Respecto al bagaje de estos dos años, Jonatan García pone también el foco en el "sentimiento de pérdida de tiempo" existente en dos colectivos: el de los jóvenes y el de la tercera edad. "A los jóvenes les han laminado los años en los que se producía la transformación de la infancia a la juventud, de acceso a la universidad o de empezar a trabajar: se les ha robado el tiempo de construcción. Desde el colectivo de los más mayores, en cambio, la sensación es de una pérdida de tiempo, un robo de tiempo", explica.

Ion Martínez incide en esa misma línea y habla del "sesgo generacional" que se ha visibilizado durante la pandemia: "Podríamos decir que esta ha sido una pandemia que, sobre todo al comienzo, fue gestionada pensando en una población adulta, sana y autónoma. Como sabemos, muchos mayores fallecieron en condiciones lamentables en residencias de ancianos. A los niños se les trataba inicialmente como amenaza por una supuesta mayor capacidad de contagio que nunca se llegó a confirmar".

Más allá, Martínez recuerda que los adolescentes y jóvenes "han sido acusados de egoísmo, anteponiendo necesidades generacionales, frente a la responsabilidad exigida al conjunto de la sociedad" por parte de las autoridades. "La inmediatez con que vive un joven cada instante debe hacernos pensar en la sensación de pérdida de hitos importantes en su vida y sobre todo en las dificultades que ha tenido para gestionarlo", añade.

Más intensa en los jóvenes

Por su parte, María Silvestre es de la opinión de que esta sensación de pérdida de tiempo durante los dos años de la pandemia ha tenido un mayor efecto entre la juventud que entre el colectivo de la tercera edad. "Creo que esta sensación está más presente entre la gente joven que entre la gente mayor, por contradictorio que pudiera parecer", explica, antes de añadir que entre los adolescentes o veinteañeros "se ha generalizado la sensación de estar perdiendo años valiosos y oportunidades de diversión y de relación".