Es la sombra de Asier Martínez. Su entrenador, su amigo, su confidente. El histórico bronce en los 110 metros vallas obtenido por el atleta de Zizur el pasado julio en el Mundial de Oregón junto con el oro en el Europeo de Múnich de agosto –que además supuso su mejor marca personal, 13.14– hicieron que el nombre de François Beoringyan estuviese en boca de todo el mundo. Porque el preparador y exatleta nacido en El Chad (4/10/1974), formado en Francia y afincado en Navarra desde 2002 es sin duda artífice de los éxitos de un deportista que en sus primeros Juegos Olímpicos, los de Tokio, fue sexto. Pero hay más. Porque Beoringyan, conocido como Swan, entrena a más atletas con una gran proyección e incluso algunos de fuera de Navarra se están poniendo en sus manos para alcanzar los resultados que anhelan. Hombre risueño y de mirada vivaz, jamás olvidará un 2022 de ensueño.

¿Es de hacer balances anuales?

–Yo el balance lo suelo hacer al final de la temporada, en septiembre o en octubre. Ahí valoramos lo hecho. Pero sí que ha sido un 2022 increíble, espectacular. Ese año que cualquier atleta o entrenador sueña y que pocas veces pasa. Aún me cuesta asimilarlo.

En el mundo del atletismo, en las esferas internacionales, su nombre ha sido de lo más escuchado. ¿Cómo lo ha llevado?

–Bien. Creo que es el reconocimiento a tantos años de trabajo. Los resultados han hecho que se refleje más todo y uno empieza a darle más valor a su trabajo.

¿Imaginaba un año así?

–Digamos que ha sido un año perfecto. Nos planteábamos unos objetivos, pero luego existen muchos factores que pueden hacer que no los consigas. Así que no, no lo imaginaba.

Éxitos como los de Asier hacen que al final se hable más de los entrenadores. ¿Cree que su trabajo está lo suficientemente valorado?

–Cada vez se habla más, pero creo que todavía hay muchas cosas por hacer. Es lógico que el atleta sea el protagonista principal y que esté un puesto por adelante, pero cualquier deportista sabe que sin un entrenador todo es más complicado. De todas formas, más que hablar del entrenador, creo que aún queda camino por hacer en cuanto a medios, por ejemplo.

Al margen de entrenarles físicamente, será ya casi como el psicólogo de ellos. Un aspecto que a veces es casi más importante que el físico.

–Yo siempre digo que de mi carrera de INEF, que estudié en Francia, las asignaturas que más me están ayudando tienen que ver con la psicología. Entender qué pasa en la cabeza de un atleta, ser capaz de leer cómo se encuentra viendo sus gestos o intentar adelantarme a lo que puede estar pasando. Todo lo que sea motivar o tener las palabras adecuadas cuando las cosas no están saliendo bien. Hay mucho trabajo psicológico. Ocupa más tiempo y desgasta más que el propio entrenamiento.

¿Y qué puede pasar por la cabeza de un chaval como Asier en esos momentos en los que está a punto de competir y hay tanto en juego?

–Pasa de todo. Es verdad que el Mundial era un poco diferente. Sabíamos que para rascar una medalla había que hacerlo a la perfección y contar con el fallo de algunos. Lo bueno de esta prueba es que es así, hay fallos, si bien en otra ocasión nos puede pasar a nosotros. Pero en el Mundial no había tanta presión o quizás sólo la que se pone uno mismo. En cambio, en el Europeo fue distinto. Nosotros teníamos como favorito al francés, pero la gente decía que al haber sido Asier tercero del Mundo, tenía que ser campeón de Europa. Había una “obligación” que al final generaba estrés. Yo le dije que al plantearnos los objetivos hace meses, hubiésemos firmado cualquier medalla, y no había que cambiarlo. Pero es algo difícil, porque por mucho que intentara aislarse, ese mensaje llegaba por todos los sitios. Para Asier han sido dos competiciones diferentes, dos formas distintas de afrontar el estrés, y sin duda fue más duro en Múnich que en el Mundial. Lo bueno es que es una persona capaz de mantener su nivel técnico incluso en un momento de tensión.

Desde fuera se le ve siempre muy seguro cuando va a competir, pero la procesión irá por dentro.

–Sí. Él dice que en la competición lo que necesita es encontrarse bien físicamente, ya que tiene una técnica segura. Si al menos está bien a nivel físico, ya parte con algo muy positivo. Esa tranquilidad que transmite es real. Al Europeo llegó muy bien físicamente, incluso mejor que al Mundial. En el invierno había tenido molestias en el pubis y ya no las tenía. Eso le generaba mucha tranquilidad. Pero está claro que por dentro es otra historia. Él, además, es una persona bastante nerviosa de por sí y por dentro era un volcán.

¿Y usted cómo le ayuda a manejar ese estrés de la competición desde fuera?

