Antonio Bazán Legasa fue uno de los grandes protagonistas el sábado en Anaitasuna. El pivote de Zizur Mayor, a sus 28 años, regresaba a casa. Al hogar al que ha pertenecido durante 11 años. Donde ha crecido como jugador y como persona. El que tuvo que dejar por circunstancias totalmente comprensibles, puesto que su futuro como médico pasaba por seguir formándose en Badalona, en el Institut Guttmann, en la especialidad de Medicina Física y Rehabilitación. Bazán volvió y recibió lo que simple y llanamente se ha ganado: el cariño y el afecto de toda una afición.

Nada más terminar el partido, tras la victoria azulgrana por 31-38 pero con un Helvetia Anaitasuna colosal, Bazán se iba al vestuario. Poco después salía y se juntaba con excompañeros y amigos con los que se fotografiaba y compartía afectos. Siempre con una sonrisa. Así es él. Con afabilidad y cariño, atendía a la prensa, pero repitiendo en todo momento que saldría enseguida a la zona de la pista, donde la chavalería le esperaba para hacerse una foto. Con los niños y con las niñas que querían estar con su referente. Con su ejemplo a seguir. 

Esos mismos pequeños aficionados, y muchos más, le aplaudieron cuando saltó a la cancha en la presentación de los equipos y jalearon su nombre. ¡¡Con el 3, Antonio Bazaaaán!! Anaitasuna se vino abajo. El hijo pródigo regresaba a Pamplona. Dolía verle en el lado contrario y a la vez suponía todo un orgullo. Porque siempre hay que alegrarse de que a las personas buenas les pasen cosas buenas. Y ese el caso de Antonio Bazán.

Bazán, en una acción defensiva sobre Marco Moreno. Iñaki Porto

Durante el encuentro, protagonizó bonitos duelos con su sucesor en la capitanía del Helvetia Anaitasuna, Aitor García. ¿Qué pensarían? ¿Qué sentirían? El uno defendía al otro, después de muchos años compartiendo vestuario. El primer excluido en el Barça fue Bazán (m.6), quien se estrelló con su excompañero Marcos Cancio pasados los 20 minutos de partido, en un mano a mano del que salió victorioso el portero asturiano. Más tarde sería el de Zizur el que se saliera con la suya, al anotar el 14-18 en el m.28. Bazán jugó en defensa y también en ataque. Demostró que no desentona en absoluto en un equipo plagado de estrellas. Él se merece estar en esa constelación.

Un partido 'súper especial'

Tras el encuentro, Bazán reconoció haber vivido un partido “súper especial”. “Nunca me había tocado estar en esta situación. Venía muy nervioso, con mucha ilusión, con mucha emoción por encontrarme con viejos amigos y compañeros”, decía el pivote navarro. “El partido ha sido muy bonito para toda la gente que ha venido. Muy intenso. Anaitasuna ha llevado a cabo un juego muy fluido, muy agresivo, y a nosotros nos ha faltado quizás un poco de acierto y de intensidad. Pero hemos podido sacar los dos puntos, así que muy contento por esa parte”, valoraba un Bazán que al descanso estuvo a punto de irse “hacia al lado derecho del vestuario, el local, pero he rectificado”.

El pivote de Zizur Mayor, abrazando a sus excompañeros. Iñaki Porto

El retorno de Bazán a Pamplona fue de lo más bonito el sábado, unido a un pabellón que congregó a 1.500 personas. Sólo queda desearle suerte y que en un futuro regrese a un hogar donde seguro que le recibirán con los brazos abiertos.