Melvyn Richardson, hijo Jackson Richardson, histórico central que militó en las filas del extinto Portland San Antonio entre el 2000 y el 2005, vuelve a casa, vuelve a Pamplona, para seguir con la tradición familiar, el balonmano. Y es que Melvyn pasó gran parte de su infancia en Navarra, vivió desde los tres años hasta los ocho en Larragueta, y tiene varios amigos en Pamplona y muy buenos recuerdos de su niñez.
Melvyn vuelve a Pamplona convertido en el líder de su equipo, es el máximo goleador del Chambery en la copa EHF con 20 tantos, y fue nombrado MVP del último partido que disputó en la D1 francesa, en el que anotó 12 tantos de 15 lanzamientos que realizó. No solo eso, además, el pasado agosto conquistó junto a la selección francesa el Campeonato del Mundo júnior. Por lo que de seguir así, el heredero de Jackson Richardson podría seguir los pasos de su padre, que llegó a ser el primer francés en conseguir el Premio a Jugador del Año por la IHF que logró en 1995 y fue abanderado de Francia en los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas.
Melvyn espera poder hacer un “gran partido” hoy a las 20.00 horas ante el Helvetia Anaitasuna, y ante la afición que un día estuvo animando a su padre. Melvyn asegura que será un partido “muy especial”, “vuelvo a casa, a mi ciudad y estoy muy contento”, aseguró.
El joven lateral francés se mostró emocionado al recordar los buenos momentos vividos en Pamplona durante su infancia y aseguró estar “muy contento” de volver a lo que considera “su casa”: “Estoy muy contento de volver a Pamplona, no ha cambiado mucho, todo sigue igual. Me recuerda mucho a mi infancia, he vivido muchas cosas buenas aquí. Espero volver a encontrarme con mis amigos. También recuerdo mi pueblo (Larragueta) de cuando vivía aquí con mis padres, que también han venido conmigo”. La familia Richardson ha vuelto a Pamplona gracias al balonmano, que tantas alegrías dio en su día a su padre y que tanto les une ahora. Aunque Melvyn asegura que su padre no le da ningún consejo, “lo único que me dice es que juegue como yo sé y que me divierta en el campo, que soy joven y tengo que aprovechar el momento”. Y se ríe y se muestra sorprendido cuando le comparan con su padre: “No jugamos en el mismo puesto y no podemos compararnos, pero me gusta mucho el balonmano y quiero continuar y ganar muchos partidos” remarcó.
En cuanto al partido frente al Helvetia Anaitasuna, aseguró que lo han preparado muy bien, “porque es muy importante ganar aquí para clasificarnos para los cuartos de final”. “Estoy muy contento de disfrutar de la competición europea, jugamos contra un muy buen equipo, que ganaron al Bucaresti y perdieron solo por uno en Ystad, será un buen partido y espero ganar ante un gran público” aseguró un Melvyn emocionado de volver a jugar en la que fue su casa, donde pasó su infancia, y con muchas ganas de demostrar ante el público que un día aplaudió a su padre que puede seguir sus pasos.