–Yo lo llevo cada vez peor. A mí me preocupa mucho el tema de las lesiones. Quiero, por lo menos, que no les pase nada. Que estén bien físicamente. Yo intento transmitir calma, tranquilidad y paz. Que vean que es una competición más, que todo va a salir bien y, si no es así, no pasa nada.

Hablamos mucho de Asier, por la proyección que está teniendo, pero también se encarga de otros atletas. ¿Ahora mismo a quién entrena?

–Dicen que estoy con muchos atletas, aunque siempre ha sido así. Lo que ha cambiado es el nivel. Ahora tienen mucho. Detrás de Asier está Iker Alfonso, a quien no llevaron al Europeo a pesar de haber cumplido con los requisitos. También con Nerea Bermejo, quien el pasado año lo tuvo complicado por el tema de los estudios y las lesiones, pero es de la que despuntan en vallas. Laila Lacuey también está conmigo y desde el pasado año Tristan Cárdenas, un joven de Burlada que está también despuntando, en su caso en velocidad. Además, como todo esto hace eco, últimamente me están llegando atletas de fuera de Navarra. Gente a quien le llama la atención los resultados o ve que hay muchos deportistas de diferentes pruebas que rinden. De fuera han venido también este año Saleta Fernández, que es gallega pero procede de Santander. Al igual que Jennifer Rodríguez, que es colombiana, o Nacho Sáez, un chico de Madrid. Ahora lo que está cambiando es eso, que viene mucha gente de fuera de Navarra. Es un grupo de mucha calidad además. Todos van a campeonatos nacionales y algunos a internacionales. Son medallistas potenciales.

Que le elijan a usted para que les entrene le hará sentirse muy orgulloso de su trabajo.

–Sí. La palabra es esa. Con todo lo que está pasando, me siento orgulloso. Llevo muchos años entrenando y no siempre ha sido fácil. Cuando uno cree en un método de entrenamiento, en una filosofía, y ve que los resultados están saliendo, da una gran satisfacción. Además, muchos de los atletas han empezado desde pequeños y eso da alegría.

Eso demuestra el nivel del atletismo en Navarra en todas las facetas.

–El nivel del atletismo siempre ha sido bueno. Yo llegué aquí en la generación de Marta Mendía o de Íñigo Monreal, para mí irrepetible, y pensaba que pasarían unos años antes de que apareciesen atletas de ese nivel. Pues no. Llevo 20 años en Navarra y han llegado deportistas de un nivel similar o incluso mejor. Además, en pruebas variadas, porque tenemos lanzadores, saltadores, marchadores... Ahora mismo, Navarra cuenta con muy buenos atletas en varias disciplinas. La mayoría, formados en Pamplona con sus entrenadores de toda la vida. Eso dice mucho de su nivel y también del de los entrenadores. Y cuando hay deportistas de Madrid o de Santander que dejan sus ciudades para venir a entrenar a Pamplona es porque tienen claro que aquí van a conseguir resultados. Y es por los entrenadores.

¿Hacia dónde camina entonces el atletismo navarro? ¿Cuál sería el objetivo deseado?

–Para mí, que Navarra sea reconocida como tierra de atletismo y Pamplona como capital del atletismo. En los últimos años, con la Federación Navarra ha habido muchas iniciativas para que algunas competiciones se celebren aquí. Así que me gustaría que esta ciudad se convirtiera en sede tradicional de campeonatos. Además, a través del atletismo, como de otros deportes, transmitimos valores. Por lo que me gustaría que el nombre de Pamplona se relacionase con este deporte.

Hablamos de que usted atrae atletas. Está muy afincado aquí desde hace tiempo. ¿Le han tentado para ir a trabajar a algún otro sitio?

–No. Pero, de todas formas, estoy demasiado bien aquí. Yo he cambiado de país, de ciudad, y es muy difícil hacerte un hueco y además con cierto éxito como para hacer las maletas ahora e irme. Además, soy muy de hábitos. Mi lugar es mi gente y no se me pasa por la cabeza para nada marcharme, porque creo que  tengo una calidad de vida que no voy a encontrar en ningún sitio. Aquí lo tengo todo.

El Europeo de marzo, objetivo

Pista Cubierta. Asier Martínez es uno de los atletas sobre los que más se va a poner el foco en el nuevo año, después de un 2022 inigualble en el que se colgó una histórica medalla de bronce en el Campeonato del Mundo y un oro en el Europeo. Dentro del circuito de atletismo en pista cubierta, el objetivo más ambicioso del zizurtarra será el Campeonato de Europa que se disputará del 2 al 5 de marzo en Estambul. Será la meta “principal”, donde habrá que “hacerlo lo mejor posible”, asegura François Beoringyan. Todo apunta a que Asier Martínez empezará a competir el 20 de enero en Luxemburgo y continuará el 27 en Karlsruhe (Alemania).