San Antonio y Anaitasuna no se enfrentan en la máxima categoría del balonmano nacional desde hace 31 años, pero mañana volverán a hacerlo en el Universitario. El Amaya Sport contra el Helvetia. Igualados a puntos en la clasificación. Es decir, con la motivación añadida de convertirse durante al menos una semana en el mejor equipo navarro de la Asobal. Casi nada.
No es la primera vez que ocurre, porque el pique deportivo entre ambas escuadras se remonta a muchos años atrás. Y dos voces autorizadas se encargan de recalcarlo: Iñaki Hernández y Alberto Iriarte, exjugadores de ambos equipos. Los dos reconocen que tienen intención de acudir al pabellón para presenciar el choque en directo, aunque Hernández se lo replantea al enterarse de que también tendrá la oportunidad de ver el duelo por televisión. "Mejor tumbado en el sofá", suelta entre carcajadas.
Tanto uno como otro han defendido la camiseta de San Antonio y Anaitasuna, por lo que saben de qué hablan cuando se les cuestiona por el histórico derbi que se va a reeditar mañana. "Estoy volviendo a vivir lo que viví en mi época", señala Iñaki Hernández (Pamplona, 1952). "Es bonito que vuelva el derbi y además en la máxima categoría", añade el que fuera extremo de Anaitasuna durante seis o siete temporadas, "ya no lo recuerdo bien", explica, y del San Antonio durante ocho campañas. Un menudo extremo derecho de 1,69 metros de altura al que también le tocó actuar como lateral. "En nuestra época, todos jugábamos de todo", matiza, a la par que tampoco olvida que jugaba en el extremo derecho a pesar de ser diestro. "Antes no había tantos zurdos para jugar en una posición específica y éramos muchos los que jugábamos en la derecha sin ser zurdos".
Un partido especial Recuerda Hernández que los partidos entre San Antonio y Anaitasuna eran de rivalidad, "otra historia". Y considera que ahora ocurre algo similar. Centra más su atención en Anaitasuna porque es donde se formó como jugador y dice que "no es normal que un club como el nuestro haya subido casi de rebote y tenga 2.000 abonados". Puntualiza que la rivalidad que existía en su época, aquella en la que se produjo el derbi entre los dos equipos navarros en la máxima categoría del balonmano nacional en la temporada 1979-1980, la última hasta la actual en la que San Antonio y Anaita han coincidido en la élite, "era sana". "Pienso que nuestros partidos eran más especiales que el de mañana porque ninguno de los jugadores éramos profesionales y casi todos éramos de Pamplona. Sin embargo, ahora hay cada vez más gente de fuera, aunque también tiene mucho mérito que haya dos equipos navarros en una Liga, la Asobal, de solo 16 equipos", matiza.
Iñaki Hernández recuerda los enfrentamientos entre San Antonio y Anaitasuna como "una fiesta del balonmano". "Eran partidos bonitos", rememora y añade que "se jugaban por la mañana y el pabellón se llenaba. Era la fiesta del balonmano y espero que mañana se repita otra vez todo aquello".
Por la misma línea discurre el discurso de Alberto Iriarte (Pamplona, 1961), exportero de Anaitasuna y San Antonio. El meta recuerda vagamente que el último derbi navarro en la élite lo vivió en el banquillo, aunque sí que tuvo tiempo de vivir después enfrentamientos entre ambos equipos en una categoría inferior. Y a pesar de ello, la intensidad era la misma. Eso sí, solo dentro de la pista. "Existía rivalidad entre los jugadores, pero igual había más entre los aficionados. La verdad es que el que ganaba sí que sacaba un poco de pecho por la calle, ya que casi todos éramos de Pamplona, pero nos llevábamos muy bien entre nosotros".
Para Iriarte, también "es bonito ver a los dos equipos otra vez en la máxima categoría, aunque se echa de menos que no haya tanta gente de casa como antes". A diferencia de Iñaki Hernández, el exguardameta, que asegura que ya tiene entrada para el choque, vivirá el enfrentamiento con neutralidad. "Comencé a jugar en Anaitasuna, pero luego también pasé unos años muy buenos en el San Antonio", explica, a la par que añade que también militó dos ejercicios en un equipo malagueño de la División de Honor.
anaitasuna ganó los últimos La última ocasión en la que San Antonio y Anaitasuna se vieron las caras en la máxima categoría, los dos derbis cayeron del lado de Anaitasuna. El primero de ellos llegó en la jornada inaugural de la temporada 1979-80 y ganó Anaita como local. Lo hizo con relativa autoridad (25-21) y repitió en el choque de vuelta (19-21), disputado en el antiguo Ruiz de Alda, el actual Larrabide. No resultó una temporada afortunada para el San Antonio, que perdió la categoría al concluir la Liga en 11ª posición (entonces competían 12 equipos), mientras que Anaitasuna, que terminó décimo, pudo mantenerse en la élite tras derrotar al Arrate en una eliminatoria de promoción a doble partido, con derrota en Eibar (23-22) y victoria justa y holgada en Pamplona (28-21).
En aquel curso no se cumplió la teoría que desarrolla Iñaki Hernández. "Generalmente, los pronósticos no servían para nada en los enfrentamientos entre San Antonio y Anaitasuna porque, cuando un equipo parecía estar mejor que el otro, era el que estaba peor el que se llevaba la victoria". Pretende justificar el exjugador de ambos clubes con esta afirmación que poca importancia tiene la posición en la clasificación en la tabla de los dos equipos navarros cuando les toca verse las caras, aunque en esta ocasión los dos llegan igualados a puntos. Considera Hernández que hay que tener en cuentra otros asuntos, como el factor cancha. "A pesar de que se juega en Pamplona, cuenta; y mucho. Y es que los árbitros tienden a favorecer al equipo más fuerte y al local. Por eso, espero que los árbitros no estén condicionados y dirijan el encuentro lo mejor posible", desea. No obstante, también puntualiza que las canchas han cambiado mucho. "El San Antonio jugaba antes en el Ruiz de Alda, con las paredes muy cerca de la pista, y ahora se va a jugar en el Universitario. Ahí la cosa cambia".
Alberto Iriarte está de acuerdo con Iñaki Hernández. "Influye mucho jugar en casa porque los partidos como local son vitales. Y más para dos equipos que pelean por mantener la categoría. La gente aprieta mucho desde la grada y es un punto a favor para el que cuenta con el apoyo de su público".
En definitiva, que la fiesta del balonmano navarro vuelve. Elevada a su máxima potencia. En la máxima categoría. Con la afición de nuevo entregada a un deporte que vuelve por sus fueros. Con dos equipos dispuestos a dejarse todo en la cancha. Como hace 31 años.