¿De dónde vienen en este momento las mayores resistencias en la lucha a favor de la igualdad? La ultraderecha se rearma cada vez más...

-En el 2018, cuando se hizo la primera huelga feminista, la clase política trató de deslegitimizarla diciendo que no había motivos, que había habido un gran avance en los derechos y que prácticamente se había logrado la igualdad. Después del éxito de la huelga, la clase política se levantó feminista y proclamaban que la agenda política incluiría todas nuestras reivindicaciones. De nuevo fueron palabras huecas y gestos simbólicos sin contenido real. Desde entonces el avance de la ultraderecha ha sido constante y el feminismo está en su punto de mira, no hay discurso en el que no se nos ataque. Sabemos que no nos van a regalar nada, el feminismo, las feministas hemos tenido que arrancar cada derecho, cada avance ha sido conquistado mediante la movilización y la lucha colectiva y así debemos seguir. Las mujeres y los colectivos feministas somos muy diversos, pero hay que continuar organizándonos y articulando el movimiento no solo para no retroceder sino para seguir avanzando. Y además hay un dato evidente, somos muchas más que cuando empezamos y muchas jóvenes se han acercado en los últimos años al movimiento feminista.

Además, hay alianzas estratégicas con movimientos sociales con los que compartimos unos mismos objetivos: ecologismo, antirracismo, movimiento LGTBI. Durante la pandemia la visibilización de las luchas ha sido más difícil y hay que volver a reactivar el tejido social.

El lema de este año es cañero: "Fuego al sistema que nos oprime", la crisis de los cuidados que ha dejado de manifiesto la pandemia y la reivindicación de un sistema público de cuidados, contra las fronteras todas legales, destrucción del planeta y la violencia...¿No son muchos frentes abiertos?

-El lema de este año es Zapaltzen gaituen sistemari sua! Antolakuntza gure garra. Fuego al sistema que nos oprime, la organización feminista nuestra llama. Creemos que la clave es el trabajo colectivo, el tejer redes contra el sistema que nos oprime, un sistema heteropatriarcal, capitalista, capacitista, racista. En Navarra, como en otros lugares de Euskal Herria o del Estado español, la situación de muchas mujeres migrantes y racializadas es penosa y una de nuestras reivindicaciones, reivindicación irrenunciable, es la supresión de la ley de Extranjería. Está en marcha una ILP para la legalización de personas sin papeles que por supuesto apoyamos.

Una y otra vez hemos denunciado que los cuidados, no pueden ser un negocio y es urgente la creación de un sistema público, gratuito y universal. El año pasado presentamos al gobierno un dossier con nuestras propuestas, todavía estamos esperando una respuesta que no sea la represiva. En las movilizaciones del 8 de marzo de 2021 detuvieron en una movilización delante del Parlamento a una compañera cuando pedíamos respuestas. Ahora está a la espera de juicio por un "supuesto atentado a la autoridad" porque no sólo no se ha creído su palabra, sino que tampoco se han tenido en cuenta los testimonios y evidencias de nuestra respuesta pacífica.

Qué decir del derroche sistemático de recursos para macroproyectos sin ningún valor social mientras no se destinan recursos suficientes para los servicios públicos, para educación, para educar en igualdad, para erradicar la violencia€

Hay un machismo explícito y otro más sutil. ¿Cuáles son las formas de ese micromachismo que estáis detectando? ¿Qué está pasando sobre todo en las relaciones entre jóvenes? Los datos hablan de un aumento de las agresiones en menores de 30 años...

-La violencia hacia las mujeres ha existido siempre, en otros momentos no se denunciaban o sólo en casos extremos menos porque se consideraba un asunto privado. El gran paso que se ha conseguido gracias al feminismo ha sido la visibilización de esta violencia y su consideración social negativa. Pero aunque sea importante es totalmente insuficiente porque el rechazo social a la violencia se suele limitar a la violencia física extrema y ésta sólo es la punta del iceberg. Como señalábamos el pasado 25 de Noviembre las violencias que sufrimos las mujeres son de muchos tipos: violencia psicológica, violencia sexual, violencia vicaria hacia las personas que queremos para causarnos un mayor dolor. En el caso de las chicas jóvenes y no tan jóvenes muchas veces no interpretan como violencia las conductas de control, de menosprecio o de aislamiento de su entorno social que forman parte de la espiral de violencia.

