“No podemos evitar que los matrimonios se rompan, pero sí podemos impedir el sufrimiento de los matrimonios rotos”. Así defendió hace 40 años el por aquel entonces ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordoñez, la Ley de Divorcio de 1981 que permitió disolver la figura del matrimonio ante los tribunales y favoreció a un Estado más abierto e igualitario, aunque todavía perseguido por las sombras del Franquismo.

En aquel país que dejó el dictador Francisco Franco a su muerte la única nulidad matrimonial posible la dictaban los tribunales eclesiásticos, es decir, la Iglesia y siempre “previo pago”. Algo que solo acrecentaba las desigualdades de hace cuatro décadas cuando, aunque ahora perezca impensable, no era posible el divorcio, las mujeres no podían ni sacarse el DNI sin el consentimiento de su marido o padre -en el caso de estar soltera-, y ni siquiera tenían la patria potestad sobre sus propios hijos.

Desde la entrada en vigor de la Ley de Divorcio que permitía terminar con el matrimonio, una institución indisoluble durante la dictadura, más 2,2 millones de parejas se han divorciado en todo el Estado. No obstante, en sus primeros años de vida había que cumplir una serie de condiciones para seguir el proceso: no se podía pedir el divorcio hasta pasados de dos a cinco años de la boda y se exigía la separación previa para acreditar que el quiebre de la pareja era irremediable. La separación, además, requería alegar una causa, desde la infidelidad hasta la drogodependencia, pasando por el abandono del hogar o la violación de los deberes conyugales.

“Esto generaba muchísimo conflicto porque la manera de trabajar era atacar al otro para justificar el final de un matrimonio. Una situación difícil para ambas partes y en especial para los hijos, si los había. Ahora, precisamente, tratamos de quitar todo el componente de la culpabilidad para que las cosas fluyan y los cónyuges puedan resolver estas cuestiones”, explica Beatriz de Pablo, del Colegio de Abogados de Pamplona y miembro de la junta de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAF).

Independencia para la mujer

La llegada de la pensión compensatoria

En esos primeros años de aprobación del divorcio, a pesar de que ciertos sectores de la sociedad se echaran las manos a la cabeza al pensar que habría una oleada imparable de disoluciones matrimoniales, todavía era algo mal visto, señalado, y no era una opción que nadie se tomara a la ligera, especialmente las mujeres que se veían estigmatizadas.

Previo a la aprobación del divorcio, las separaciones también se topaban con impedimentos no escritos como la dependencia económica de las esposas, que rara vez trabajaban fuera del hogar, hacia sus maridos, algo que las ataba a continuar con el matrimonio ante la posibilidad de verse en la calle. “Los ingresos del marido iban a parar a una sociedad de gananciales de la que también era partícipe la esposa. Pero, una vez te divorcias, esa sociedad se disuelve y, por lo tanto, la esposa ya no tenía derecho a ningún tipo de cantidad derivada del rendimiento del trabajo del marido”, desarrolla de Pablo.

Sin embargo, 1981 supuso igualmente un antes y un después para la independencia de las mujeres. “Cuando se promulga la ley se fija que en los supuestos que haya un desequilibrio económico, se fijará una pensión compensatoria a favor del cónyuge más desfavorecido, generalmente la mujeres”, algo que les permitió seguir con su vida e hizo posible que hubiera más separaciones y divorcios, detalla la abogada de familia.

Las bodas pierden fuelle

Los divorcios exprés disparan los divorcios en 2005

Cuatro décadas después, ya pocos se sorprenden de que un matrimonio termine. De hecho, las bodas han perdido empuje y si en el año 2000 se registraron un total de 2.969, en 2020 los enlaces cayeron hasta los 1.310, registrando un descenso del 44,12%. Sin embargo, ha pasado lo contrario con las rupturas de los matrimonios.

La que a principios de los ochenta fuera una ley moderna e innovadora empezó a quedar poco a poco obsoleta y ya ha sido reformada un par de veces para adaptarse a los tiempos. Si hasta el momento el aumento de divorcios había sido paulatino, en 2005 con la llegada del denominado “divorcio exprés”, impulsado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, las cifras se dispararon.

Con esta vuelta de tuercas para acelerar los trámites ya no era necesaria la separación previa ni alegar causa alguna, y la demanda se podía presentar a los tres meses de celebrarse la boda, un plazo prácticamente meramente testimonial. Ahora, los matrimonios pueden disolverse, incluso, ante un notario.

Aún así, para De Pablo, por mucho que “la ley y la sociedad hayan avanzado, todavía tenemos mucho por hacer” y demanda una reforma integral para la creación de una juristicción especifica en el campo de la familia.

