Nacho Moyano no deja de hacer maletas últimamente. Después de seis temporadas en Cangas, a los mandos del Frigoríficos Morrazo, ha llegado a Pamplona para hacerse cargo del nuevo Anaitasuna, que competirá en la División de Honor Plata tras el descenso de la Liga Asobal. Después de unos días de trabajo, de empezar a sentar los cimientos del proyecto, de nuevo ha cogido su equipaje para viajar a Egipto, donde la selección juvenil masculina que entrena disputa del 6 al 17 de agosto el Mundial de la categoría. Será una pretemporada atípica. Para el también director deportivo de la entidad, de 37 años, el balonmano no sólo es un trabajo al que dedica horas y horas del día, sino también es su vida. Una vida que comparte con una navarra, razón que evidentemente ha pesado a la hora de venir a esta tierra y embarcarse en un proyecto –el de reflotar un equipo y una sección– que, pese a las vicisitudes que presenta, le motiva.
¿Cuáles son sus primeras impresiones tras estos primeros días de entrenamientos?
Estoy muy contento, la verdad. Las sensaciones son positivas. Cuando tienes tanta gente joven, lo primero que hay es mucha ilusión y ganas. También es cierto que cuando el entrenador es nuevo, cuando todo es nuevo, los jugadores siempre dan un plus. Al que no le ha ido tan bien, por intentar cambiar la dinámica negativa. Al que le haya ido bien, por tratar de refrendar lo positivo. Y a los jóvenes que les das la oportunidad vienen con muchas ganas de querer demostrar. Ese empuje, ahora mismo, es lo que predomina por encima de todo lo demás.
Como expone, hay muchos cambios en la plantilla. Muchas piezas que hay que encajar. Tiene trabajo por delante.
Sí. Evidentemente, todos debemos ser conscientes de ello. Al final este es un proyecto que seguramente va a rendir mejor más adelante que ahora al principio. Si puede ser mañana, mejor que pasado. Pero tenemos que ser todos un poco pacientes y entender que ha habido muchos cambios respecto a la temporada pasada entre jugadores que suben del filial y otros que se incorporan de fuera. Eso se nota, claro.
Lo primero es, por lo tanto, poner primero la base del proyecto. Reestructurarlo. Eso, ¿cómo se hace?
Entrenando y trabajando mucho. No creo que descubra nada. Yo no lo conozco de otra manera. Le meto muchas horas, el equipo va a entrenar también igual y hay que trabajar. Lo primero en conceptos más técnico-tácticos, metiendo la parte física de todas las pretemporadas y predominado la cohesión del grupo también. Somos todos muy nuevos y nos tenemos que conocer. Hay que aunar todas esas facetas, que sea lo más rápido y, sobre todo, lo mejor posible.
Todos somos de un padre y de una madre, que se dice, y eso cuesta.
Sí y hay que intentar que el padre y la madre de cada uno se lleve bien con el padre y la madre del otro. Procurar que todo fluya y vaya en beneficio del equipo, que al final es lo más importante.
Cuando estaba en el Cangas y decidió fichar por Anaitasuna, imagino que no entraría en sus planes cambiar la Asobal por la Plata, aunque se podía dar y se dio.
No te creas. La gente lo veía como imposible, pero la Liga estaba muy igualada y lo mismo que el Cangas se ha mantenido en Asobal y Anaitasuna ha descendido a Plata, podía haber sido perfectamente al revés. Cuando surge la posibilidad había muchísimos equipos implicados en esa pelea y en esa lucha. Entraba dentro de mis planes esta posibilidad, aunque evidentemente no era lo deseado. Pero mi decisión no iba a cambiar por que este proyecto estuviera más abajo o más arriba. Debemos intentar que Anaitasuna, como club y como equipo, esté lo más arriba posible. Ese tiene que ser el principal objetivo. Estamos hablando de una entidad con la tradición que tiene, que la gente que estaba al mando lo ha hecho extremadamente bien y ha colocado a Anaitasuna como una de las mejores canteras de España. Es algo de lo que debe sentirse muy orgullosa la gente que lo ha hecho posible.
“Mi decisión de venir a Anaitasuna no iba a cambiar por que este proyecto estuviera más abajo o más arriba”
En el último enfrentamiento de Liga de la pasada temporada, el del descenso, se enfrentaron Cangas y Anaitasuna. ¿Qué se le pasó por la cabeza en aquel encuentro?
