La urbanización Martiket fue, como viene siendo habitual, una de las zonas más afectadas por las riadas. Es un barrio veterano en crecidas y que necesita solución. Decenas de vecinos limpiaron ayer sus viviendas, inundadas por más de un metro de agua, antes de comenzar a valorar los innumerables daños materiales.

La imagen de la urbanización era catastrófica. Muros tirados, casas con más de un metro de agua y decenas de objetos apilados con destino al contenedor. En medio del caos, decenas de voluntarios de Villava trataron de poner algo de orden.

"Somos de Villava de toda la vida y no dudamos en colaborar", explicó Javier Otazu, que se animó a ayudar junto a sus amigos. "Vamos preguntando casa por casa a ver qué necesitan. Algunos prefieren que pase primero el seguro antes, pero en donde podemos estamos ayudando a limpiar el jardín y a retirar los sedimentos del río".

Su labor fue fundamental para ayudar a los vecinos. "Estamos destrozados porque nos hemos quedado sin casa", reconoció un nuevo residente en la zona que no quiso revelar su identidad. "Ha entrado más de un metro de agua y hemos perdido la despensa, la nevera, el suelo y casi todo. Ahora, vamos a hablar con el seguro y a ver qué pasa", lamentó.

Mari Carmen Campos, vecina de Martiket, vivió una dura experiencia durante la riada. "Aunque puse barreras, el río se lo llevó todo. La puerta se me desencajó a las dos de la mañana y fue un desastre. Tengo las piernas moradas de intentar parar el agua. Y luego me dio un ataque de ansiedad. Al final me calmé, pero hasta las tres de la tarde no pude salir. Ahora toca limpiar y ver si se podrá salvar algo, pero la mayoría va a ser para tirar".

Pese a que se había protegido notablemente, el río también arrasó la casa de Juan Luis Fernández. "Habíamos puesto en las tres puertas de entrada unas placas de aluminio selladas, pero no ha servido de nada. Ahora, estamos sin luz y durmiendo en el Hotel Villava gracias a que el Ayuntamiento nos ha cedido ese espacio".