En el ciclismo de los prodigios, los fenómenos, los dinamiteros, los estallidos y las poses grandilocuentes, Pello Bilbao (Gernika, 25 de febrero de 1990) representa una idea contracultural. Aferrado al estandarte de la regularidad, el rigor y el trabajo, el ciclista vizcaino ha hecho de la fiabilidad virtud. Eso le ha impulsado a ser el mejor corredor vasco de la campaña.

En constante crecimiento, Pello Bilbao cerró el curso con tres victorias de etapa: una en la Itzulia (quinto en la general), otra en el Tour de los Alpes, donde fue líder hasta el último día, y una más en el Tour de Alemania, donde finalizó en la segunda plaza de la general.

La capacidad del gernikarra para ser competitivo y mantener ese empuje le reivindican como un ciclista de garantías en todos los escenarios. Eso ha provocado que concluya en la 17º plaza del ranking de la UCI y en la octava según la clasificación de ProCyclingStats. Por delante de él pespuntan estrellas como Pogacar, Van Aert, Evenepoel, Vingegaard o Vlasov. Eso sirve para poner en perspectiva el logro del vizcaino.

COMPETITIVO TODO EL CURSO

El curso de Pello Bilbao ha sido estupendo de punta a punta. Vigente en todas estaciones y competiciones. Comenzó con el podio en el UAE Tour. A partir de ahí fue quinto en la Strade Bianche y noveno en la Tirreno-Adriático. En el Giro de Italia pastoreó a Mikel Landa, que cerró el podio de la carrera italiana.

A pesar de ello, Pello Bilbao fue capaz de concluir la Corsa rosa en quinta posición. Más tarde compitió en el Tour de Polonia. Finalizó en el podio. En Alemania también triunfó el vizcaino. Cerró el calendario en Canadá con buenos puestos en las dos clásicas que disputó. 

Cada vez más presente entre la nobleza, la búsqueda de la mejoría constante es una de las claves de bóveda para entender el rendimiento del gernikarra, brillante en su madurez, a cada año mejor ciclista.

No ceja el vizcaino en la búsqueda de los detalles que aumenten sus prestaciones. “Mi idea, siempre, es mantener la regularidad. Creo que esa es mi mejor virtud. No es sencillo ser regular, es muy difícil, porque en las carreras pasan muchas cosas”, expuso Pello Bilbao a este diario. 

CAMBIOS PARA MEJORAR

Con más de una década en el profesionalismo, el vizcaino optó por reeducar el pedaleo, un reto enorme, para encarar el 2022. Una tarea muy compleja porque se trata de un automatismo. Volver a empezar. Reaprender. Eso no asustó a Pello Bilbao, que se impuso mejorar el pedaleo para rendir más.

“Es como nuestra seña de identidad, un patrón que has ido forjando con el paso de los años, inconscientemente, subido en el sillín y pedaleando”. El cambio fue bueno para él. Otro punto en el que apoyarse para crecer.

“Está dando frutos. Lo vemos en los datos y también en que el pedaleo es más ortodoxo y estético. Pero el objetivo siempre era ser más eficaz. Seguir mejorando. Mi objetivo es seguir siendo mejor ciclista cada día”. Sobre esa base, antes de encarar la campaña, insistió en obtener más chispa. Alineó la tareas para recuperar la frescura y la explosividad en los finales, indispensable cuando se trata de pleitear por el triunfo. 

"APROVECHARLO AL MÁXIMO"

El rendimiento de Pello Bilbao, con contrato en vigor con el Bahrain hasta 2024, también se debe enfocar desde su ambición. Se aleja de lo acomodaticio el de Gernika, que persigue la excelencia. La alimenta con su deseo de mejorar.

“Ambición no me falta. He cogido mucha carrerilla. Cada año que pasa es una año menos que vamos a pasar en el ciclismo. Las oportunidades van disminuyendo y valen más, si cabe. Lo pienso así. Hay que aprovecharlo al máximo. No se puede perdonar ni una carrera mientras el cuerpo responda bien. Nuestras carreras son más cortas y más razón para aprovecharlas al máximo”. Ese es el credo de Pello Bilbao, que siempre está ahí. Su mejor victoria. El triunfo de la sobriedad.