La rápida actuación de Igor Arigita López, de 24 años, evitó que el accidente sufrido por otro vecino de San Adrián, que volcó con su coche en la piscina de su domicilio, tuviera un desenlace fatal. "Encontré al chico boca abajo, con medio cuerpo dentro del agua. Estaba ahogándose. Me tiré a la piscina y le solté el cinturón de seguridad para liberarlo", relató este jueves el joven, que reside junto con su familia en la vivienda del número 52 de la calle Mayor de San Adrián en la que el miércoles por la tarde volcó completamente un turismo tras salirse de la calzada y atravesar la valla perimetral del inmueble.

El herido, que se recupera de las contusiones sufridas en el Hospital García Orcoyen de Estella-Lizarra, circulaba con su coche por la calle Mayor de San Adrián cuando perdió el control del vehículo y cayó desde una altura de unos cuatro metros sobre el vaso de la piscina particular de la familia Arigita López. En ese momento, los padres no se encontraban en la vivienda, pero sí estaban Igor y su hermana con unas amigas. "Yo estaba con los auriculares y de repente oí un ruido. Escuché a mi hermana y sus amigas gritando y bajé al patio. Entonces vi el panorama que había y tuve que actuar rápido", explicó el joven.

SEMISUMERGIDO, CON EL CINTURÓN

Tras chocar contra la valla y volcar sobre su techo, el coche que conducía el joven herido, de 23 años, quedó semisumergido. "Me lo encontré boca abajo, con medio cuerpo dentro del agua. Estaba ahogándose, inconsciente. Me tiré a la piscina y le solté el cinturón de seguridad. Lo saqué del coche y de la piscina como pude", relató Igor, que trabaja como técnico de rayos en el Hospital García Orcoyen de Estella-Lizarra y además tiene formación como socorrista. "Estaba medio inconsciente y había tragado agua, así que lo pusimos en posición lateral de seguridad y poco a poco fue recuperando la consciencia, fue reaccionando".

Durante esos primeros momentos, Igor habló con el conductor. "Le pregunté si se había mareado y por eso había perdido el control del coche y me dijo que sí, que se había mareado. Pero luego le volví a preguntar y me dijo que no recordaba absolutamente nada, solo un golpe", indicó Igor, que a continuación se introdujo de nuevo en la piscina "para ver si había alguien más dentro del coche", pero estaba vacío.

CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE

Una ambulancia trasladó al conductor al Hospital García Orcoyen, donde este jueves coincidió Igor con él. "Estaba mejor. No tenía ninguna fractura, solo los golpes. Tuvo mucha suerte, porque le salvó el airbag y también tuvo mucha suerte de que estuviéramos en casa. Fue cuestión de segundos, de vida o muerte". La realidad es que el accidente también pudo acabar de forma fatal si hubiera habido alguien dentro de la piscina. "Es mejor no imaginarlo", reconoció Igor.

No es la primera vez que la familia Arigita López sufre un susto similar. "Hace unos diez años ocurrió algo parecido. Hubo una helada y un coche se fue para atrás en la pendiente. Atravesó la valla y cayó a la piscina, que estaba casi vacía. El conductor pudo salir por su propio pie", recordó Igor, que comentó que "tendremos que hablar con el Ayuntamiento y buscar una solución aceptable para evitar que suceda una tercera vez. Es una incertidumbre estar en el patio y que pueda caernos un coche encima", concluyó el joven.