Era el gran evento del atletismo. La mejor ocasión de disfrutar de cerca de las figuras nacionales e internacionales bajo un mismo techo. Y el público navarro no falló. Más de 4.000 personas se congregaron ayer en el Navarra Arena para ver a las estrellas de un deporte que da muchas alegrías año tras año a esta tierra. Si bien la jornada no pudo ser perfecta y hubo quien se marchó de la gran instalación adecuada al evento con cierto sabor agridulce.

Porque había ganas de ver de nuevo en acción a Asier Martínez, uno de los mejores deportistas navarros de los últimos tiempos. Los asistentes querían ser testigos de la reaparición del bronce mundialista y del campeón europeo. Verle de nuevo volar sobre la pista superando obstáculos. Cuando desde la megafonía se pronunció su nombre, el Navarra Arena enloqueció. La ovación al vallista de Zizur fue tan ruidosa como emotiva. Y Asier respondió devolviendo el aplauso al público. Todo parecía perfecto.

Hasta que el navarro, en plena semifinal de los 60 m vallas, comenzó a realizar gestos de dolor. Y parte del público enmudeció. El zizurtarra se quedaba fuera de la final y, lo peor, por lo que parecía una lesión. Un jarro de agua fría.

Al margen de ello, lo vivido este viernes en el Navarra Arena se recordará por mucho tiempo. Deporte y espectáculo fueron de la mano. Juegos de luces, de fuego, música, speaker, animación... Todos los ingredientes estaban presentes en un recinto que, por primera vez, albergaba un evento de atletismo de este calibre.

Un evento, además, que ponía el broche de oro al centenario de la Federación Navarra de Atletismo, que se ha celebrado este año. Su presidente, Rodrigo Domínguez, reconocía sentirse “muy satisfecho” a la conclusión y lo calificaba con un “sobresaliente”. “Queríamos buscar algo diferencial y lo hemos conseguido. No le puedo poner un pero. Ha funcionado todo de maravilla y la gente se ha involucrado muchísimo”, decía. Ahora sólo queda cumplir otros cien años más. Salud no le falta al atletismo navarro.