Mi centro de salud no me coge el teléfono, me dan cita para dentro de cuatro días, tengo que contarle al personal administrativo qué me pasa... Quien más, quien menos ha oído en su círculo cercano quejas sobre la accesibilidad de la Atención Primaria. Pero, ¿realmente hay tantos problemas? Ese es el tema que abordó el pasado martes la mesa redonda organizada por la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública de Navarra, moderada por la periodista Cristina Ochoa y en la que participaron Ana Campillo, gerente del Área de Salud de Tudela; Maite Abaurrea, trabajadora social de la Asociación La Majarí y miembro del programa de Promoción de Salud de Minorías Étnicas del Instituto de Salud Pública del Gobierno Foral de Navarra (ISPLN); Ariñe Sábada, enfermera comunitaria del centro de salud de Huarte; y Javier Abad, médico especialista en Atención Primaria y representante de la Asociación para la Defensa de la Salud Pública de Navarra.

La reflexión

¿Qué es la accesibilidad?

“Nosotros entendemos la accesiblidad en su sentido amplio, pensando que tenemos que tener servicios de salud que sean capaz de responder a todas las necesidades, con accesibilidad física pero sin dejar de lado a ninguna persona por motivos culturales o económicos, así como atender a mayores o hacer intervención comunitaria. Los dos conceptos básicos serían universalización y equidad”, comenzó el debate Javier Abad. Para Ana Campillo, este término significa “no solo tener un referente al que consultar, sino tener la tranquilidad de poder hacer uso de esa asistencia y que hay capacidad de respuesta”. “Saber decir el nombre de tu enfermera”, añadió, mencionando la “Encuesta de Satisfacción de la Ciudadanía” de Osasunbidea, en la que “un altísimo porcentaje” conocía a su profesional de referencia.

Maite Abaurrea va más allá. “Una clave importante es tener profesionales de referencia que sean estables en el tiempo. Que te conozcan, que te escuchen, conocer la mochila de su vida hace que sientas el sistema sanitario cercano”, expone, algo con lo que coincide la “enamorada de la Primaria” Ariñe Sádaba: “Somos las que entramos en casa, las que te abrazan cuando se muere tu madre. Todo el mundo quiere la Urgencias o a UCI, que son el restaurante 3 estrellas Michelín, y nosotras somo las lentejas de casa. Es súper importante la estabilización, porque la confianza no se hace en un día”.

Este aspecto es todavía es más importante cuando se trata de personas en situación de vulnerabilidad, en las que “detrás de la sintomatología que llevan al centro de salud hay más cosas que igual no verbalizan porque no son capaces de hacerlo”. “Ahí es importante una persona de confianza delante para poder ir sacando a ese paciente lo que hay detrás”, atestigua la trabajadora social en La Majarí.

La pregunta

¿Son accesibles los centros de salud?

“Yo diría que somos muy accesibles”, afirma la gerente del Área de Salud de Tudela con rotundidad. Y se explica. “Con la pandemia hubo un periodo donde hubo serios problemas de accesibilidad, pero los datos han mejorado y mucho. Una de las cosas que se achacaba era la dificultad para la accesibilidad telefónica y es cierto que las líneas se colapsaban, pero conforme se ha recuperado la presencialidad se ha abierto la cita de manera presencial. La mejoría y el aumento ha sido progresivo y ya 3 de cada 4 pacientes consiguen cita en menos de 24 horas. Lo que ocurre es que se ha hecho un daño, y si hace 6 meses no pudiste coger cita el daño está hecho”, argumenta, volviendo a hacer referencia a la encuesta de satisfacción de salud y admitiendo que “hará falta tiempo para poder volver a recuperar la confianza”.

Ariñe Sádaba matiza que “accesibilidad no es inmediatez”, por lo que muchas veces los usuarios se confunden, y más tras unos años en los que “la tendencia era ir al centro de salud para todo”. “Ahora cambiamos el paradigma y hay que empoderar al paciente, pero igual habría que hacer más consejos de salud para acercarnos a él”, propone.

La controversia

¿Debo contar qué me pasa a Admisión?

