Miguel Etxeberria no para. Da igual que la competición esté parada por el Mundial de Dinamarca, Noruega y Suecia. El entrenador del Replasa Beti Onak sigue trabajando con el equipo de cara a la segunda vuelta de la Liga Guerreras Iberdrola –que reanuda el 22 de diciembre en la pista del Mecalia Guardés–, prepara con la selección navarra Infantil el CESA de Catalunya de enero y acaba de debutar como seleccionador de las Guerreras Promesas –generación 2008/2009– primero en Íscar (Valladolid) con amistosos y recientemente con un doble triunfo en partidos oficiales ante Portugal en Béjar (Salamanca). Vive por y para el balonmano, un deporte que ha mamado desde la cuna, del que se ha impregnado en un pueblo de amplia tradición como Villava-Atarrabia y que le absorbe muchas horas y pensamientos. En una charla calmada y pausada, Etxeberria habla de cómo ve al equipo hasta la fecha, de cómo han encajado las nuevas piezas, del varapalo que supuso la nueva rotura del cruzado de Aileen Ripa tras un año de baja y de la soledad que llega a sentir el entrenador en su labor diaria por muy arropado que esté, como es el caso.

¿Cómo valora hasta ahora la campaña del equipo?

El balance es muy bueno. Comenzamos la temporada con muchos altibajos en cuanto a lesiones, golpes y gente que faltaba, haciendo una preparación un poco incompleta sobre lo que preparas, algo que siempre genera dudas para el inicio. El empezar con victoria eliminó un poco esos fantasmas de la pretemporada y nos hizo entrar en la competición con mejor pie. Ha sido una primera vuelta en la que prácticamente no hemos contado con el grupo entero en ningún partido, pero tener ocho puntos a estas alturas, siendo nuestro segundo año en la Liga y uno de los equipos por estabilizarse en la categoría, es algo positivo.

¿Esperaba contar con más puntos, según han ido algunos encuentros?

Sí que habíamos marcado algunos partidos como muy importantes para conseguir puntos, pero luego cada uno se decide por tantos detalles que tampoco puedes marcarte un número determinado. No nos pusimos ese objetivo y sí el de hacer bien las cosas, puesto que eso posibilitaría que fuesen llegando los puntos. Pero creo que tenemos un casillero acorde a la realidad y a lo que hemos merecido.

El no poder contar de inicio con jugadoras como Brasil Pereira y Gabi Romero, fichajes de este año, o con Aileen Ripa y Ainhoa García Durán, ¿le ha cambiado mucho el planteamiento?

Sí. La idea inicial se te rompe un poco, aunque sabemos de la polivalencia de muchas jugadoras y de gente de la cantera que está preparada para competir con nosotras. Lo solventamos de la mejor manera posible. Además, es cierto que con las bajas hay jugadoras que dan un rendimiento mayor por el hecho de tener que suplirlas y eso ha permitido que el equipo se hiciese fuerte en momentos de debilidad.

Hay jugadoras que han tirado más del carro.

Así es. Tienen que asumir ese protagonismo, ese papel que es suyo, y en días que están menos arropadas por estas lesiones, dar un paso adelante. Algunas han aprovechado esta circunstancia y han crecido mucho.

¿Por ejemplo?

Nerea Canas ha estado desde el principio muy bien, no ha tenido ese período de adaptación tan cómodo y desde el minuto uno nos ha dado un rendimiento muy bueno. Otra jugadora ha sido Almudena Gutiérrez, que ha asumido ese papel protagonista defensivo desde el inicio y está sacando ese techo alto que tiene. O también Isi Fernández-Agustí, que se ha adaptado rápidamente y nos ha dado mucho en todas las facetas del juego. Podría decir más porque, en general, creo que el colectivo ha dado un paso adelante.

Ha nombrado a tres fichajes. Por lo que dice, las incorporaciones han encajado muy bien dentro del núcleo del equipo.

Sí. La base del equipo tiene otro poso, ha madurado mucho, y los refuerzos nos han dado ese fondo de armario para rotar más y que la gente apriete también a la hora de entrenar. Son caracteres muy buenos, humildes, han venido con toda su predisposición a ayudar al equipo desde el principio y hemos tenido un acierto pleno con ellas.

Cuando parecía que el equipo ya se iba completando, regresa Aileen Ripa un año después y se rompe de nuevo. ¿Cómo ha vivido el equipo este nuevo revés?

Sinceramente, hasta ese momento era uno de los días más bonitos que estaba viviendo como entrenador. Por el hecho de jugar en casa y ver a Aileen de nuevo en la pista, con la gran ovación que se llevó. Se nos puso la piel de gallina a todos. Quizá fue además la primera parte más completa que hemos jugado en esta Liga, salía todo rodado ante el Oviedo y el día era idílico. Yen una acción, todo se vino abajo. Nos quedamos todas bloqueadas. En ese momento nos pudo mentalmente su lesión y nos costó sacar la victoria. El equipo quiere mucho a Aileen, porque tiene un carácter que encaja muy bien y es muy fácil quererla. Es una de nuestras capitanas, canterana además, toda la base se ve reflejada en ella y ha sido también entrenadora de la escuela. En Villava se le aprecia mucho y todo el mundo ha sufrido con su lesión. Fue un palo. Pero hay que reponerse, ayudarla y acompañarla. Queremos que vuelva bien y motivada para disfrutar, que ya se lo merece.

