La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra ha condenado a siete años de prisión a un vecino de Pamplona de origen dominicano, Joel A.C.G., que agredió sexualmente a una joven que acudió a por marihuana a su piso de Pamplona. El tribunal le condena a seis años de cárcel por el delito de agresión sexual, a 6 años de libertad vigilada y a una orden de alejamiento de diez años, además de a la prohibición de comunicación con la víctima. Tendrá que indemnizar a la joven con 20.000 euros por los daños morales. Además, la Sala le condena a seis meses más de cárcel por un delito contra la salud pública. El acusado negó durante el juicio la agresión sexual y se limitó a justificar que la relación había sido consentida y que él se detuvo cuando la mujer lo solicitó. Ésta, sin embargo, se ratificó en que en ningún momento quiso mantener una relación con el acusado y que este actuó a la fuerza.Los hechos sucedieron sobre las 18.00 horas del 19 de febrero de 2021, cuando la joven, de 18 años, se encontraba en compañía de un amigo en la plaza de los Burgos de la capital navarra y ambos decidieron acudir a casa del acusado para comprar cannabis para su consumo. La víctima reconoció en el juicio que conocía al procesado desde hacía tres meses y que era su camello habitual.

Con tal finalidad, ambos acordaron llamar por teléfono al procesado al objeto de que les suministrase la droga, hablaron con él y quedaron en encontrarse en las proximidades de la estación de Renfe. Tras dirigirse la joven y su amigo al lugar indicado, después de esperarle unos diez minutos en ese lugar, como el acusado no llegaba, el joven le llamó de nuevo por teléfono. Fue entonces cuando el procesado le indicó que se dirigieran a su vivienda, en el barrio de San Jorge de la capital navarra, y le indicó que quería que exclusivamente subiera hasta el domicilio la joven, para hacer entrega a esta de la sustancia pretendida.

"no he venido para esto"

Fue alrededor de las 18.20 horas cuando llegaron al lugar. Al piso subió la chica, que fue conducida por el acusado hasta una habitación y, cuando entraron en la misma, él se puso detrás de ella y le dio dos chapadas en el culo a la vez que le bajaba los pantalones de chándal que vestía. La víctima reaccionó de inmediato, se volvió a subir la prenda y le respondió: "Yo no he venido para esto". No obstante, el acusado le bajó de nuevo la ropa, contra su voluntad, y la tiró sobre la cama, donde consumó la agresión sexual tras impedirle que se moviera al colocarle la mano sobre la espalda.

Una vez que le soltó el acusado, le entregó a la joven el cannabis que había ido a comprar para su consumo por 10 euros que ya le había entregado al acceder a la vivienda. Luego, ambos abandonaron el do-micilio y en la calle se juntaron con el amigo de la joven. Sobre las 19.00 horas, la víctima telefoneó a una amiga suya, a la que le contó que el acusado la había violado, lo que igualmente contaría poco después a su amigo, haciéndolo cuando habían transcurrido unos 20 minutos desde que bajó del domicilio del acusado. Tanto la amiga que telefoneó, como el amigo que le acompañó al pìso del acusado y que le esperó en la calle a que bajara con el cannabis, testificaron que la joven les había confesado los hechos y le habían recomendado que acudiera cuanto antes a denunciar y a un centro hospitalario.