Uno de las principales quejas de los pacientes a la hora de pedir cita con su profesional del centro de salud es la necesidad de contar al personal administrativo cuál es su dolencia, algo sobre lo que los protagonistas de la mesa no le ven problema más allá de formar a la población para que entienda que ese es el modo adecuado de proceder.

“Hay reparo sobre todo en el mundo rural, porque la administrativa puede ser la vecina de al lado. Los itinerarios hay que entenderlos y eso hay que explicarlo bien. La gente tiene que saber por qué es importante decir lo que pasa, ya que es una forma de agilizar al sistema”, desembrolla Abaurrea ante los gestos de aprobación del resto de participantes. “Se están llevando lo peor”, certifica Sádaba.

“Es un tema de educación. Tienen las preguntas muy bien indicadas, y optimizan los recursos de cara a cribar hacia dónde hay que dirigir esa consulta. Además, sería poco óptimo para el sistema que fuera una enfermera o un médico quien haga esa labor. Hay que hacer cierta labor pedagógica porque tiene su razón de ser, y además hay que entenderlos como parte del personal de Primaria”, manifiesta Campillo.

Para Abad, este personal “es el mejor formado”. “Son los que más conocimientos tienen que poner en marcha en la atención, los que mejor conocen los circuitos, los que conocen los derechos de las personas. Y tienen que conocer sistemas informáticos, hacer atención telefónica, dar información, preservar la intimidad y confidencialidad… es un personal muy complejo y muy formado, pero no lo tratamos de forma diferente”, lamenta, destacando que quizá se debería exigir una “titulación específica de personal sanitario como la de Técnico Superior en Documentación y Administración Sanitarias” porque eso “haría equipo”. “Son sanitarios porque tienen que guardar las mismas condiciones que un médico”, argumenta.

Un tema aparcado

La intervención comunitaria

Además de todo lo mencionado, si algo aparcó la pandemia ha sido la parte comunitaria de la labor tanto los profesionales de la medicina como de los de enfermería, un aspecto que convendría retomar para que los centros sean realmente de salud y no solo de enfermedad. “Tenemos la Atención Primaria orientada al tratamiento de la enfermedad y no hemos cuidado suficiente la promoción de la salud, y ahí tenemos una oportunidad porque la pandemia nos ha hecho valorar estas cuestiones”, reconoce Campillo, respaldada por Abad, que valora la configuración en zonas básicas. “Eso da la base para luego poder intentar hacer intervención comunitaria. Se nos olvida porque la presión es la atención individual, aunque ni la organización ni la financiación lo permite ni estamos generando condiciones para permitirlo porque eso tiene que ir organizado y dotado de metodología y formación”, describe.

Una pieza muy importante de esa labor comunitaria es la de enfermería, representada por Ariñe Sábada, que reconoce que muchas veces “se olvida”. “Estamos en la vorágine del día a día, desde arriba tampoco se nos ha dicho nada y nosotras tampoco nos lo creemos, y nos cuesta. La enfermera escolar es una figura que se intenta implantar en los colegios, pero nos lo tenemos que creer. Hay muchos proyectos pequeños por Navarra, aunque es más fácil en localidades pequeñas. Ojalá nos metiesen una hora al día de comunitaria”, añora. “Impulsar la comunitaria rentabilizaría el tiempo, porque multiplicaría el potencial del personal. Pero está tan encasillado el trabajo sanitario desde la enfermedad...”, lamenta Maite Abaurrea.

LAS FRASES

“Los administrativos tienen las preguntas muy bien indicadas y optimizan los recursos”

Ana Campillo

Gerente del Área de Salud de Tudela

“Es importante la estabilidad, que le paciente tenga a alguien de confianza delante”

Maite Abaurrea

Trabajadora social Asociación La Majarí

“Muchas de las patologías tienen un fondo social. Faltan trabajadoras sociales”

Ariñe Sádaba

Enfermera comunitaria C. S. Huarte

“Hay que ir más allá y entender la accesibilidad como responder a todas las necesidades”

Javier Abad

Asoc. en Defensa de la Sanidad Pública