El entrenador del Replasa Beti Onak, en el parque Ribed de Villava-Atarrabia.

El entrenador del Replasa Beti Onak, en el parque Ribed de Villava-Atarrabia. Oskar Montero

En un pueblo como Villava-Atarrabia, donde se ve crecer a las jugadoras desde pequeñas, ¿varapalos como los de Aileen se sufren más?

Yo creo que sí. Aileen lleva mucho tiempo jugando, ha hecho todo el camino en casa, y con el paso de los años se le tiene un cariño especial. La gente se ve reflejada en ella, porque al final es tu vecina de toda la vida la que está jugando en la máxima categoría. Y de ahí el golpe tan duro que fue.

Usted también es de la localidad de toda la vida. Entrena en el club en el que ha crecido y acaban de nombrarle seleccionador de las Promesas. ¿Se imaginaba alguna vez llegar hasta aquí?

No. Siempre me ha gustado el balonmano y siempre lo he practicado desde pequeño. Por circunstancias me ha tocado ayudar en la escuela, porque iba creciendo y hacía falta entrenadores. Pasó de ser una afición a querer aprender más y, por circunstancias que no esperaba, se dio la oportunidad de entrenar a este equipo. Luego te va pillando todo por sorpresa y te tienes que poner al nivel a pasos agigantados, porque pasas de estar en la base, con la que todavía trabajo, a pelearte con entrenadores que antes veías en la tele y a los que ahora les tienes que plantarles cara. Te vas haciendo a todo ello, aunque no era algo que tuviese en mente desde el principio. Ahora intento disfrutar y aprender.

Aunque se ve que está muy arropado por su cuerpo técnico y por las jugadoras, ¿es cierto eso de la soledad del entrenador?

Sí, yo la siento. Yo estoy muy acompañado. Tengo un cuerpo técnico maravilloso y unas jugadoras con las que congenio muy bien, pero es cierto que el entrenador tiene ese punto de soledad y hay que convivir con él aunque no guste. Hay momentos en los que te sientes solo, no son nada fáciles. Se vive todo multiplicado por siete, sobre todo batallas mucho con tu cabeza buscando soluciones. Sobre el entrenador cae mucho peso y es una mochila que hay que llevar, pero es parte de su función.

“Con Lysa Tchaptchet se nos cae la baba. La hemos visto desde pequeña y está dando pasos de gigante cada vez que sale a competir”

¿Es de los que se lleva el balonmano a casa o es capaz de desconectar?

Desconectar es muy necesario para coger luego fuerzas de nuevo, pero reconozco que yo soy de los que se lleva a casa todo. No sé desconectar mucho, lo digo como algo negativo. Le doy mil vueltas a todo. Hablo constantemente conmigo sobre qué habría hecho y qué no. Somos entrenadores toda la semana, todos los días y no tenemos horarios de trabajo.

¿No tiene alguna afición que le permita olvidarse de las pistas?

A mí me libera mucho ver a mis amigos de toda la vida que en este caso, por suerte, no comparten mi pedrada balonmanística. Sí que ahora se han volcado mucho conmigo y me van a ver a los partidos y lo viven, algo que agradezco, pero muchas veces con ellos busco lo contrario. Que me cuenten su día a día y hablar de cosas que nada tienen que ver con el balonmano para salir de ese bucle. Y también me libera mucho estar con mi familia. El rato de jugar con mis sobrinas y que me cuenten cómo les va en la ikastola.

¿Qué tal le fue en su primera experiencia como seleccionador de las ‘Guerreras’ Promesas?

Es un lujo poder disfrutarlo. Tienes todas las facilidades del mundo para entrenar y es algo muy bonito, porque es un balonmano más formativo. No hay la presión que puede haber en un club. Es la faceta que más me gusta, puliendo los diamantes que tenemos ahora mismo.

Tener de referencia a las jugadoras que ahora mismo están en el Mundial debe de ser motivante para ellas.

Sí, por supuesto. Son el espejo donde mirarse. Ellas se ven reflejadas en las jugadoras de la selección y las tienen como referentes. Es algo muy bonito.

¿Cómo ve a España en el Mundial y en especial a Lysa Tchaptchet, a la que entrenó?

España va de menos a más, ahora llega lo más exigente, pero con el buen equipo que hay y todo el trabajo junto a Ambros, el rendimiento será bueno. Y en cuanto a Lysa, a nosotros se nos cae la baba, porque la hemos visto desde que era muy pequeña y está dando pasos de gigante cada vez que sale a competir. Está más estable, más situada y sacando ese potencial que se le ha visto desde cría.

Lysa, su hermana Lyndie, Ander Izquierdo, Julen Elustondo, Naiara Egozkue, Iñaki Malumbres... ¿Qué tiene Villava-Atarrabia para que salga tanto bueno en balonmano?

Es algo que sería interesante de saber (se ríe). Es un pueblo con mucha tradición en este deporte, se vive, se ha vivido desde la infancia en muchos casos y es algo que se respira. Ojalá este pueblo siga en lo más alto del balonmano.

¿Qué espera de la segunda vuelta?

Creo que vamos a disfrutarla, porque el equipo está en un momento bueno. Queremos ser competitivas, recuperar a la máxima gente posible, mejorar la primera vuelta y lograr el objetivo de la permanencia cuanto antes para pelear por algo más.