Aitor y Santos García: familia de capitanes
El nuevo capitán del Helvetia Anaitasuna tiene muy cerca el espejo en el que mirarse: su padre, exjugador del club, también portó el brazalete en su época
Hace cuatro años, en la primera entrevista que concedía a un medio de comunicación tras debutar en la Liga Asobal y ser convocado con la selección española Júnior, Aitor García declaraba a este periódico: “Mi sueño es ser algún día capitán del Anaita, como lo fue mi padre”. Poco podía imaginarse por entonces aquel joven pivote del filial, que comenzó con 6 años a jugar al balonmano y fue paso a paso formándose por todas las categorías del club, que sólo unas temporadas más tarde, en 2024, su deseo se iba a hacer realidad: con 23 años, tras una gran evolución en el equipo, el jugador navarro capitaneará al Helvetia Anaitasuna en la 14ª campaña de la entidad en la máxima categoría. Anhelo cumplido.
Aitor García Duo (Pamplona, 25/01/2001) ha cogido el testigo de Antonio Bazán, quien va a continuar durante un tiempo su formación como médico rehabilitador en Badalona. Sin embargo, no estará sólo en esta aventura. Le acompañarán Julen Elustondo y Oleg Kisselev como segundo y tercer capitán, respectivamente; un vestuario que conoce a la perfección y le arropa; un cuerpo técnico liderado por Quique Domínguez en su quinta temporada como entrenador; y, sobre todo, su familia. En especial su aita, Santos García Lautre, que como él fue jugador de Anaitasuna –de 1983 a 1990–, ocupaba igualmente la posición de pivote y con similar edad, 22 o 23 años, también lució por primera vez el brazalete de un club al que ambos están vinculados más allá de lo deportivo. Anaitasuna es, ante todo para ambos, un lugar que ha formado parte de sus vidas en lo personal y en lo familiar.
“Me siento muy orgulloso de que Aitor represente toda esa vida que hemos llevado nosotros aquí en torno al club. Representa a la sección de balonmano del equipo y por mi parte también a mi familia y a mis amigos. Es un orgullo muy grande”, explica Santos, de 60 años. Un sentimiento que, además, no puede evitar reflejar en su rostro.
Y es que el nuevo capitán del Helvetia Anaitasuna no sólo se ha formado deportivamente en la entidad pamplonesa. Prácticamente se ha criado ahí. Mano a mano con amigos como Ander Izquierdo –quien acaba de renovar con el Benfica portugués, donde se ha convertido en su segundo capitán– o Martín Ganuza –quien, a sus casi 24 años, es a día de hoy el jugador más veterano del primer equipo–. Sus respectivos padres, excompañeros de pista, forman también parte de la misma cuadrilla y son incontables las horas que han compartido todos juntos a lo largo de sus vidas. Y no sólo viendo balonmano.
Un deseo lejano
Aitor García, que va a cumplir su quinta temporada en el equipo de Asobal, es un jugador tenaz, trabajador, noble, que ha ido creciendo año tras año, madurando su juego y su carácter, y que tiene una ambición que no oculta. El anhelo por ser capitán no sólo se remonta cuatro años atrás, cuando pronunció aquellas premonitorias palabras en este medio. Viene de mucho antes. “La primera vez que fui a una concentración con la selección española fue en categoría cadete, a unas jornadas de tecnificación en Granada. Los entrenadores nos iban preguntando a cada uno cuál era nuestro sueño en el balonmano. A mí me vino Nacho Moyano, con el que siempre he tenido un aprecio mutuo, y le contesté que, para mí, ser capitán de Anaitasuna. En ese momento quizás no era muy consciente de lo que decía, pero ahí estaba. No pensaba si iba a llegar o no, pero de repente ha llegado”, explica. “Me siento muy orgulloso de lo que he conseguido. Era la meta y el sueño más grande que tenía y los he alcanzado. A partir de aquí, todo lo que venga será bien recibido. Pero estoy muy satisfecho y contento”, añade Aitor.
