Oiartzun - Doce horas después del suceso, el barrio Iturriotz de Oiartzun continuaba oliendo a quemado. Afectados y curiosos se acercaron ayer a las inmediaciones del número cuatro de la calle Ozentzio -que permanecía acordonado y vigilado por agentes de la policía municipal- para dar cuenta, con sus propios ojos, de la magnitud de lo ocurrido. Una persona herida de gravedad y nueve desalojados es el balance de un incendio que dejó, además, dos viviendas destrozadas y graves daños en un edificio cuyos habitantes tardarán en volver a la normalidad. Además, siete personas -una mujer y seis ertzainas- fueron atendidos por inhalación de humo.

El drama era visible en los ojos de Eli, propietaria del inmueble. "Está destrozado" era lo que acertaba a decir, sin asumir todavía lo ocurrido.

Las llamas se iniciaron, por causas que se desconocen, en el salón de una de las viviendas del segundo piso y no tardaron en propagarse, debido a que se trata de un edificio antiguo con estructura de madera. Habían pasado 20 minutos de la medianoche y gran parte de los vecinos estaban acostados o a punto de hacerlo cuando se desató el incendio.

"Estábamos medio dormidos y de repente empezó el circo: fuego, ruido, explosiones... La gente nos gritaba que saliésemos, pero el portal estaba lleno de humo". Quien habla es Aitor Andueza, que habita de una de las dos viviendas del segundo piso, las más dañadas por el incendio. El fuego se originó justo en la de su vecino, un hombre de 51 años que fue trasladado al Hospital de Cruces con graves quemaduras en las manos. Andueza y su pareja, Edurne Alfaro, corrieron mejor suerte gracias, en parte, a la solidaridad y ayuda de sus vecinos, que fueron quienes lograron que salieran de casa ilesos.

Uno de estos vecinos es Joseba, que vive en una casa cercana a la afectada. "Estaba con mi mujer y vimos que salía muchísimo humo", narró a este periódico. Se acercaron al número 4 de Ozentzio, donde los vecinos del primer piso estaban saliendo a la calle, pero no los del segundo. "Parece ser que estaban dormidos, porque la gente les gritaba, pero no se daban cuenta. Como mi mujer tiene el teléfono de Aitor, le llamó, y ya se despertaron".

Para entonces el denso humo hacía la escalera intransitable y se desató un momento de gran nerviosismo, ya que la pareja no podía ponerse a resguardo de las llamas. "Me acordé de que el aita tiene en una txabola de aquí cerca unas escaleras largas y fui a por ellas", recordó Joseba.

Las desplegaron en la parte trasera de la casa y, con ayuda de los agentes de Policía municipal y Er-tzaintza, que ya se encontraban en el lugar, la pareja pudo salir de la vivienda y ponerse a salvo sin resultar heridos.

Peor suerte corrió el hombre de 51 años en cuya casa se originó el fuego. Sufrió graves quemaduras en las manos y también alguna, aunque de menor gravedad, en los brazos, e inhaló gran cantidad de humo, una situación que se agrava, aún más si cabe, si se tiene en cuenta que esta persona había sido operada por una dolencia en la garganta.

Fue atendido por los servicios de emergencias y trasladado en ambulancia medicalizada a la unidad de quemados del Hospital de Cruces, donde quedó ingresado.

Tras el suceso, los vecinos fueron realojados, algunos en casa de familiares y allegados y otros en un hotel de la zona, donde pasaron la noche.

"Está todo destrozado" Con la luz del día, los residentes volvieron a la vivienda, donde la destrucción quedó patente. El frontal del edificio dejaba a la vista un tejado devorado por las llamas y los vecinos, custodiados por agentes de la policía municipal, rescataron algunas pertenencias. "Está todo muy negro, destrozado", confirmaron a este periódico Andueza y Alfaro, que sospechan que regresar a la normalidad les llevará tiempo: "Lo mismo tardamos un año en volver. A ver qué pasa".

Pudieron coger algo de ropa -"está todo empapado"- y alguna que otra pertenencia de valor, aunque han perdido muchas cosas. "He visto el ordenador ahí, destrozado, y me ha dado pena. Que es verdad que los seguros están para eso, pero... Al menos nosotros estamos bien", se consolaba Andueza. "Se ha ido todo al carajo. Hemos cogido cuatro cosas, pero está todo quemado", se lamentó.