bdul está a punto de cumplir 19. Desde hace un año es, legalmente, mayor de edad, pero en realidad lo es desde hace mucho más tiempo. Lo es por su historia, por lo que le ha tocado vivir siendo un niño y porque hay lugares en los que la pobreza, la violencia y la inseguridad te hacen crecer y madurar deprisa. Mohamed Abdul Salam Bah nació en Gambia, país que está literalmente incrustado en Senegal, donde creció hasta los 13 años, edad con la que se embarcó en un viaje de más de dos años hacia Europa que le llevó a malvivir de país en país hasta que cruzó en patera de Marruecos a la costa de Almería con un solo objetivo: “Yo lo único que quería era estudiar y aprender cosas, porque en mi país solo podían estudiar los que tenían dinero; y mi familia no tenía”. Tras un largo periplo y una estancia nada agradable en un centro de internamiento de menores, Abdul llegó a Pamplona hace poco más de un año, donde gracias a la ayuda de la organización Zakan y de personas como Maribel Soto -madre de su nueva familia de acogida-, ha podido asentarse y adentrarse poco a poco la sociedad navarra “muy distinta a la cultura que yo conocía”.

Salida de Senegal Abdul creció en Madina Ndiatbhe, un pequeño poblado agrícola al oeste de Senegal. “Allí trabajábamos en el campo, no hay nada más y no se gana mucho dinero. Entonces encontré gente que se quería ir a Europa y, después de contárselo a mi familia, cogí un autobús que me llevó a Malí”, recuerda el joven. Era 2015 y junto a decenas de personas siguió una de las rutas de migración hacia Europa y tras un tiempo en Bamako (capital de Malí) pasó a Argelia: “Cruzamos el desierto del Sáhara en un todoterreno, fue bastante duro por las condiciones y porque es una ruta muy peligrosa porque está llena de ladrones y terroristas pero, por suerte, a mí no me pasó nada”. De Argelia logró llegar a Marruecos, país desde donde pretendía cruzar a Europa, pero le costó más de lo que planeaba.

En el país magrebí, Abdul, siendo menor de edad, pasó uno de los peores momentos de su vida: “En Marruecos trabajé de lo que pude, sobre todo en la agricultura, pero no siempre había trabajo y pagaban poco dinero. Hubo temporadas en las que no tenía suficiente para subsistir y tuve que dormir en la calle porque no podía pagarme una habitación. Por las noches pasaba mucho frío, además de la inseguridad que sentía”, relata Abdul, que pese a ser un adolescente, los meses que llevaba transitando por África le habían hecho madurar y aprender cómo funcionaba la vida a marchas forzadas. Una vida a todas luces injusta, pues siendo un niño tuvo que abandonar su hogar, solo, dejando atrás familia y amigos para cruzar medio mundo en busca de un futuro.

“En Marruecos lo pasé muy mal pero al final, gracias a la ayuda de otros jóvenes que también querían cruzar a España, pude tener sitio en un barco”, relata. Aunque no recuerda cuánto tuvo que pagar por cruzar el mar de Alborán en patera, sí apunta que el viaje “es muy caro”, más aún teniendo en cuenta que no navegaron con los salvavidas que les prometieron: “Nos embarcamos unas 100 personas y estuvimos toda la noche navegando. La gente sentía miedo porque sabemos que muchos naufragan. Al fin, vimos la costa de Almería y desembarcamos en la playa”.

Al no tener 18 años, acabó en un centro de internamiento de menores, a la espera de que le acogiesen en alguna comunidad, un momento para el que no aguantó: “El centro fue horrible, lo pasé muy mal. Estuve un mes y al final salí de ahí porque había mucha violencia. Éramos jóvenes de diferentes países con mucha mezcla de culturas y eso hacía que surgiesen roces. Aunque el peor problema era la comida: como nos daban poca, los más mayores se la quitaban al resto y eso generaba violencia”. Abdul no entra en muchos detalles de su odisea, como si algo se removiese dentro de él al recordar, pero tras dejar el centro viajó a Italia donde enseguida retornó a Barcelona para, después, ser trasladado a Navarra.

Llegada a Navarra Navarra, y en concreto Pamplona, ha sido el lugar en el que Abdul ha encontrado, por fin, tranquilidad y una red social y de apoyo que le sirven de base para seguir adelante. Al llegar, entró en el programa de Zakan, que promueve la acogida de menores migrantes no acompañados: “Estuve en la residencia de Argaray y durante un tiempo aprendí castellano, pero cuando cumplí los 18 tuve que dejarla”.

Ahora, tiene dos años de permiso de residencia por trabajo, ya que ha encontrado un puesto por ETT en el Grupo ISN, en Beriáin, limpiando piezas de coche. Mientras tanto, vive con otros tres chicos en un piso de la Milagrosa y trata de adaptarse a la cultura y al ritmo de vida navarro “muy diferente al que tenía yo en Senegal”, algo para lo que cuenta con Maribel Soto y su familia. “Llevamos desde abril conociéndonos. Nos dijeron que se necesitaban familias para, de alguna manera, acoger a menores migrantes. Todavía no vive con nosotros, pero ahora tiene una red social de apoyo”, comenta Maribel, a lo que Abdul replica: “Aquí estoy contento, porque he conocido a mucha gente maja que me ha ayudado como Maribel o Unai Esparza, educador de Zakan. Ahora estoy trabajando y tratando de aprender castellano, pero me gustaría estudiar y ser político para cambiar las cosas; y si no hacer atletismo”, reconoce entre risas.

Protagonista de la exposición 'Una mirada diferente'

Abdul Bah es uno de los protagonistas de la exposición Una mirada diferente, organizada por la Red Navarra de Lucha contra la Pobreza con fotografías de Unai Beroiz, que busca ensalzar la diversidad y también las diferentes realidades de exclusión que se viven en la Comunidad Foral.

Se trata de una exposición itinerante, que ya ha pasado por diferentes localidades navarras y que a día de hoy y hasta el 26 de octubre se puede visitar en Tudela. Después las muestras fotográficas se trasladarán a Ribaforada (del 26 de octubre al 15 de noviembre), Burlada (del 15 al 29 de noviembre), Berriozar (del 30 de noviembre al 3 de enero) y Tafalla (del 3 al 31 de enero).

“En Marruecos hubo un tiempo en el que no tenía dinero y dormía en la calle porque no podía pagar una habitación”

Joven senegalés llegado a Navarra