado de Wuhan y veíamos cómo afectaba a la población china. Pero sobre todo nos impactaron las medidas que tomaban en aquel momento para combatir al virus, que en una sociedad como la nuestra nos parecía que no las íbamos a poder llevar adelante, que no seríamos capaces de vivir esas restricciones, un confinamiento, etc. Luego recuerdo cómo lo fuimos viendo al venir a Europa, a Italia... Cuando llegó aquí el ascenso fue muy rápido. El 29 de febrero se detectó el primer caso y el 14 de marzo se decretó el confinamiento.

¿Cómo fueron aquellos días?

­­-Fueron unos días difíciles. Como era una enfermedad transmisible detectábamos los casos posibles con la combinación de criterios epidemiológicos y clínicos: si la persona había venido de determinada zona de riesgo o presentaba unos síntomas compatibles. Entonces, el sistema de vigilancia se activaba y se entrevistaba a estas personas para detectar sus contactos estrechos. Había muchas llamadas por teléfono, nuestra percepción del trabajo aquellos días era de que estaba sonando todo el día el teléfono, fue tremendo.

En aquellos primeros meses casi no había capacidad de hacer PCR, tampoco había rastreo... ¿Cómo era el trabajo de Salud Pública?

­­-Al principio solo detectábamos con PCR los casos graves, los que ingresaban con neumonía. Fue un gran avance poder hacer PCR a todos los casos sospechosos en Atención Primaria allá por abril. Pero era un trabajo mucho más manual. Entonces hablábamos de casos confirmados por PCR, que eran los que requerían hospitalización, y luego los casos posibles, los que presentaban síntomas compatibles, y llegó un momento en el que la situación nos sobrepasó. Luego, tras la primera ola, entramos en un periodo de más calma, que permitió que todo el sistema de vigilancia mejorase y se desarrollase la estrategia de rastreo.

¿Cuántas personas estima Salud Pública que han pasado el coronavirus?

­­-Se estima que en la primera onda lo pasaron entre 60.000 y 70.000 personas, esos son los datos estimados. Y desde el 11 de mayo llevamos algo más de 46.000 casos, por lo que lo han pasado entre 105.000 y 115.000 personas, una sexta parte de la población de Navarra.

¿De dónde salían tantos casos en la primera ola cuando llevábamos ya semanas confinados?

­­-Hubo muchos casos sospechosos que consultaban al sistema sanitario y otros muchos que no lo hacían, lo pasaban en casa y ya está. Aparte, otra cosa que hemos visto es que cuando tomas las medidas todavía tienes un espacio en el que les cuesta hacer efecto, como dos o tres semanas, porque hay personas que todavía están en periodo de incubación. Pero así como a la primera ola la vimos subir mucho, también bajó relativamente rápido.

Después llegó la desescalada, que se aceleró para salvar el verano. ¿Qué hubiese pasado si se hubiera seguido la desescalada al pie de la letra?

­­-La desescalada fue más o menos similar en todas las comunidades. La verdad es que después de un confinamiento tan duro a la sociedad le parecía que todo volvía a la normalidad. Ahora la experiencia vivida nos hace ver que tras una ola puede venir otra. Pero entonces se concibió como que llegaba el verano y volvía la normalidad.También por los mensajes que se mandaron, la verdad que todo se hizo muy rápido. Además, aquí lo vimos claro: fue salir de la desescalada y empezaron los no Sanfermines, que fue nuestro punto de salida y es algo que se ve en las gráficas perfectamente. Las interacciones sociales influyen muchísimo. Tuvimos aquellos brotes tan potentes en San Fermín, como el de Mendillorri, que aunque se le llamó así no fue de este barrio, tuvo su origen en el ocio nocturno en Pamplona en el contexto de los Sanfermines. Pero fue un brote que siguió dando casos todo el verano.

¿Cuántos casos se le asocian?

­­-Entre casos primarios y secundarios fueron 249 personas.

¿Ha sido el mayor brote de Navarra?

­­-No, el segundo. El mayor brote en número que ha habido es el de Uvesa, que entre casos primarios y secundarios llegó a tener 450 personas.

Mirando al futuro, ¿seguiremos con mascarilla dentro de un año?

­­-No me atrevo a asegurar nada, igual yo soy muy prudente. Es una posibilidad, desde luego, pero un año es un año. Ojalá que no, ojalá que se pueda hacer para el otoño todo el proceso de vacunación y ojalá que este virus ya no impacte tanto en personas mayores y no provoque tantas muertes. Pero la realidad es que la mascarilla también nos ha protegido de otros virus. Esto es decir algo que no está hablado y que no se ha planteado, pero igual la tendríamos que incorporar en determinados momentos. No siempre, desde luego en el espacio abierto no, pero no lo sé... Nos bajaría la mortalidad de otros virus. Aunque la verdad que es una incomodidad y supone una liberación cuando te la quitas. L