La muerte repentina de Francis Lafargue cayó este jueves como una bomba entre todas las personas del mundillo ciclista que conocieron al laburtarra, muchos de los cuales se preciaban de tener su amistad.

José Miguel Echávarri fue la persona que le introdujo en el ciclismo profesional. “Recuerdo haber hablado con él cuando ya habíamos previsto ir con el Reynolds a nuestro primer Tour de Francia, en 1983. Él me conocía de mi etapa como aficionado, cuando corría en el Aviron Bayonnais, y se ofreció para ayudarnos en el Tour, porque tenerle de intérprete en los hoteles y con la organización de la carrera era un lujo. Empezamos así una andadura que duró mucho en el equipo y una amistad que hemos mantenido siempre”.

El exdirector deportivo de Abárzuza explicaba ayer: “La muerte de Francis ha sido un golpe muy inesperado, yo creo que incluso para él. El mismo jueves por la mañana me había mandado un mensaje para darme la noticia de que se había muerto el exciclista Jesús Aranzaba, con el que yo coincidí. Y esta mañana (por la mañana de ayer) me ha llamado Eusebio Unzué para decírmelo y me lo ha tenido que repetir dos veces por lo sorprendido que me he quedado... Francis iba a venir esta semana a hacer una excursión por Navarra con un amigo de aquí y estaban pensando en visitar las Bardenas...”.

Respecto a la calidad profesional de Francis Lafargue, Echávarri no escatima los elogios. “Fue la voz de Perico Delgado y de Miguel Induráin en la tele francesa. Cada vez que había una entrevista, Francis Lafargue organizaba. Y después de hacerlo con nuestro equipo lo siguió haciendo con otros como el Murias o el Kern Pharma. Y ayudó también a organizadores de carreras e hizo gestiones, para ayudar a la gente del ciclismo, que nunca se sabrán. A nosotros, además de la labor de jefe de prensa, nos ayudó en batallas muy duras en los despachos, momentos de mucha tensión en los que su colaboración fue fundamental”.

Y si destaca lo profesional, aún incide más en la calidad humana del laburtarra. “He hablado en estas últimas horas con muchos exciclistas de aquella época, un poco por compartir la pena, y hemos coincidido todos en que era un hombre entrañable, honesto, muy majo, muy discreto. Era una persona muy afable. Nos quedamos un poco huérfanos de alguien que ha sido un referente en el ciclismo para todo el que ha tenido la suerte de compartir momentos con él”.