Basket Navarra nació en 2007 como fruto de todos los esfuerzos por devolver el baloncesto masculino navarro al lugar más alto posible. En su historia, el club ha disputado seis temporadas en la LEB Oro, con la mitad de ellas disputando playoff hacia la ACB, y nueve temporadas en la LEB Plata. Un ilusionante proyecto que, 16 años después, se ha visto obligado a poner fin definitivamente debido a la ausencia de apoyos. 

Un triste final que ha sido una crónica de una muerte anunciada. Ya el pasado 28 de junio, Javier Sobrino e Iñaki Narros, presidente y director deportivo respectivamente, anunciaron en rueda de prensa la posible desaparición del club como consecuencia de la imposibilidad de conseguir un patrocinador, algo que llevaban buscando sin éxito desde hace tres años. Una situación que, si no cambiaba antes del 14 de julio, la referencia del baloncesto en Navarra no se inscribiría en la liga LEB Plata.

Desde el anuncio de la noticia, el club se dio un plazo de siete días para conseguir 150.000 euros y, de este modo, poder continuar con el proyecto. Algo que, desafortunadamente, no se ha podido ni se ha querido dar. “Para inscribirnos en la liga teníamos que tener la garantía de que había alguien que nos ofreciese el dinero, pero no ha sido así. No nos ha llamado nadie”, asegura Javier Sobrino.

El presidente de Basket Navarra es tajante con la falta de apoyo por parte de instituciones navarras, que ha sido uno de los condicionantes de la desaparición del club. “Un proyecto como este necesita que administraciones como el Gobierno, el Ayuntamiento y la Federación estén a una con nosotros. Un apoyo que en ningún momento hemos sentido por su parte. Es curioso que, en el caso del Ayuntamiento, el 70% de la subvención que nos dan va para devolverle el alquiler del pabellón municipal”, manifiesta Sobrino que, además, afirmó que fueron amenazados por retrasarse en el pago de la última cuota del semestre.

Teniendo en cuenta que el baloncesto es el segundo deporte en Navarra con más participación, el presidente considera que Pamplona “merecía” tener representación en la élite. “Es triste que no se pueda dar por la dejadez de las administraciones. Se llenan de decir que este deporte es de valores, compañerismo o ambición, pero luego cuando hay que apoyar no se traduce en nada”, reprochó un Javier Sobrino que también admitió que la consideración de ser un club “muy serio y respetado” tiene más trascendencia fuera de Pamplona y de Navarra que dentro. “Por ahí se nos cataloga de club ejemplar en todos los sentidos. Otras comunidades consideran que esto es inadmisible con todo lo que ha dado nuestro equipo”.