Pudo pasar de forma discreta en una larga rueda de prensa sobre la actualización de un calendario de vacunación extenso y complejo, pero fue muy destacable y un gran motivo de alegría para los interesados. Tras la Semana Santa, Navarra comenzará a vacunar, al mismo tiempo que a los mayores de 70 años, al grupo de personas con alto riesgo de sufrir una enfermedad grave por covid-19, entre los que se encuentran pacientes trasplantados, oncológicos, en tratamiento de hemodiálisis o personas con síndrome de Down. Todavía queda por determinar cuál serán las condiciones últimas, el número de población diana o dónde les administrarán las vacunas, pero el simple anuncio ya les hace vislumbrar el final del camino.

Para ellos, el comienzo de la inmunización contra la enfermedad, que se hará con los sueros de Pfizer y Moderna, supondrá el fin de un año que ha sido especialmente horrible, ya que a su vulnerabilidad por las enfermedades, patologías o afectaciones que sufren se unen varios aspectos que pueden ser invisibles a los ojos de los demás pero que suponen verdaderos problemas para ellos.

Por ejemplo, en el caso de los pacientes oncólogicos en tratamiento, una población de en torno a 5.000 en Navarra el año pasado, a la ya de por sí dura enfermedad se le unen factores como la baja protección natural que tienen, neutralizada tras sus duros tratamientos. Además, procesos como la quimioterapia necesitan de constancia en las sesiones para ser efectivos, por lo que una infección o un simple contacto estrecho que obligaría a un aislamiento paralizaría la cura.

El mismo problema les ocurre también a los pacientes trasplantados o con hemodiálisis (en torno a 1.000 navarros se encuentran en esta situación), unido a que su solo riesgo ante la infección -1 de cada 5 personas en este tratamiento fallecen- justifica la vacuna, más aún cuando deben pasar en torno a lo equivalente a dos jornadas laborales (16 horas) cada semana en un centro hospitalario para recibir el procedimiento.

Por último, puede parecer que por no sufrir una enfermedad, las personas con síndrome de Down (un grupo del que no se tiene cálculos en Navarra) tienen el mismo riesgo de sufrir la covid-19 que el resto. Sin embargo, el síndrome puede estar acompañado de trastornos que hagan que les sea muy complicado obedecer a todas las medidas sanitarias que se deben cumplir. Otro de los aspectos es su envejecimiento activo, que comienza a una edad muy temprana.

Sin embargo, a pesar de su satisfacción, no se olvidan que hay personas con otras patologías que deberían ser vacunadas. A falta de concrección, de momento, Navarra tiene una asignatura pendiente con ellas.