Muy temperamental sobre la pista, el joven pivote navarro ha sabido madurar y reconducir sus a veces impulsivas reacciones en determinados momentos de los partidos, algo muy importante cuando se trata de desempeñar una labor como la de capitán. Y todo en buena medida gracias, como él recalca, a Kepa Díez, un psicólogo deportivo con el que trabaja desde que empezó a jugar en el primer equipo. “Siento que he evolucionado muchísimo. Esa madurez, en parte, es gracias al trabajo mental que he hecho con él. Un trabajo que considero fundamental en un deportista. Cuando no estás bien de la cabeza y tienes problemas fuera, acabas notándolo en la pista”, resalta. Una ayuda que le ha servido en lo deportivo y en lo personal. “Él fue una de las personas que hizo que no tirase la toalla con el tema de la universidad. Había dejado la carrera de ADE, entré en Historia y Patrimonio, y mi primer año no fue como lo había esperado. Compaginaba la carrera con el balonmano y tuve un momento de crisis en el que no sabía muy bien qué hacer. Kepa fue una de las personas que hizo que yo siguiera. No me dijo lo que tenía que hacer, sino que me ayudó a tomar la decisión. Ahora me quedan nueve asignaturas para terminarla y las he cogido todas”, afirma.
“Estoy muy orgulloso de lo que he logrado. Ser capitán de Anaitasuna era el sueño más grande que tenía”
La decisión de ponerse en manos de un psicólogo deportivo, como él mismo constata, ayudó a Aitor García a adquirir una madurez que se ve reflejada sobre la cancha y que le ha facilitado ahora dar el paso hacia la capitanía. El pivote pamplonés –cuyo abuelo paterno, Agustín García Molero, también jugó al balonmano–, se ve más identificado “con Carlos Chocarro” cuando se le pregunta por sus predecesores, si bien destaca “el compañerismo” de Bazán, de quien hereda el brazalete. “Si puedo transmitir eso al resto de jugadores, su compañerismo y su trabajo, estaría muy bien”, confiesa.
“Aitor no puede dejar de ser él ahora. Su éxito como capitán estará en seguir siendo él mismo”
No obstante, su verdadero triunfo como capitán radicará en ser él mismo. Ser Aitor. Y este es uno de los consejos que su padre, que sabe bien de lo que habla, le da. “No puede dejar de ser él. El ejemplo de Bazán le ayudará a calmar esa mecha corta que puede tener, pero su éxito estará en seguir siendo él mismo”. Una buena lección dada por quien también fue capitán “de un equipo muy joven”, al igual que el de ahora, en una época en la que el liderazgo se vivía de otra forma. “Era algo más de la casa, más natural. Al menos yo lo recuerdo así”, asegura un Santos García que, más como padre que como excapitán, le aconseja “no olvidarse de que todo lo que haga a partir de ahora es ejemplar. No puede dejar de ser él, pero si puede contar hasta cinco antes de hacer o decir algo, va a ser mejor. Va a estar más bajo lupa. Es una responsabilidad”.
Agradecido y motivado
Hasta la fecha, a Aitor García ya le ha tocado alguna vez liderar el famoso grito de Gora Anaita! con el que el Helvetia Anaitasuna se motiva. Le tocará hacerlo muchas más veces. Lo mismo que dar la charla previa a los partidos tras el calentamiento. Es algo a lo que el pivote pamplonés le da “mucha importancia” y asegura que se lo va a “preparar muy bien esta temporada”. Y es que el nuevo capitán del equipo quiere cumplir a la perfección con su cometido. Defiende a capa y espada a este nuevo Anaita que, avisa, “viene con unas ganas increíbles”. “Hemos juntado un equipo con una ilusión terrible”, donde confluyen los refuerzos y “los canteranos que están subiendo”.
A todos ellos liderará y todos ellos le seguirán en la batalla. Fortaleza no le faltará a un Aitor García que tiene un gran ejemplo en casa y que, ante todo, se muestra muy agradecido por el apoyo. Y, aquí, no olvida a algunos nombres propios como los de José Emilio Arrastio, quien fuera delegado del equipo, o Mintxo Ibarrola, quien desempeña ahora mismo esa labor. “Son dos leyendas del club”. Sin olvidar, por supuesto, “a toda la cuadrilla de mis padres y de los hijos que se ha formado. Llevar el brazalete también les representa. Sé que están muy orgullosos y yo también lo estoy de que se sientan así”.