Iñaki Gabilondo es uno de los periodistas más respetados. A sus 83 años, y ya retirado de la profesión, el guipuzcoano, a quien todavía se asocia con la Cadena SER y en su etapa final con Cuatro, sigue teniendo una voz muy reconocible y con una enorme autoridad, y sus opiniones siguen captando el interés de muchísimas personas. De ahí que lo llamen para charlas y conferencias relacionadas con el periodismo y con la actualidad.
Convivir con la desinformación
Este martes participaba en Málaga en un coloquio junto al politólogo y sociólogo Sami Naïr durante la jornada inaugural del 12º Congreso Internacional de Periodismo de la Fundación Manuel Alcántara y se mostraba pesimista sobre la desinformación que campa a sus anchas en el mundo actual, cuando más fuentes hay para informarse, aunque muchas de ellas no son fiables. "No se va a acabar con las 'fake news', y habrá que vivir con ellas", afirmaba.
"Cumplí anteayer 83 años, y solo tengo que molestar lo menos posible, que no me pregunten lo que hay que hacer", respondía cuando los asistentes, la mayoría estudiantes de Periodismo, le pedían consejos para el futuro, pero apuntaba que "no hay mejor consejo que oponer a la desinformación la buena información". "El futuro lo tendrá quien pueda ondear una bandera que sea interpretada como una bandera de solvencia", sentenciaba.
Diálogo imposible
Gabilondo lamentaba que la polarización actual "hace imposible el diálogo" y advertía de que además "encierra los fanatismos y pone a los fanáticos más fanáticos al mando de las operaciones". Para él, "la pereza intelectual es la gran tentación", por lo que animaba a los asistentes a "cargarse de criterio propio para evitar esta corriente polarizadora".
El donostiarra considera que el periodismo, como el mundo, vive actualmente "en pánico financiero", porque la actual organización económica "ha puesto patas arriba la estructura que sostenía la actividad periodística", que "ha perdido su universo conocido y está buscando otro, tanteando a oscuras, en la niebla".
Mostraba así su preocupación por la crisis, no sólo económica, sino también de credibilidad, que vive la profesión a la que ha dedicado gran parte de su vida. "Nunca ha sido más apasionante trabajar en el periodismo, pero nunca ha sido más difícil vivir del periodismo", admitía Gabilondo, que añadía que "si el periodismo quiere cumplir su papel debe agarrarse del brazo del ser humano y acompañarle en la aventura de la libertad y de luchar por Europa o por los derechos fundamentales".
Pesimismo razonado
Por ello, se preguntaba "si el periodismo va a seguir comprometido con ello o va a olvidarlo para optar por la superficialidad y la banalidad a la que algunos medios están recurriendo para sobrevivir". "No veo en estos momentos muchos motivos para no ser pesimista", reconocía, pero sin embargo invitaba a los jóvenes a no dejarse "arrastrar por la invitación a la derrota".
Como periodista, sostiene que "hay hechos históricos concretos en los que uno no puede no mojarse", como la actividad de la banda terrorista ETA o lo ocurrido en la franja de Gaza y que no se ha cerrado con el alto el fuego.