esde el pasado día 12 de abril los musulmanes celebran el Ramadán, el noveno mes de su calendario lunar, que conmemora la primera revelación de Alá al profeta Mahoma. En este lunario, que en estos momentos se encuentra en el año 1442, cada mes dura 29 o 30 días por lo que la celebración de la festividad varía doce días de un año a otro. Es decir, en 2021 se celebra doce días antes que en 2020. En Navarra, según datos de 2019, son 29.563 personas las que practican esta religión, de ellos 10.088 son españoles o poseen la nacionalidad española y 19.475 son extranjeros.

Durante dicho mes, los musulmanes ponen en práctica a lo largo del día uno de los cinco pilares del Islam, el ayuno o sawn, con el objetivo de limpiar o redimir todos sus pecados y purificar el cuerpo y el alma. El Ramadán es una obligación para todo musulmán adulto que está capacitado para hacerlo. A pesar de ello, existen excepciones. Las embarazadas, mujeres en periodo de lactancia, las personas mayores y los enfermos crónicos están exentos de hacerlo. Tampoco lo practican las mujeres que están menstruando, los niños menores de 14 años y las niñas que aún no han tenido su primer periodo.

A pesar de que el ayuno es uno de los pilares principales de esta festividad, los musulmanes también se abstienen de tener relaciones sexuales, consumir tabaco o tener un comportamiento pecaminoso durante las horas de luz del día. También deben de evitar todo pensamiento o acto negativo.

Cuando se pone el sol, llega el momento de rezar y romper el ayuno. Es el momento del iftar, la comida del anochecer. En un primer momento comen dátiles y toman leche o agua, y tras la oración, sobre las nueve de la noche, llega el momento de la cena. El menú del iftar suele variar entre los distintos países árabes. En el caso de Marruecos, se saca un plato principal, la harira, una sopa elaborada con carne, legumbres y especias, entre otros ingredientes, y que supone un gran aporte energético tras aproximadamente diecisiete horas de ayuno. También se comen dulces elaborados en días previos. La carne y las ensaladas también suelen estar presentes en la mesa. Al fin y al cabo, el menú del iftar combina dos comidas.

Hjar Elkhadir y Kacem Benhallou toman la harira durante el iiftari.

Antes de la PANDEMIA

Romper el ayuno en la mezquita

Kacem Benhallou, de origen marroquí, lleva 21 años en Navarra. En estos momentos reside en Mutilva con su mujer Hajar Elkhadir y con sus dos hijos. Benhallou, que acude a la mezquita de La Milagrosa, destaca que en años anteriores, la festividad se celebraba de manera más multitudinaria. “Lo que es el momento de romper el ayuno, se celebraba aquí en la mezquita. Se llenaba todo de mesas y se repartía comida a todo el mundo, también a la gente que no tiene recursos”, indica.

Este año, por su parte, cada uno lo celebra en su casa con su familia. A pesar de ser un año complicado, el segundo Ramadán celebrado durante la pandemia sí que se ha podido celebrar parcialmente en las mezquitas y respetando en todo momento las medidas sanitarias. “Gracias a Dios por lo menos nos han dado el permiso de poder celebrar las oraciones, siempre y cuando respetamos la distancia y las normativa anticovid”.

En concreto, todos los asistentes deben desinfectarse las manos con gel hidroalcohólico al entrar en el templo, deben guardar una distancia interpersonal de al menos 1,5 metros y utilizar la mascarilla en todo momento. Por otro lado, el aforo de la mezquita no debe superar el 30% de su capacidad total. Para poder acoger a la mayor cantidad posible de fieles, los templos han habilitado para el rezo otros espacios de sus edificios como pueden ser las bibliotecas.

Benhallou se sirve un vaso de té elaborado al estilo tradicional marroquí.

Además de realizar el propio ayuno, esta festividad tiene más significados. Según explica el imán de la mezquita del barrio pamplonés de San Jorge, Ibrahim Elmossally, el mes de Ramadán es “una prueba mediante la cual Alá nos dice que podemos tener el control sobre nosotros mismos”. Elmossally, que es de Egipto y lleva cinco años en Pamplona, destaca que el ayuno permite también ponerse en el lugar de los demás. “Por ejemplo, para la gente que nunca ha sentido hambre, el ayuno les permite entender lo que pasan los pobres y así ayudarles después”, aclara.

“Si una persona necesita auxilio, la auxiliamos sea musulmana, cristiana o judía”, manifiesta Elmossally. Es precisamente la solidaridad otro de los valores muy presentes en el Islam y que también adquiere un significado importante durante esta festividad. Benhallou destaca que es un mes de solidaridad y “de pensar en los demás más que en uno mismo”.

La oración es otro de los pilares fundamentales, ya que los fieles deben rezar cinco veces al día mirando a la Meca. A pesar de ser un factor importante del Islam durante todo el año, adquiere un mayor significado durante estos días. En el caso de la comunidad islámica de Navarra, los rezos en este Ramadán se realizan a las 5.50 horas, a las 7.17, a las 14.06, a las 17.53, a las 20.56 y a las 22.21. En el caso de las oraciones que se realizan en la mezquita, este año se ha adaptado el horario del primero y del último se adaptan para realizarlos fuera del horario del toque de queda.

Varios fieles, durante el rezo de la tarde en la mezquita de San Jorge de Pamplona.

La ‘Shadada’

Es el principal precepto del Islam. Es una forma de ejercer la fe, reconociendo que Alá es el único dios que existe y que Mahoma es su profeta.

‘Salat’

Es el segundo pilar del Islam. Todos los musulmanes deben rezar cinco veces al día mirando hacia La Meca, la ciudad donde Mahoma empezó a divulgar la religión de Alá. Las cinco oraciones obligatorias en el Islam son: Fajr/Subh, Duhur, Asr, Maghrib e Isha. La oración consiste en la recitación de determinadas fórmulas y versículos del Corán, acompañada de una serie de inclinaciones.

‘Zakat’

Obliga a los musulmanes a dar limosna a los más pobres de la comunidad, ya sea con dinero o en especie (alimentos, productos básicos, materiales…). El Corán se refiere a ella en más de 80 ocasiones.

‘Sawn’

Es el cuarto pilar. Se realiza durante el noveno mes del calendario musulmán o Ramadán y sirve para purificar el cuerpo y acercarse espiritualmente a dios. El ayuno se recomienda durante otros momentos del año, pero durante el ramadán es estrictamente obligatorio para todo el que pueda realizarlo. Se efectúa durante todos los días del mes lunar desde la salida hasta la puesta de sol. Modifica sensiblemente la vida de los musulmanes mientras dura: se vive más de noche y la familia se junta para compartir la ruptura del ayuno.

El ‘Hajj’

Es algo que los musulmanes deben hacer al menos una vez en la vida, aunque siempre en función de su posibilidades económicas y de sus responsabilidades.

“Antes de la pandemia, el momento de romper el ayuno se celebraba aquí en la mezquita”

Miembro de la mezquita de La Milagrosa

“Si una persona necesita ayuda, no la rechazamos. La ayudamos sea musulmana, cristiana o judía”

Imán de la mezquita de San Jorge