"¡Itxako, Itxako!" de principio a fin
La afición, que llenó el pabellón, se volcó con el equipo y los gritos y vítores no cesaron ni un minuto
Una afición volcada, un pabellón a reventar y una marea amarilla gritando a pleno pulmón. Ésa fue la estampa con la que se encontraron, y después se despidieron, las jugadoras de Itxako Reyno de Navarra cuando saltaron a la cancha de un pabellón, el Anaitasuna, que vivió ayer la noche más histórica del conjunto estellés. El público, que copó hasta el último centímetro del estadio, no se dejó amedrentar ni por un minuto e intentó llevar al equipo, a golpe de tambor, hasta lo más alto de Europa.
Los 3.200 aficionados del Itxako se convirtieron en una gran masa amarilla que trabajó y mucho en pro de la victoria local y lo hizo, a veces, presionando al rival, otras, contestando las polémicas decisiones del árbitro, pero sobre todo levantando al equipo en los momentos que más lo necesitaba. Cada parada de Navarro o cada gol de Macarena eran vitoreados como si con ellos fuese la victoria y esto daba alas a un Itxako que, tras el encuentro, se deshizo en halagos hacia la afición.
Así, al grito de "¡Itxako, Itxako!" y "¡a por ellas!" los aficionados llegados fundamentalmente de Estella-Lizarra, Pamplona y la CAV vibraron con un partido que comenzó con mal pie, pero que se empezó a enmendar en torno al minuto 22 de la primera parte cuando Itxako se lo creyó y empezó a tutear a las noruegas. En ese momento, la afición tampoco perdió comba y la presión ejercida por la grada puso nerviosas a las jugadoras del Larvik que incluso cometieron errores de principiantes.
En la segunda parte del encuentro, los pitidos de presión que lanzó la grada superaron todos los límites y esta ruidera no la encajaron nada bien las noruegas, que en ocasiones se desorientaron. A pesar de todo, avanzaba la mitad de la segunda parte y conforme pasaban los minutos, la copa se alejaba de Estella. Pero en esos momentos el equipo contaba una y otra vez con los ánimos de un pabellón rendido a las jugadoras de Ambros Martín. Los gritos de ánimo, los pitidos y la presión enchufaron de nuevo al Itxako cuando más lo necesitaba, pero una vez más y cuando las estellesas comenzaba a remontar, el árbitro cortó el juego y volvió a enfadar a la afición que acabó cantando en varias ocasiones "manos arriba, esto es un atraco".
grada desbordada La recta final de partido fue sin duda la más intensa para los seguidores y es que con el equipo por delante en el marcador durante unos segundos, la afición se desbordó. Sin embargo, el silencio llegó a la grada con el último gol de las visitantes, que supuso un jarro de agua fría que heló los ánimos de todos y a falta de tiempo, dejó un marcador imposible. Eso sí, con el gol de la victoria del Itxako la afición retomó el aliento y, aunque conscientes de que la eliminatoria se iba, el conjunto remontó y la afición volvió a alardear de su equipo.
Ejemplar fue sin duda el comportamiento de la grada durante la entrega de premios que reconoció con aplausos el esfuerzo del Larvik durante la eliminatoria y que llenó de vítores al conjunto local cuando decidió dar la vuelta al campo, ante una afición que se resistía a abandonar el pabellón y con él, el sueño europeo.