Una de las imágenes amables de la final de la Copa de la Reina la protagonizaron los dos equipos al término del partido. Las jugadoras del Super Amara Bera Bera, campeón, y del Replasa Beti Onak, subcampeón, no dudaron en posar juntas, al lado de sus cuerpos técnicos, y celebrar un torneo en el que las donostiarras fueron justas vencedoras y las navarras se colgaron la medalla de plata por su excelente actuación en su primera experiencia copera.
Y es que esto es balonmano. Un deporte en el que el respeto al rival es máximo. No se entiende de otra forma. Y así lo destacaron los dos entrenadores en la rueda de prensa posterior al encuentro.
"Para nosotros el Beti es un club amigo o muy amigo", aseguraba Imanol Álvarez, entrenador del Bera Bera. "De no haber ganado hoy la Copa, no la hubiese perdido como en otras ocasiones. Que la ganara el Beti también hubiese sido muy bonito. Tengo muchos amigos en el equipo y en el club. Siempre que he ido allí me han tratado estupendamente. La proximidad, el modelo de juego, la manera en que hace las cosas... El Beti se merecía estar en esta Copa y en esta final. Su afición ha demostrado esa alegría y ese saber llevar los valores del balonmano. Eso no pasa en otros deportes", destacaba.
Por su parte, Miguel Etxeberria calificaba a la afición guipuzcoana de "muy respetuosa y animosa", en lo que había sido "una fiesta del balonmano". Algo "muy bonito".
Asimismo, el técnico del Replasa Beti Onak agradecía de nuevo el apoyo de sus aficionados, muy numerosos en Granollers. "Juguemos donde juguemos los sentimos muy presentes. El viernes ya había mucha gente, el sábado se unió más y el domingo ha aumentado. En las buenas y en las malas están, esa es la afición de verdad, así que muy contento de haberles hecho disfrutar y de que hayan pasado un fin de semana lleno de alegría", apuntaba el preparador navarro, que se sintió muy arropado: "Por momentos parecía que hoy jugábamos en casa".