A tres goles de ser eternas
itxako, con la ayuda de un anaitasuna entregado, debe remontarle al larvik el 23-21 de la ida para ser campeón
después de 900 minutos de intensa competición, de sufrimiento, de esfuerzo, de goles, de remontadas, de risas, lágrimas y celebraciones, Itxako Reyno de Navarra afronta esta tarde en el pabellón Anaitasuna de Pamplona el partido sin duda más importante de su historia, la vuelta de la final de la Liga de Campeones (19.15 horas, Canal 6).
Las de Estella, que ejercerán como equipo local en el mítico pabellón pamplonés, se trajeron el pasado fin de semana de Noruega dos goles de desventaja que, con la ayuda de 3.300 entregados espectadores, intentarán levantar ante el Larvik HK para proclamarse campeonas del torneo más importante del mundo a nivel de clubes. Claro que enfrente tendrán al que está considerado el mejor equipo del continente, algo más que la base de la flamante selección noruega. Y a eso hay que añadirle que con el corto resultado de la ida (23-21), casi seguro que las navarras deberán imponerse por tres para poder subirse a lo más alto del podio.
Pase lo que pase, la Champions tendrá un nuevo campeón que añadir a su palmarés, puesto que ni Itxako ni Larvik saben lo que es levantar este trofeo de 16 kilos de peso que últimamente ha estado dominado por los equipos daneses. En las últimas siete ediciones ha habido seis campeones de ese país (3 veces el Slagelse y 3 el Viborg) y sólo el Zvezda ruso pudo romper ese monopolio en 2008.
defender igual, atacar mejor Tras disputarse el primer asalto de la eliminatoria, está claro cuál es el juego que conviene a cada equipo. Las nórdicas basan sus éxitos en un 6/0 sin fisuras y en las pérdidas de balón del rival para machacarle al contragolpe gracias a su mejor arma, la velocidad. Las navarras tienen muchos más recursos, tanto en ataque como en defensa, y seguramente hoy, en función de cómo vaya el partido, se verán más variantes tácticas con Tervel o Barbosa en el avanzado. Arriba también tendrán que estar más acertadas que en la ida para sortear la tela de araña noruega y, sobre todo, no deberán perder balones siendo eficaces en los lanzamientos, y replegarse con rapidez.
Del Larvik, además del contraataque, lo que más preocupa a las de Estella es, sin duda, la conexión Larsen-Loke. La lateral fue la máxima goleadora en el partido de ida haciendo gala de un portentoso lanzamiento y la menuda pivote lidera la tabla de goleadoras en la Champions con 99 goles. Se conocen sobradamente del equipo y de la selección noruega, y ese entendimiento puede hundir a cualquier rival si no está atento a los pases.
También habrá que cruzar los dedos para que Leganger no tenga su día bajo los palos, y para que la pareja de árbitros alemanes aplique el mismo criterio para ambos lados. Cabe recordar que en Noruega sólo hubo una exclusión en todo el partido, la de Gro Hammerseng en el minuto 56 de partido, mientras que el Larvik dispuso de siete lanzamientos de penalti (anotó 4) y el conjunto navarro de cinco.
Toda la plantilla del equipo estellés destaca la tremenda calidad de su rival en esta final, pero confía en sus posibilidades ciegamente siempre que salga el partido esperado. Además, todas llegan en perfectas condiciones, aunque, por desgracia, una de tendrá que perderse el encuentro.
una olla a presión El pabellón Anaitasuna va a ser hoy una auténtica fiesta, incluso desde antes que se abran las puertas a las 18.00 horas, ya que muchos grupos de aficionados han quedado a comer en Estella y sobre todo en Pamplona para calentar motores de cara al partido. Se espera que la instalación se abarrote con 3.300 espectadores, de los que apenas cien serán noruegos que llegan hoy en un vuelo chárter.
Así pues, será una auténtica olla a presión, aunque nadie espera que a las noruegas les pase factura, ya que están curtidas en mil y un batallas, como demostraron en las semifinales ganando al Buducnost en Pogdorica ante unos 5.000 espectadores. De hecho, las de Tor Odvar Moen sólo han perdido un partido a domicilio, en Rumanía ante el Oltchim (33-28) y cuando ya no había nada en juego.
Sí que, en cambio, el ambiente en las gradas puede ayudarle a Itxako a levantarse en los momentos difíciles y a mantener la intensidad en los brillantes con un único objetivo: subir a lo más alto del podio y colgarse una histórica medalla de oro para el balonmano español y, por supuesto, para el deporte navarro.