- Celia García Blázquez lleva más de cuarenta años trabajando en el sector de la limpieza. En los últimos años ha desarrollado su labor por horas, lo que le dejó sin fuentes de ingreso durante el confinamiento.

Las empleadas de hogar son un colectivo que cuando se decretó el confinamiento, algunas de ellas se quedaron sin ingresos. ¿Cómo recuerda esas primeras semanas?

-Tanto los clientes como yo misma pensábamos que se prolongaría máximo durante un mes. Al principio pensábamos que era para poco tiempo y una vez que fue pasando el tiempo y ya nos dijeron que las empleadas de hogar también podíamos acceder a un subsidio. Entonces yo también empecé a mirarlo pensando en solicitarlo y no ganaba nada, porque ahora estoy trabajando por horas, dentro de lo malo además, en mi caso, mi marido trabajó por lo que tenía su respaldo. Anteriormente estuve en una casa durante 23 años y dentro de lo mal que está el sector estaba bastante bien.

¿Le costó mucho acceder al subsidio?

-Me enteré en CCOO de la existencia de dicha ayuda e inmediatamente les pedí a las cuatro casas a las que voy los papeles y no tuve ningún problema. Enseguida me mandaron los papeles por Internet. Lo solicité enseguida pero para cuando me dieron la ayuda igual pasaron seis meses. Entonces, en mi caso no fue tan malo estoy respaldada porque tengo mi marido pero si es una persona que no tiene a nadie, me imagino que lo habría pasado mal.

¿Tuvo miedo a la hora de retomar su trabajo?

-Primero me llamaron de una de las casa para volver. Empecé con ella y luego ya, pues ella ya les fue diciendo a las demás porqué, yo trabajo en cuatro pero son todos gente conocida que han ido conociéndome por el boca a boca. Miedo, la verdad es que en ningún momento he tenido miedo a contagiarme mientras trabajaba, porque durante la pandemia he ido también a unos chalets tutelados de la Caja Rural, porque se quedó un chico allá. En todas las casas que iba había niños y me decían que no fuera casi por mí, porque yo soy ya más mayor. La verdad es que tampoco he cogido la covid-19 ni tampoco lo ha cogido nadie a mi alrededor. También voy ver a mi madre que tiene 89 años y ninguna de las dos tiene miedo. Creo que como no tengo nadie a mi alrededor que lo haya pasado, quizá hace eso que no sienta miedo. Lo que si es cierto es que cuando nos dejaron salir, se me revolvió algo dentro y me eché a llorar. Cuando fui a la primera casa, no tuve esa sensación no sé si es porque me metí a otra casa o porqué.

Desde entonces, ¿ha podido trabajar de forma ininterrumpida?

-Cuando se reguló el uso de las mascarillas y empezaron a aparecer los primeros brotes, me llamaban para que no fuera porque había dado positivo algún miembro de la familia o porque alguno de los niños estaban confinados porque había detectado algún caso en su clase. La verdad es que era un poco fastidio para la gente que está yendo a las casas porque no tenemos ningún respaldo, porque si no trabajamos no pagamos, porque yo no estoy fija y únicamente me pagan las horas que trabajo. Casi era peor eso que cuando nos dijeron que no fuéramos pero teníamos opción de optar al subsidio.

“Solicité el subsidio enseguida, pero pasaron cerca de seis meses hasta que lo tramitaron y me lo concedieron”

“Me llamaban en ocasiones para que no fuera porque tenían algún positivo en casa o porque eran contactos estrechos de uno”