- Apenas un mes después de la entrada en vigor de la ley que regula y permite la eutanasia, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos presentó ayer una nueva guía de sedación paliativa con los protocolos y los fármacos que deberían conocer todos los profesionales para evitar el sufrimiento al final de la vida. “La eutanasia no es un tratamiento médico; la sedación paliativa sí es una acto médico”, afirmó el director del Consejo, Tomás Cobo.

La guía ha sido elaborada junto a la Sociedad Española de Cuidados Paliativos y la intención es repartir miles de ejemplares entre los colegios médicos, estudiantes y residentes. La guía pone en valor la sedación paliativa como “una buena práctica médica que bien administrada no admite objeción de conciencia”.

La sedación paliativa, explicó el coordinador del texto, el doctor Marcos Gómez Sancho, es la disminución deliberada de la conciencia, con el consentimiento informado del paciente, para evitar un sufrimiento insostenible causado por un síntoma refractario, es decir, que ya no responde a los tratamientos disponibles en la medicina recuperadora.

Gómez Sancho dejó claro las diferencias con la eutanasia: la sedación paliativa alivia el sufrimiento del enfermo, no acaba con su vida. Se basa normalmente en las benzodiacepinas, no directamente en los barbitúricos, siempre con las dosis mínimas para conseguir su objetivo, no con dosis letales y el resultado es una persona sin sufrimiento, no muerta.

“Les separa una raya muy fina, pero perfectamente nítida que permite diferenciar entre lo que es un acto médico y lo es que el acto eutanásico”, insistió un especialista dedicado desde hace décadas a los cuidados paliativos.

Según sus cifras, entre un 50 y un 60% de los enfermos al final de su vida necesitarán sedación paliativa para tener una muerte apacible y digna. “No alarga ni acorta la vida. La diferencia está entre morir en paz o en una situación catastrófica”, recalcó desde el convencimiento de que si estos tratamientos estuvieran generalizados, no haría falta recurrir a actuaciones como la eutanasia. Aprobar esa ley cuando “en media España no hay cuidados paliativos”, a su juicio, es empezar la casa por el tejado.

Según apuntó, alrededor de 75.000 enfermos mueren cada año en España con un sufrimiento intenso y sin acceso a cuidados paliativos y faltan 71.000 camas en centros sociosanitarios para pacientes crónicos.

Y puso como ejemplo el caso de Ángel Hernández, que ayudó a su esposa, enferma de esclerosis múltiple, a acabar con su vida y que fue absuelto tras la aprobación de la ley de la eutanasia. La mujer llevaba más de diez años esperando una plaza en una residencia, recordó.

Como acto médico, subraya la Guía de la Sedación Paliativa 2021, esta práctica no admite la objeción de conciencia, algo que sí se regula para la eutanasia. Según el Consejo, todos los profesionales, también los médicos de atención primaria o los médicos rurales, deberían conocer los protocolos, que no se pueden aplicar tanto en el hospital como en el domicilio,

La guía incluye un apartado sobre sedación paliativa en pediatría, en el que se aconseja a los médicos lograr el consentimiento escrito de los padres.

“Ética y obligatoria”. “La sedación paliativa, cuando está bien indicada, autorizada por el paciente o la familia y bien realizada constituye una buena práctica médica y es ética y deontológicamente obligatoria. En consecuencia, no cabe la objeción de conciencia”, recoge la guía.

“Esencial”. El presidente del CGCOM, Tomás Cobo Castro, resaltó que la guía “nace en un momento clave y crucial” y “juega un papel esencial: proporcionar herramientas que sean útiles en la práctica asistencial del día a día”.