Dicen las viejas enciclopedias y guías de viaje, e incluso alguna IA mal actualizada, que de septiembre a noviembre en Tokio hay temperaturas suaves y agradables. Pero el cambio climático ya está aquí, tocando las narices, y el pronóstico para los Mundiales de Atletismo es que a los participantes les va a dar la risa con la mezcla de temperaturas altas y, lo peor de todo, una humedad que rondará el 100%.

La federación internacional, World Athletics, que ya se lo sospechaba, atrasó todo lo posible la cita, hasta estas fechas inhabituales de septiembre, pero ni eso va a evitar el infierno de Tokio. A esta mala costumbre de las grandes citas internacionales en condiciones de calor extremo –muy típicas del fútbol, el tenis, el automovilismo, el motociclismo o el atletismo– alguien le debería dar una vuelta. O, más efectivo, que un montón de deportistas se planten y exijan a sus jefes un mínimo de humanidad.