Helvetia Anaitasuna volvía a pisar el suelo de La Catedral como equipo de la máxima categoría del balonmano español 28 años después, casi tres décadas sumidos entre pocas luces y demasiadas sombras, la última de ellas, la fase de ascenso de Huesca, donde los pamploneses mordieron el polvo por tercer año consecutivo. La suerte ha querido que, por el arte de una múltiple carambola, Anaitasuna regrese al lugar del que jamás debió salir, al sitio que le corresponde, al lugar a donde alguna vez perteneció, propio de la grandeza y envergadura de un club con una estructura piramidal, jerárquica, escalonada y con las cosas claras.
Varios de los asistentes al partido de ayer ante el Barça fueron testigos en su día del último partido del Anaitasuna en División de Honor (mayo de 1983, con derrota en Málaga), o la de la vez en la que Anaitasuna, con pie y medio en el infierno, daba sus últimos coletazos en su propia cancha ante el San Dimas justo una semana antes. Los hay quienes sí recuerdan cómo los culés arrasaron el 22 de noviembre de 1982 al equipo de San Juan por 16-36, donde se le vio por última vez vestido de corto a Valero Rivera. Uno de estos testigos, Jesús Aranaz, quien ocupa ahora un puesto de privilegio en la vanguardia del balonmano navarro (presidente de la Federación Navarra de Balonmano), admite que "volver a ver viva la cancha del Anaita es algo único, sensacional. Es el no va más". No obstante, el máximo mandatario de la FNBM, espera que "esto no sea tan solo un espejismo, algo que acabe hoy (por ayer) y que nos haga disfrutar", reconoce. Aranaz asegura que "faltó la guinda, el ganar el partido, pero el Barcelona es un equipo que, hoy por hoy, es muy superior a cualquiera, eso sí, tenemos equipo para mantener la categoría, seguro", asevera.
bonita mañana Al otro lado de la ciudad, en la calle Amaya, otro de los iconos legendarios del balonmano navarro, Álvaro Jáuregui, quien hace 10 años se convirtió en el primer capitán navarro en alzar una Liga de Campeones, admite que pasó "una bonita mañana en el Anaita, donde vivimos una fiesta para todo el balonmano". Jáuregui desempeña en la actualidad labores de gerencia y dirección técnica en el Amaya Sport San Antonio, el otro equipo de la ciudad, que precisamente, cuando su eterno rival vive el mejor momento en las últimas décadas, ha visto como en apenas un lustro, los mejores jugadores del viejo continente han ido abandonando paulatinamente el vestuario antoniano. "Espero que este ambiente vaya a más, que se mantenga, que lo podamos disfrutar todos y que se repita. Quienes hemos vivido esto, sabemos que es algo único e irrepetible", comenta.
rivalidad sana y positiva Curiosamente, otro de los antiguos componentes del campeón de Europa en 2001, canterano también del Anaitasuna y que hoy en día "respira" el balonmano desde los despachos, es Alberto Martín, director técnico de la Federación Navarra de Balonmano. "Ha sido espectacular y muy ilusionante, aunque la derrota era previsible, me quedo con lo vivido antes, durante y después de los sesenta minutos del encuentro", admite el exinternacional. "Pese a la cantidad de abonos que se han vendido, me ha impactado ver tan lleno el estadio, no me lo imaginaba, todo tan abarrotado...", reconoce Martín. Sin embargo, espera que se siga viviendo "en armonía" los siguientes partidos, en especial los que enfrenten al San Antonio. "La rivalidad debe ser sana, positiva y que nos haga disfrutar a todos, que no sirva para dividir y enfrentar, todos lo vamos a agradecer, eso seguro", finaliza.
Quien ayer no podía contener su emoción y excitación, además del "nerviosismo propio de un debut en casa", era Fernando Gurich, el técnico del filial Sanco Anaitasuna, encargado de hornear nuevas generaciones que puedan nutrir el vestuario de sus mayores. "Es una pasada, el día de la final del Itxako (en alusión a la final de la Liga de Campeones que disputaron las de Estella en mayo) fue algo increíble en el colorido, pero lo de hoy (por ayer) arrastra a la gente, la engancha y emociona a cualquiera", asevera el preparador navarro. Precisamente, Gurich es uno de los habituales en las fases finales de las grandes citas internacionales y destaca que el ambiente de La Catedral solo es comparable a "lo que se puede vivir en los mundiales o europeos, es lo típico, me ha recordado mucho a ello", concluye.
El objetivo de Anaitasuna es llegar a los 2.000 abonados y hasta la fecha, están en los 1.900 carnets.