La piel es, posiblemente, la parte más importante del cuerpo. Al quedar expuesta a muchos elementos del entorno, no basta con usar cremas o rutinas para cuidarla correctamente. Es fundamental seguir un estilo de vida saludable, vigilando la alimentación, entre otros factores.
Por eso, hay que fijarse bien en las propiedades de los alimentos y saber cómo influyen en la textura, aspecto y salud del cutis. Además de mantener en buen estado el sistema inmunológico, deben dejar la piel firme y luminosa, para así prevenir el envejecimiento.
Los tres enemigos blancos de la piel
Cuando se trata de llevar una dieta equilibrada, hay que saber que no todo vale: debemos elegir con cuidado los alimentos apropiados. Así lo señala la dermatóloga Ana Molina, en un vídeo publicado en sus redes sociales, donde analiza este tema.
En sus palabras, hay tres ingredientes comunes que pueden perjudicar mucho la piel. Son conocidos como los “enemigos blancos”: el azúcar, la harina y la sal. Aunque sean ingredientes muy comunes, su consumo puede acelerar el envejecimiento.
- Azúcar
El azúcar libre forma parte de los ultraprocesados, así como de los refrescos y bollería industrial. Sus componentes dañan al colágeno y a la elastina. Así, la piel pierde su elasticidad y firmeza.
Esto ocurre por un proceso conocido como glicación. Las moléculas de azúcar se suman a las proteínas, haciendo que la piel pierda su tonalidad y dando paso a arrugas marcadas.
La otra cara de la moneda son las frutas y verduras. Algunas de ellas contienen azúcares que no resultan nada perjudiciales para la salud.
- Harinas refinadas
Las harinas blancas son un ingrediente que, al tratarse de procesados y carentes de fibra, se transforman en glucosa, dando pie a picos de azúcar en sangre. Como resultado, hay más posibilidades de que las inflamaciones aparezcan.
Por lo tanto, esto daña directamente al colágeno, además de agravar problemas en la piel como el acné y la rosácea.
- Exceso de sal
La sal, presente en el sodio, aumenta la retención de líquidos. Esto provoca caras inflamadas, ojeras y una apariencia de fatiga. Por si fuera poco, en caso de que haya líneas finas, la hinchazón puede hacerlas más visibles y afectar también a la salud cardiovascular.
La alternativa definitiva para cuidar la piel
Hay un remedio muy sencillo para poner fin a este problema: volver a los remedios naturales. Por eso, una alimentación en torno a los alimentos frescos y sanos, reduciendo al mínimo los procesados, aporta los nutrientes necesarios para una piel brillante y firme.
Algunos de los alimentos por los que podemos apostar en nuestra dieta son el pescado, los huevos, las legumbres, al igual que otros como, por ejemplo, los frutos secos o el aceite de oliva. Todos ellos son ideales para producir colágeno.
Por otro lado, las vitaminas y minerales esenciales son igual de importantes. Incluso algunas, como la D, se pueden obtener por vías naturales como la exposición solar.