El titular del Juzgado de Instrucción número 4 decretó ayer el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza del conductor Unai S.V., vecino de Abaurrea Baja de 26 años, que circulaba a entre 100 y 120 kilómetros por hora, se saltó en rojo un semáforo y atropelló mortalmente al joven pamplonés Pablo Salinas Cervera, de 32 años, que cruzaba un paso de peatones a las 0.10 horas del viernes en Pamplona. El juez le imputa delitos de homicidio, conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas o drogas tóxicas, conducción temeraria con manifiesto desprecio para la vida de las personas y abandono del lugar de un accidente.

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En el auto, que puede ser recurrido, el magistrado relata que, sobre las 0.10 horas del día 28 de mayo de 2021, el investigado conducía, bajo la influencia de bebidas alcohólicas (arrojó una tasa en torno a 0,55 mg/litro de aire espirado) y tras haber consumido cocaína y éxtasis, consumos que reconoció ayer en su declaración. Iba al volante de un VW Golf GTI a gran velocidad por la avenida de Barañáin, donde comenzó a ser perseguido por una patrulla de Policía Municipal hasta la avenida de Bayona. Allí, según consta en la resolución, "sin respetar un semáforo en fase roja y circulando a más de 100 kilómetros por hora, atropelló en un paso de cebra al peatón Pablo Salinas, de 32 años, quien resultó fallecido en el acto tras ser desplazado 80 metros". El conductor se dio a la fuga y abandonó el vehículo en la calle Monasterio de Irache, marchándose a pie por la zona de Biurdana y ocultándose en la avenida de Guipúzcoa entre la vegetación, donde fue finalmente localizado por otra patrulla de Policía Municipal. Uno de sus tres acompañantes, entre los que se encontraba el hermano del procesado, había telefoneado a sus padres para contarles lo ocurrido.

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En la comparecencia celebrada en el mañana de ayer en el juzgado de guardia, el fiscal solicitó el ingreso en prisión provisional del investigado, que carece de antecedentes penales. El juez destaca que, de lo actuado hasta ahora en la causa, se desprende la existencia de delitos de homicidio, conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas o drogas tóxicas, conducción temeraria con manifiesto desprecio para la vida de las personas y abandono del lugar de un accidente, delitos con penas superiores a los dos años.

En cuanto a los indicios de criminalidad, el juez señala las circunstancias de su detención en los términos que constan en el atestado presentado, las manifestaciones de los agentes y testigos que presenciaron la conducción (había un camión de la basura recogiendo los contenedores que se encuentran junto al paso de peatones) y las grabaciones de las cámaras y el cálculo de velocidades, entre 100 y 120 km/h, realizado por la fuerza policial actuante.

El magistrado decretó el ingreso en prisión debido a "la extrema gravedad de los hechos, los bienes personales en juego y las elevadas posibilidades de eludir la acción de la justicia ante la gravedad de las penas que en su día pudieran imponerse, ya que no sólo se dio a la fuga tras el accidente sino que abandonó el vehículo ocultándose para evitar su detención".

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Se le imputan cuatro delitos. Al investigado se le imputan los delitos de homicidio, conducción bajo los efectos de alcohol y drogas, conducción temeraria con manifiesto desprecio para la vida de las personas y abandono del lugar del accidente.

Los hechos ocurrieron a las 00.10 horas en la avenida Bayona después de huir de la Policía. En el auto judicial que le envía a prisión, el juez recalca que el investigado ya circulaba, instantes antes del atropello mortal, por la avenida de Barañáin a gran velocidad y de manera temeraria, por lo que comenzó a ser perseguido por una patrulla de la Policía Municipal de Pamplona que lo observó de modo fortuito.

Declaró lloroso, dijo no haber visto al fallecido porque iba pendiente del retrovisor. El conductor responsable del atropello mortal de Pablo Salinas Cervera declaró ayer ante el juez lloroso y dijo sentirse muy arrepentido por lo ocurrido. Pidió perdón por los hechos. Sobre el atropello, en el que no había marcas de frenado en el suelo y conducía a 110 km/h, manifestó que no vio al fallecido cruzando el paso de peatones porque iba pendiente del retrovisor, mirando si les seguía la Policía, que ya había advertido su presencia unos metros antes y que había activado las luces y sirenas para que interrumpieran la marcha.

El siguiente semáforo también lo atravésó en rojo. Después de haber arrollado mortalmente a Pablo Salinas, el conductor también atravesó en rojo al menos el siguiente semáforo de la avenida de Bayona. Luego fue hacia la calle Monasterio de Irache y dejó el coche allí con la luna destrozada.