La aparición de un cordero degollado en su taller mecánico, en Alkotz, no le quita el sueño a Ibai Esquisabel. El dueño de Talleres Elordi afirma que no tiene "problemas con nadie, por lo que no le encuentro ningún significado a que hayan colgado un cordero degollado en mi taller. Parece una gamberrada, algún chaval que encuentra las pieles en la basura y las va dejando por ahí".

El cordero en cuestión fue hallado el pasado sábado por el guarda forestal de la zona, que avisó a la Policía Foral. Es el cuarto que aparece en el Valle de la Ultzama en el último mes y medio. "Estaba atado con cinta aislante al buzón del propio taller", señala Ibai, quien recuerda que "a finales de febrero y comienzos de marzo ya apareció otro cordero cerca del taller. El chico que trabaja conmigo lo encontró cerca del lugar en el que aparca habitualmente. Estaba tirado en el suelo. No le dimos importancia en aquel momento".

A Ibai le llama la atención la forma en la que han aparecido los corderos, degollados y despellejados con la cabeza unida a la piel. "Por aquí la mayoría de la gente tenemos ganado, ovejas... Y no es la forma en la que matamos el cordero, porque la cabeza se suele aprovechar para comer o al menos se queda con el cuerpo. No es habitual despellejar al cordero con la cabeza", explica el dueño del taller. "Tampoco es como suelen matar los corderos durante el Ramadán, porque suelen seccionar la cabeza completamente y luego despellejan el cuerpo".

En cualquier caso, y aunque admite que "no es plato de buen gusto", Ibai Esquisabel insiste en que "no le damos ningún significado al cordero, ni como amenaza, ni como mensaje, ni nada. No tenemos problemas con nadie y el hecho de que hayan aparecido otros corderos en señales de tráfico en otros sitios indican que no es algo que tenga que ver con nosotros". En ese sentido, su teoría es que "alguien está matando corderos para comer y alguien recoge las pieles y las va dejando por ahí", concluye.