Pero no hablamos solo de la violencia dentro de la pareja sino de un sistema de dominación que perpetúa la violencia hacia las mujeres porque las considera inferiores. Existe por ejemplo violencia médica cuando se imponen ciertas prácticas o tratamientos o violencia institucional cuando se niega valor a nuestra palabra, o no se dota de los recursos suficientes para prevenir o paliar los efectos de esta violencia.

Una de las claves es la educación, pero para erradicar la violencia debe implicarse toda la sociedad: la clase política, los agentes jurídicos, pero también los medios de comunicación, la cultura que deben visibilizar otras formas de relación y otros modelos de mujer más reales, menos estereotipados.

Pandemia y guerra, ¿malos tiempos para hablar de feminismo? ¿En que hemos retrocedido en estos años de crisis sanitaria y que va a suponer esta nueva crisis económica que se avecina?

-La crisis sanitaria ha agudizado la crisis sistémica que ya arrastrábamos desde el 2008, especialmente la crisis de cuidados y las consecuencias de los recortes en los servicios públicos. Esta crisis sanitaria, como ya veníamos diciendo, ha dejado en evidencia la importancia de poner la vida en el centro y la importancia de los cuidados. Las personas más vulnerables, con menos recursos, especialmente las mujeres, son quienes más han sufrido y siguen sufriendo mayor precariedad laboral y mayor sobrecarga, ya que muchas trabajan en empleos considerados esenciales: sanidad, educación, cuidados. A la tradicional carga de cuidados que asumen las mujeres se ha sumado el aislamiento del teletrabajo, el cuidado de las criaturas o de las personas enfermas del entorno. Se ha puesto el foco en el personal sanitario, pero mucho menos se ha hablado de las cuidadoras de las residencias de mayores y menos todavía en las mujeres que se dedican a los cuidados en los hogares, muchas de ellas migrantes, y algunas sin papeles, que trabajan en condiciones de semiesclavitud, ya que el trabajo interno, que supone jornadas sin fin, que debería estar prohibido.

Las mujeres y niños salen huyendo de Ucrania, los hombres a las armas, una vez más regreso a la caverna... Una vuelta atrás en el desarrollo de la mujer en países con menor desarrollo.

-Ucrania no es el único conflicto que hay en el planeta y en muchos puntos del globo hay otros muchos enquistados durante años o décadas, guerras que se alimentan con la venta de armas a unas y otras facciones por parte de los países desarrollados para que sigan luchando, mientras las mujeres tienen que huir con sus criaturas buscando un refugio y sufren todo tipo vejaciones y sufrimientos. Que los gobiernos europeos hayan adoptado acuerdos para permitir la libre circulación de las personas ucranianas que buscan refugio es algo positivo y necesario, pero hubiera sido deseable que se hubiese actuado con la misma rapidez para acoger a las personas que huían de la guerra o de la miseria procedentes de Siria, de Libia, de muchos rincones de Africa a los miles de personas que vagan y pierden su vida en el Mediterráneo o se hacinan en campos de refugiados durante años.

-El feminismo abolicionista que piden la prohibición inmediata de la prostitución y de la pornografía, así como la derogación de la Ley Trans se desmarca de la manifestación oficial de mañana. ¿Qué opinais?

Este es un debate dentro del feminismo que muchas veces desde fuera se intenta polarizar para buscar la fractura del movimiento. Estos temas requieren de un análisis sosegado y fuera del foco mediático para lograr puntos de encuentro y acuerdos. En ello estamos.

-El mayor avance en igualdad que hemos conseguido aquí en Navarra y el mayor reto pendiente.

No podemos negar avances en el camino hacia la igualdad en las últimas décadas: la incorporación de la mujer a muchas esferas públicas, avance en los derechos sexuales y reproductivos, en la visibilización de la violencia, como hemos señalado, pero queda un largo recorrido para acabar con la violencia, la brecha salarial y de pensiones, lograr un sistema de cuidados para que estos no recaigan exclusivamente en las mujeres. Pero nuestra ambición es mucho mayor: queremos un nuevo modelo de producción y de consumo que no destruya los recursos del planeta, una sociedad en la que todas las personas sean legales independientemente de su origen, en la que no se discrimine a nadie. Hay mucho trabajo por delante y pensamos que el feminismo es el camino para conseguir una sociedad más justa, luchamos por una vida que merezca ser vivida y para ello tenemos que seguir organizándonos, tejiendo redes y socializando nuestras reivindicaciones y propuestas.