Ese creo que ha sido el partido más difícil de mi vida. He jugado competiciones muy importantes como una final de un campeonato de Europa, campeonatos de España con críos, play off de permanencia o fases finales de la Copa del Rey, pero diría sin duda que ese fue el más difícil de mi vida. Desde la preparación del mismo, que fue exactamente igual que otro de Liga. Pero esos momentos previos hasta que pitó el árbitro sí que fueron muy complicados. Tenía un sinfín de emociones, no tenía muy claro qué sentir o qué pensar. Una vez pitó, se me olvidó y me puse en modo competición. Quería intentar ganar de la mejor manera posible. Pero es cierto que la preparación fue muy compleja.
En su decisión de venir a Pamplona, ¿qué es lo que más pesó?
Como todo en la vida, al final no es sólo una cosa. En el plano deportivo vengo a un club que tiene muchísimas posibilidades. Incluso en la situación en la que está ahora y de la que todos somos conscientes. Pero sigue siendo uno de los clubes con una de las estructuras más sólidas y fuertes del panorama nacional. No creo que haya tanta gente contratada y con la estructura que tiene. Es algo que hay que poner en valor. En lo personal, a nadie se le escapa la situación que yo tengo. Al final, ha habido una confluencia de todo ello y eso ha hecho que la decisión de venir no fuese muy difícil de tomar.
Por si alguien no lo sabe, usted está casado con una navarra y tiene por lo tanto raíces en esta tierra.
Sí, así es. Ahora mismo en mi casa es imposible entrenar, porque no hay ningún proyecto de balonmano de elite salvo el Alcobendas, que está en la misma categoría que nosotros. Así que cuando hay opción de que uno de los dos esté cerca de la familia, en su entorno... Al final, para un entrenador es muy difícil, porque la conciliación es compleja no sólo con tu pareja, sino con el resto de la familia. Tus fines de semana están hipotecados el 90% del año. Si encima eres seleccionador, sube al 100%. Así que era algo que había que coger. Sería muy idiota de no ser así. Pero es verdad que a veces se pone el foco en que el motivo fue sólo ese, pero hubo muchas más cosas que valoré para tomar la decisión.
La alegría de la familia al enterarse de que venían habría sido inmensa.
Mucha. Cuando les dimos la noticia, al principio no se lo creían. Pero se pusieron muy contentos, por supuesto.
Incluso se casó hace poco aquí.
Pamplona es una ciudad que siempre me ha gustado. Es una de las mejores de España para vivir, sin duda. Yo soy más de ciudad pequeña que de grande. La realidad también es que en Cangas éramos muy felices y, de no haber surgido una opción así, no habríamos cogido cualquier cosa por cambiar. Surgió venir aquí y, evidentemente, nos decidimos. A nosotros Pamplona, a ella por descontado, nos gusta mucho.
Es madrileño, con alma gallega después de tantos años en Cangas y corazón navarro. Los entrenadores no paran, son nómadas.
Yo soy una persona que prefiere ver el vaso medio lleno que medio vacío. Me siento a día de hoy todavía gallego de adopción. Para mí Galicia en general y Cangas en particular me ha tocado muchísimo. Ha sido una parte muy importante de mi vida. Siempre te hablan de la famosa morriña y no te lo crees, pero es una realidad que existe y es un sentimiento que está ahí. Es verdad que siendo entrenador tienes la oportunidad de conocer muchos sitios. Pero si te dan la opción de estar tiempo en un lugar, y yo soy además una persona de proyectos largos, quieres aceptarla. No sabes lo que va a pasar el día de mañana. Así que aquí estamos.
¿Qué le parece el proyecto que está construyendo en Cangas Quique Domínguez? Juan del Arco se ha incorporado además a su cuerpo técnico.
Han hecho muy buen equipo. Cangas es un proyecto que lleva muchos años en la elite. Quique es un entrenador con sobrada experiencia y todos sabemos de sus capacidades. Seguro que este proyecto va a llegar muy lejos. Como aficionado que soy ahora, desde aquí, les deseo la mejor de las suertes.
Por cierto, he leído en algún sitio que en su día, antes de fichar por el conjunto gallego, se le planteó la posibilidad de venir a Anaitasuna y hacerse cargo del filial.
Es verdad que hace mucho tiempo hubo una posibilidad real, una oferta para ser entrenador del filial y coordinador de la base. En su día me costó decir que no.
¿Le gusta trabajar con la cantera?
Mucho. Es al final lo que he hecho toda mi vida. Donde me he movido mejor. En Cangas hemos tenido muchos jugadores gallegos de la zona, de la cantera, entrenando con nosotros. Han debutado varios. Es en gran parte lo que me gusta de mi trabajo.
Va a tener de segundo a Jesús Benedited. No sé si lo ha traído usted o cómo ha sido el aterrizaje aquí.
