Con el cambio de estación llega el inevitable cambio de armario y es importante hacerlo con tiempo para que, en el caso del otoño, cuando llegue el frío, tengamos ya a mano todas las prendas que nos vamos a poner.

Además de camisas de manga larga, chaquetas y jerséis de lana, pantalones, faldas o vestidos gruesos, así como abrigos o plumíferos, pasan a un primer plano frente a las prendas más ligeras del verano.

Pues bien, a todas estas prendas hay que añadir la ropa de casa y entre ella no pueden faltar los pijamas. Debe ser una prioridad tenerlos listos para que cuando lleguen las primeras noches frías no nos pillen desprevenidos

El pijama adecuado

Pasar frío en la cama puede afectar a nuestro descanso, así que es importante tener preparados los pijamas adecuados: de entretiempo, para las noches de otoño que, aunque son frescas, todavía no son excesivamente frías, y también de invierno, cuando las temperaturas ya bajan de forma notable.

Pijama polar para los días más fríos.

El mejor tejido

En cuanto a cuál es el tejido del pijama más adecuado para que nos proporcione un buen descanso, este va a depender de la estación del año, de la temperatura de la habitación y de las preferencias personales. Sin embargo, hay algunos materiales más recomendados que otros por su comodidad y capacidad para regular la temperatura corporal sin hacerte sudar: es el caso del algodón, el lino o el bambú, para cuando hace calor, y la franela, el tejido polar o la seda, para los días más fríos

Los expertos en salud hablan de la conveniencia de tener al menos tres pijamas para poder lavarlos con relativa frecuencia y tener siempre al menos uno limpio disponible. 

Cada cuánto renovar el pijama

¿Y cada cuántos días debemos ponernos un pijama limpio? Pues bien, la frecuencia con la que tenemos que hacerlo va a depender de varios factores como son la higiene personal, la transpiración y las condiciones del entorno. Es importante prestar atención al estado de la prenda y a cómo te sientes al usarla.

Sin embargo, una recomendación general es cambiarse de pijama cada 3 o 4 días, si se usa solo para dormir y no se suda mucho. Si transpiras bastante por la noche o usas el pijama durante el día para estar en casa, puede ser recomendable cambiarlo con mayor frecuencia, quizás cada 1 o 2 días. También influye si tienes alergias o piel sensible, en cuyo caso podrías preferir cambiar el pijama más a menudo para evitar la acumulación de bacterias o ácaros. 

Un niño viste un pijama de algodón de estrellas.

Consecuencias

Si no te cambias de pijama con la frecuencia recomendada, pueden surgir problemas tanto de salud como de confort. Estos son algunos de los riesgos más comunes:

1- Acumulación de bacterias y hongos

Al usar el mismo pijama durante varios días, el sudor, la grasa corporal y las células muertas de la piel se acumulan en la tela propiciando el crecimiento de bacterias y hongos que pueden causar infecciones cutáneas o mal olor.

2- Problemas en la piel

Usar un pijama sucio puede irritar la piel, provocando brotes de acné, erupciones o reacciones alérgicas, sobre todo si tienes piel sensible. Las bacterias acumuladas pueden obstruir los poros, perjudicando a la piel.

3- Malos olores

El sudor y las bacterias pueden generar un olor desagradable en el pijama.

4- Problemas respiratorios

Los ácaros del polvo y otros alérgenos pueden acumularse en los pijamas si no se cambian con frecuencia. Esto es especialmente perjudicial para las personas con asma o alergias, ya que puede agravar sus síntomas.

5- Alteración en la calidad del sueño

Dormir con un pijama sucio o maloliente puede hacer que te sientas incómodo e incluso afectar a la calidad de tu descanso. La incomodidad puede causar interrupciones en el sueño, lo que te hará sentir menos descansado al despertar.

6- Transferencia de suciedad a la ropa de cama

Si no cambias tu pijama con regularidad, las bacterias y el sudor también se transfieren a las sábanas, lo que a su vez puede generar un ambiente poco higiénico para dormir.

Para evitar cualquiera de estos problemas, es importante cambiar de pijama con regularidad y mantener una buena higiene en tu ropa de cama. Meterse a dormir en una cama recién hecha, con sábanas limpias y envueltos en un pijama que desprenda frescura y un buen aroma, provoca una sensación muy placentera que sin duda invita al descanso.