De la guerra al consenso

Más del 70% de los divorcios son por acuerdo mutuo

Así, el propio modelo de divorcio también ha sufrido una gran evolución en estos 40 años en los que se ha pasado del tramite contencioso a las disoluciones consensuadas “en las que las partes son quienes resuelven, junto con sus abogados, las cuestiones que les afectan y las futuras preocupaciones que deben regular”, comenta la abogada de familia.

Sin duda, fue la eliminación de la justificación para divorciarse el motivo principal del desplome de la litigiosidad en estos procesos. Así las cosas, el poder evitar la “guerra judicial” entre ambas partes es lo que prima en la actualidad y los divorcios de mutuo acuerdo ya suponen más del 70% del total de procesos -detalla Beatriz de Pablo-, algo que radica directamente en el beneficio de los menores.

En esta línea, el número de demandas de divorcios consensuados en la Comunidad Foral ascendió un 20% en el primer trimestre de 2021 respecto al mismo periodo del año anterior, según consta en el informe elaborado por el Servicio de Estadística del Consejo General del Poder Judicial.

El 93,59% opta por el divorcio

Las separaciones, algo residual

La reforma de 2005 para agilizar los trámites hizo que la inmensa mayoría de las parejas eligieran directamente el divorcio a la hora de la ruptura conyugal y las separaciones cayeron en picado hasta ser hoy prácticamente residuales. En Navarra en el primer trimestre de 2021 el 93,59% de las disoluciones matrimoniales fueron mediante divorcio -un total de 312-, frente a las 20 parejas que optaron por la separación.

“La separación matrimonial se mantiene como figura autónoma para aquellos casos en que los cónyuges, por las razones que sea, normalmente religiosas, deciden no optar por la disolución del matrimonio”, apunta De Pablo. No obstante, durante los últimos años la abogada y sus colegas de oficio han apreciado un fenómeno que no esperaban y es que ha habido un alza en las separaciones. En este sentido, tan solo en el primer trimestre de 2021 se registraron 20 separaciones -14 de mutuo acuerdo y otras 6 no consensuadas-, “si bien hace cinco años podían darse solo dos separaciones anuales”.

Asimismo, desde el Colegio de Abogados de Pamplona también han apreciado un incremento en el número de personas mayores de 65 años que solicitan la disolución matrimonial, “que puede tener que ver con cambios en la cultura generacional. Antes las personas más mayores entendían que el matrimonio era para toda la vida y ahora, en cambio, ven que después de jubilarse pueden empezar una nueva vida”, cree la abogada.

Por último, De Pablo comenta que esperaba que tras el confinamiento de marzo de 2020 se diera un boom en el numero de divorcios, un porcentaje que ha crecido en 10 puntos pero que no ha sido tan significativo como el esperado. “Es cierto que este momento de incertidumbre no beneficia a tomar decisiones como esta que pueden afectar a la estabilidad -también económica- de la familia”. Sin embargo, la abogada no descarta que este fenómeno siga in crescendo “y salgan a la luz las grietas que se hayan podido formar en la pareja durante la pandemia y que, en algunos casos, pueden ser irreversibles”, concluye.

LOS SUMARIOS

Las mujeres no podían sacarse el DNI sin el consentimiento de su marido o padre, y ni siquiera tenían la patria potestad sobre sus propios hijos en los 70.

Cuando la ley entró en vigor no se podía pedir el divorcio hasta pasados de dos a cinco años de la boda y se exigía la separación previa.

Los divorcios de mutuo acuerdo suponen más del 70% del total. Se dieron 216 de estos trámites en el primer trimestre de 2021 en Navarra.

LA FRASE

“En los divorcios tratamos de quitar todo el componente de la culpabilidad para que las cosas fluyan”

Beatriz de pablo

Abogada de familia

En detalle

332 disoluciones. Entre el periodo correspondiente al primer trimestre de 2021 en Navarra se incoaron 332 demandas de disolución matrimonial (separaciones, divorcios y nulidades) frente a las 293 de los tres primeros meses de 2020. Respecto a los divorcios, en el periodo analizado se instaron 216 de mutuo acuerdo (el pasado año fueron 180) y 96 no consensuados (98 en 2020). Además, se presentaron 14 demandas de separación consensuadas (11 en el mismo periodo del año anterior) y 6 contenciosas (3 en 2020).

Los divorcios, el 95,2%. En 2019 hubo 1.188 disoluciones matrimoniales de residentes en Navarra, un 7,4% menos que el año anterior, ocupando los divorcios el 95,2% de las mismas.