Con todos los que vienen he hablado yo y llegan con mi visto bueno. A Jesús le conozco desde hace muchísimos años. En Madrid nos hemos enfrentado miles de veces y hemos compartido selección madrileña. Ya había intentado incorporarle varias veces a mis cuerpos técnicos para trabajar conmigo. Así que estoy contento e ilusionado. Tiene mucha capacidad y seguro va a venir muy bien para el proyecto.
Él también va a asumir la coordinación de la base, de la sección. Una sección que necesita un impulso después de todos los cambios producidos.
Sí. Ha habido cambios y se puede hablar de un antes y un después. Hay muchísimas cosas que se hacía muy bien. Como he dicho antes, hay que felicitar a la gente que ha estado aquí, ya que es un proyecto plenamente asentado. Anaitasuna es una de las mejores canteras de España, sin duda. Y Jesús viene también con esa idea. Dar una continuidad a todo lo que se hacía muy bien e intentar darle nuestro toque.
“Hay que felicitar a la gente que ha estado aquí, en la base, ya que es un proyecto asentado. Anaitasuna es una de las mejores canteras de España”
La pretemporada está en marcha y el proyecto iniciado, pero ahora le toca centrarse también en el Mundial juvenil de Egipto.
El pasado año ya me tocó cuando estaba en Cangas. Jesús tiene el trabajo perfectamente estructurado y claro. Lo hemos hablado mucho y yo tengo plena confianza en él.
¿Cuáles son las expectativas de su selección?
Máximas. Tenemos que intentar ponernos un objetivo de llegar lo más alto posible. Si puede ser con medalla, mejor. Pero hay que entender que tenemos una primera ronda muy difícil, en la que estamos tres equipos europeos en el mismo grupo, que en un Mundial no suele ser habitual, y sólo pasan dos. Ese primer escollo es lo que nos tiene más ocupados. Luego, ya se plantearán retos a largo plazo.
Las diferentes selecciones, juveniles y júnior tanto en chicos como en chicas, vienen pisando fuerte. Parece que hay futuro.
Creo que, desde hace mucho tiempo, el balonmano español está en alza. Igual en las primeras categorías no tenemos a los mejores extranjeros o extranjeras como podía ocurrir antes, que venían a jugar aquí los mejores del mundo, pero tenemos un escenario ideal para que nuestros jugadores y jugadoras puedan desarrollarse, siempre y cuando les demos la oportunidad.
¿Y qué le falta en su opinión al balonmano de elite para atraer a todos esos jugadores y jugadoras de fuera?
Los recursos, por ejemplo. Que las empresas apuesten de nuevo por esto y que nosotros también tengamos una tendencia hacia la profesionalización más estricta en todos los ámbitos: económico, de marketing, de publicidad... Hay clubes trabajando muy bien en este sentido. Creo que puede ser el camino para que esas empresas apuesten.
Dedica muchas horas a esto del balonmano, pero imagino que tendrá aficiones fuera de las pistas. ¿Cuáles son?
Ahora mismo poca cosa, porque no tengo tiempo. Pero espero que, cuando todo se vaya encauzando, retome algunas. Me gusta jugar al pádel, estoy bastante enganchado. Allí en Cangas le dedicaba mucho tiempo libre. También, evidentemente, me gusta pasar tiempo con mi familia. Es mi mayor hobby. Nos gusta ir al monte, pasear y somos aficionados también al cine.
EL PROTAGONISTA
Nombre completo. Ignacio Moyano Martínez.
Fecha y lugar de nacimiento. 12/09/1987, Majadahonda (Madrid).
Trayectoria. Empezó en el colegio Virgen de Europa de Boadilla del Monte, donde jugó hasta los 20 años. A los 16 comenzó a entrenar allí también y a los 18 en Carabanchel, ahora convertido en el Ikasa BM Madrid. En 2019 fichó por el Cangas, donde ha estado seis temporadas. Ahora dirige a Anaitasuna.
Seleccionador juvenil. Es técnico de la selección juvenil masculina, con la que está en Egipto para disputar el Mundial. El 6 debutan ante Argelia, el 7 se miden a Croacia y el 9, a Serbia.
Navarra ya la habrá conocido bastante bien. ¿Qué recomendaría?
Pamplona mismo tiene muchísimos sitios que ver. Es una ciudad espectacular. Además, a mí me encanta particularmente la zona de Elizondo y la Foz de Lumbier también me gustó mucho en su día.
Hay que volver a poner el nombre de esta tierra en lo alto de nuevo del balonmano masculino, ¿no?
Sí, ese es el objetivo que tenemos. Siempre y cuando respetemos la competición y entendamos que es mucho más difícil de lo que la gente piensa.