Usted se ha posicionado a través de su cuenta de Twitter en contra de las mascarillas en exteriores y del pasaporte covid, ¿por qué?

-Porque son un maquillaje, ha habido diferentes momentos de la pandemia en los que se han implantado medidas para dar mucha visibilidad más que para cortar la transmisión. Detrás de las mascarillas en exteriores está el transmitir peligro, pero tiene muy poco sentido epidemiológico. Además, puede generar hartazgo porque se vuelve a medidas del pasado. Por su parte, el pasaporte covid se pude implantar con dos objetivos: que la gente se vacune, que tuvo efecto unos días y ya, y para cortar la transmisión. Pero para esto último, viendo como está la incidencia con ómicron, es muy difícil sostener que estando vacunado puedas hacer actividades con normalidad.

Usted ha abogado alguna vez por medidas como ampliar el teletrabajo o descongestionar la Atención Primaria en este momento, ¿cómo lo concretaría?

-El virus no ha cambiado, pero sí han cambiado las condiciones en las que estamos: transmisiones altas sin que generen el impacto de antes; por lo tanto, las medidas tienen que ser diferentes. Esto no significa no hacer nada, sino tomar medidas que puedan tener impacto en la transmisión, pero con mínimos efectos secundarios. Una de ellas puede ser extender más el teletrabajo, aunque tiene un sesgo de clase porque solo afecta a quienes pueden teletrabajar. Por otra parte, hay que tratar de descongestionar el sistema sanitario, especialmente la Atención Primaria. Esto se puede conseguir con una transformación del sistema de vigilancia a algo menos intensivo, con un rastreo más centralizado en personas con síntomas o vulnerables. En Navarra ya se está en ello porque el sistema se ha saturado. También convendría agilizar el trabajo de los profesionales de la salud y se debería estudiar que alguien pueda autogestionarse una baja, que es algo que se está probando en Reino Unido. Porque sino al final todo se satura, si no hacemos test en Atención Primaria pero resulta que al que da positivo en autotest de farmacia tiene que gestionarle la baja un médico no estamos descongestionando nada.

Estos días se habla mucho también de los autotest de farmacia, que con el desabastecimiento se han disparado sus precios y algunos países los han intervenido, ¿qué le parece esta medida?

-Ante cualquier recurso sanitario que tenga una capacidad limitada para comerciarlizarse tenemos que decidir los criterios por los cuales vamos a distribuirlo. Me gusta fijarme en cómo hemos abordado diferentes cosas en la pandemia en este sentido. Con las vacunas, dentro del Estado hemos decidido, claramente los criterios y hemos dejado al mercado totalmente fuera de ellas. Sin embargo, a nivel global las vacunas se han repartido exclusivamente con criterios de mercado, entre los países que han tenido capacidad para comprarlas. Con las prubas PCR y los antígenos en España también se ha dado prioridad primero a las personas con síntomas y luego a los contactos, con un criterio claro también alejado del mercado. Sin embargo, llegan los autotest y lo dejamos todo en manos del mercado, sin limitación de precio y sin que las farmacias puedan distribuirlo priorizando personas con síntomas o que hayan sido contactos. Solo con criterios de mercados y esto es un error. No es solo cuestión de limitar el precio sino de distribuirlos a quienes tienen síntomas o son contactos de positivos. No puede ser que una persona vaya y compre 10 test porque le apetece tenerlos por si acaso. Obviamente limitando precios también se puede controlar porque a lo que no llega el sistema no puedes dejarlo a la capacidad económica de las personas.

¿Son efectivos estos test para controlar la pandemia?

-Por sí solos no. Si están integrados en una estrategia de vigilancia global para llegar a todos los casos, agilizar las bajas, etc., sí. Pero cuando una herramienta se pone al servicio del mercado, puede no ayudar y crear cierto desorden y desconcierto en el control de la pandemia.

Hay diferencia entre unos test y otros, ¿no?

-Está habiendo bastantes complicaciones. En España no se han comercializado pero en otros países se han distribuido test que no detectaban la variante ómicron. También hay un problema con su regulación a nivel europeo, hay claroscuros. La diferencia está en si están integrados en una estrategia o si es una herramienta que ha salido para externalizar y dar sensación de control individual y de autocuidado. Que es uno de los peligros a futuro: el abandono institucional y que cada uno se gestione la pandemia como pueda.